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Chicas


Al día siguiente Harry Potter estaba arrellanado en el asiento enfrente del escritorio de la directora. Eran las cinco treinta de la mañana, algo temprano, pues el llamado de su carta se había pospuesto ayer y había sido removida hoy, por una situación, y aunque eso claramente no era nada, a él le había molestado sin dudas, ya que, si la reunión hubiera sido justo para hoy, ayer no hubiera tenido que prorrogar su charla con Malfoy.

Sin embargo...

Harry se tocó el puente de la nariz, no sabía si realmente debía estar molesto, aun no tenía las respuestas de esas preguntas, debía sentirse aliviado de haberse salvado de esa, además, había hecho enojar a Draco por no haber pensado en terminar con su novia, pero ¿Acaso no tenía el también ese problema? ¡Ayer estaban muy contentos sostenidos de las manos!

—!Señor Potter!

Harry se levantó de su asiento tan rápido que hizo que la silla saliera volando hacia atrás, aunque lo que más sonó en aquel cuarto, no fue el hecho de que la silla choco contra la pared de atrás, si no que varios objetos en la oficina de la directora, —que aparentemente estaban levitando alrededor de Harry— cayeron al suelo, rompiéndose en un fuerte resonar. Harry vio los objetos rotos hecho un manojo de nervios.

—¡Lo siento tanto! — Emitió Harry en un lamento ahogado, al haber sacado la varita de su túnica para arreglar lo que rompió. No obstante, quien se le adelanto a hacerlo fue la misma directora. Harry se giró a verla con culpa.

—Solo...—Le dio una mirada rápida por arriba de sus gafas—Procure controlar su magia señor Potter...—Señalo la directora, pasando a la oficina seguido de tres alumnos de Hufflepuff que tenían algunos rasguños y curitas en el rostro. Harry les ignoro pues aún se sentía avergonzado por lo de antes—Escuchad...—Inicio la directora, tomando asiento en su respectiva silla—Señor Potter, ¿Conoce a estos chicos? — McGonagall los apunto con la mano y el atañido, se volvió a ver a los tres chicos. Sus esmeraldas, pasaron de arriba a abajo, y estos le miraban a él con enojo, pero Harry simplemente se giró a ver a la directora y negó, vaya, pues nunca los había visto en su vida—Bueno los señores Kane...Perr  y Bush, si lo recuerdan, porque ellos dicen que usted los ataco...

—¿Qué? — Exclamo furioso y volvió a ver a los tres chicos que se sobresaltaron al ver que los cuadros de la oficina se había enchuecado. Harry les observo mejor y con la peor mirada posible, y ahí se dio cuenta de que realmente los conocía. Aquellos chicos eran los que había intentado golpear a Malfoy en el salón de pociones. Apretó los puños y dio un paso al frente de los chicos que dieron uno atrás, vaya estupidez la que habían inventado—Yo no hice nada directora, ellos se lo han inventado todo— Se quejo Harry volviendo a ver a la directora.

—Ellos tiene un testigo...

—¿Un qué? — En ese momento la puerta del despacho de la directora se abrió y previo a eso, su jefe de casa, Ó Sullivan, acompañado de Anthony Goldstein entraron, el ultimo con una sonrisa. Harry no pudo evitar gruñir. Ese bastardo, pensó siguiendo al chico con la mirada.

—El señor Goldstein, afirma que usted fue quien utilizó el hechizo depulso en sus compañeros— Comento la mujer. Harry no supo cómo negar eso, en cierta forma eso era verdad, uso ese hechizo en ellos, pero, ¿Acaso nadie iba a hacer mención de lo que realmente paso?

—A no ser que yo haya visto a alguien más y no hayas sido tu Harry— Interrumpió el castaño los pensamientos del chico, con voz calmada y acercándose a Harry que frunció más el entrecejo ¿Quería echarle la culpa a Draco? Harry vio a los tres alumnos que esquivaron la mirada, claro, no tendría la oportunidad de ganar, eran cuatro, contra su opinión, y sobre todo si este ya tenia un pie donde fácil le podían culpar.  Si decía lo que de verdad paso ellos se negarían y tenia a Goldstein de su lado, lo único que le quedaba era...

¿ 𝙶 𝙰 𝚈 ? | ᴴᵃʳᶜᵒDonde viven las historias. Descúbrelo ahora