21
Los capeones
Theo se quedó contemplando la espalda de su novio Neville Longbottom, uno, tal vez dos minutos, preguntándose ¿Por qué no habían conversado desde entonces? Vacaciones, dos cartas habían llegado a su morada escritas a el puño tembloso de su novio y después de largos días de hastío había olvidado por completo que tenía pareja por la escasez de interés, es más, había recibido cuatro cartas de quien ni siquiera era algo suyo. Ernie Macmillan, cartas que no se tomo la molestia de responder, claro, pero las leyó, el aburrimiento al vivir solitario había ganado, pero no tanto como para hacerlo atender las largas cartas del alto y rubio pesado.
Se sumergió en sus más exhaustivos pensamiento al estar viendo al trecho del chico. En un principio de la relación todo había sido como una novela romántica de esas que el leía oculto al fondo de la biblioteca; salidas clandestinas, abrazos, platicas, tomadas de mano, todo era tan cursi que le daba asco, ¿Cuándo se suponía que empezaba lo emocionante? ¿El dolor de panza? ¿La emoción incensaría? No habían tenido ni un solo beso, aun no se había dado ese gran paso de una relación, creía que los dos no sabían el porqué, tal vez era el temor, quien sabe, pero ahora incluso ni siquiera se había llegado a ver, sobre todo por la parte Gryffindor.
Había dado tantas excusas para no verse que ala segunda vez que le pidió una salida se cansó, pero no lo entendía. De un día a otro (Casi literal) Neville había dejado de ser aquel chico dulce, ingenuo y gracioso que creía conocer, a uno que apenas le dirigía la mirada...
¿Qué había pasado en esas vacaciones?
Entonces de repente un golpe en la mesa y un punto amarillo se enfoco de la nada enfrente de él obstaculizándolo de la vista que tenia de su novio. El rey de roma que le había enviado cartas como loco acaba de asomarse, y no sabia si era un estúpido o que era.
¿Qué hacía sentando en una mesa que no le correspondía?
—Disculpa...— Dijo Nott usando un matiz meloso en su voz completamente falaz— ¿Eres idiota? ¿Qué haces aquí? — Le pregunto al chico enfrente de el que fue desvaneciendo su sonrisa y miro a los lados.
—No veo el problema— Alego Ernie —No hay nadie, y te veías solo. Viene a hacerte compañía—Sonrió como niño.
—No necesito de compañía, me gusta estar solo y tú, y tu cabellito rubio dorado me afecta esa paz— Comento el castaño tratando de ver por encima de los hombros anchos de Ernie a su novio.
—Todo necesitan de compañía, eh, ¿Por qué no contestaste mis cartas? — Ignoro la mala leche de Nott y siguió tratando de sacarle platica.
—En realidad me gustaría saber cómo es que conseguiste mi dirección— Lo ignoro y cambio de tema, en realidad se la había pasado cuestionándose eso desde hace días.
—Oh...Bueno, es fácil yo...— Pero Theo ya no estaba escuchando para nada. Una chica, Hannah Abbott, prefecta de Hufflepuff estaba alado de la mesa donde Neville se alimentaba, pero estaba hablando con su novio y los dos parecían que se conocían de años, y se molestó, no obstante, se irrito más cuando escucho esa horrenda suposición por parte de Ernie.
—Humea mientras se sirve— Corrigió dirigiéndose al rubio que dejo de hablar midiéndose el labio inferior—¿Quién dijo que no lo hacía? — Pregunto indignado.
—Yo— Contesto Ernie lleno de decisión y sonriendo de lado al ver que los ojos de Nott le veía a él, y solo a él. Había logrado su vil objetivo.
—¿Así? ¿También dirás que sabe bien? No sabes nada— Regaño el de mirada azul apretando las cejas y viendo con dureza a Ernie que estaba forzándose a sonreír y no tener miedo de ser degollado por el cuchillo sobre la mesa, muy cerca de la mano del otro brujo.
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¿ 𝙶 𝙰 𝚈 ? | ᴴᵃʳᶜᵒ
FanfictionLas cartas llegan un día inesperado. El Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería ha vuelto a abrir sus puertas tras una guerra que solo se conservara en los libros de historia, y no en sus pilares reconstruidos. Harry Potter y sus amigos regresan para...