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El recuerdo más feliz



El profesor Slughorn no fue despedido, pero si se ganó una advertencia y un castigo, el cual Harry pudo llegar a ver una vez al deambular por las mazmorras en la noche en busca de su novio el prefecto haciendo el rondín. El castigo, (si pudiera llamarse asi) no era más que rellenar varios reportes a puño y letra, y hacerse cargo de varias guardias nocturnas. Aquello le había puesto satisfecho, aunque no fuera lo que el quería que pasara al respecto. Pero, la idea de que solo se mantuviera lejos de Draco ya era bueno para él.

Durante los días que siguieron, en el colegio no se habló de otra cosa que no fuera sobre la relación de Harry y Draco. Ya todos sabían que Draco y él eran novios completamente formarles, por lo que ya no les molestaban los murmullos sobre que ellos eran una falsa mentira, y, sin embargo, lo que más le ponía feliz a Harry era que Draco lentamente había dejado de lado lo de ser reservado con las muestras de afecto y ahora era todo lo contrario dejando en claro a todos, y sobre todo a Harry, que realmente su novio no era un seguidor del protocolo de sangre pura que prohibía las muestras de afecto. Aun sabia donde y cuando mostrarlas, por ejemplo, Draco no solía besar a Harry enfrente de los profesores o darle besos demasiado fuera de tono por los pasillos, como algunas otras parejas dejaban ver. Se besaban con toques cortos, simples e inocentes que a Harry le parecían una maravilla, y que algunos estudiantes creyeron que era una ventaja para ellos, concluyendo que ahora Draco Malfoy dejaba de ser el mismo chico rudo de antes por haberlo visto dándole besitos a Harry en las mejillas un día. Varios terminaron equivocados y avergonzados por los insultos mortales que recibieron de parte de Draco después, pues si, parecía ser todo un bombón de dulce con Harry, pero no había dejado de ser diferente con ninguno otro, él era el mismo.

—Es curioso ahora que me lo explicas...— Dijo Draco tras acabar de meditar.

La pareja estaba sentada uno en cada esquina de uno de los alfeizares de los arcos del primer piso del castillo. El patio estaba a la vista alado de ellos y la fuente de piedra al centro estaba dirigiéndoles debes en cuando chorros de agua a los alumnos que pasaban distraídos, parecía divertida. Tenían un descanso antes de que Harry fuera a clases de historia de la magia con el profesor Binns, por lo que lo estaba aprovechando comiendo porquerías varias.

—Estaba preparado para usar mi patronus cuando...   

¡Crack! 

Harry partido su varita de chocolate a la mitad y le entrego el pedazo más largo a Draco, quien al tomarla le metió una mordida sutil al dulce con una sonrisa en su rostro.

—Tampoco me gustan los dementores— Confeso Draco, mirando el patio. Un grupo de chicas que pasaban se le quedaron viendo con curiosidad y las bocas abiertas. El las ignoro y volvió la vista a su novio sentado enfrente de el con las piernas caídas a los lados del alfeizar.

—¡Ey! —Emitió Harry meneando las piernas y entusiasmado de repente—Jamas me has dicho como es tu patronus— Dijo y se metió a la boca un pequeño dulce de color negro sin verlo, segundos después a Harry le salio humo por las orejas haciéndole agitar la cabeza y a Draco haciéndole reír—¡Uuf! Diablillo de pimienta.

—...Ni siquiera yo lo es— Respondió Draco cuando las orejas y la nariz de su novio dejaron de sacar humo.

—¿Que? —Exclamo Harry sorprendido y mirando a su novio frente de el con los pies cruzados arriba del alfeizar. El chico se recorrido más al frente y tomo las piernas de Draco para abrirlas y dejarlas a los costados de su cadera.

¿ 𝙶 𝙰 𝚈 ? | ᴴᵃʳᶜᵒDonde viven las historias. Descúbrelo ahora