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Los capítulos especiales no están organizados cronológicamente, asi que:

¡OJO CON LAS FECHAS!

👀

A G O S T O 

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A G O S T O 

20/8/2031

Un revoltoso par de ojos grises


El señor Ollivander ha sido el fabricante de tantas varitas, que no sería sorpresa que alguna vez olvidara alguna de sus creaciones, sin embargo, él era una excepción de fabricante. La sabia de al revés, a arriba, de a abajo, a los lados, de enfrente, y atrás sobre cada varita que salía de su tienda.

Garrick Ollivander sonrió tras terminar de pulir la varita sobre sus manos, alzo la vista, encantando de ver a los brujos y brujas pasando por afuera de su negocio. Estaba a nada de iniciar el periodo de clases, por lo que Ollivander esperaba con ansias la llegada de los jóvenes brujos en busca de su anual amigo, aquel que  les acompañaría por toda la travesía de su vida.

Se volvió a enfocar en la varita, soplo quitándole el resto de polvo y guardo la varita en una caja alargada, con un orgullo sublime y justo cuando volvió a elevar la vista, la caja donde metería la varita salio disparada detrás de su cabeza junto a un chillido asfixiante mientras se preguntaba, ¿cómo es que habían entrado aquellos dos niños sin hacer ni un solo ruido ...?

—U-ustedes...¿Cómo es?—Ollivander iba de uno a otro pero los chiquillos solo reían con gracia al ver la confusión del hombre—Son...Mellizos.

—¿Qué? —Dijo el chico volteando a ver a su hermana, quien le acompañaba, ella de igual forma le observo, como si no lo creyera con sus grises ojos—No. ¿Usted lo cree?

—Papa debió decírnoslo—Interrumpió la chica con una cara entre la gracia y la decepción mientras negaba— Me siento defraudada.

—Embaucado.

—Timada.

—¡Aquí están!

Un joven había entrado al local con la respiración descontrolando y una mirada de enojo que hizo a los dos niños poner una cara seria, olvidando sus muecas de superioridad y gracia.

—No pueden salir corriendo de esa forma...—Regaño el joven tomando a ambos hermanos de los hombros e hincándose a la altura de los niños. Estos alzaron una ceja con una cara seria, aquello hizo al joven rubio ajustarse las gafas e erguirse para mirar al señor Ollivanders con una sonrisa nerviosa—Espero que mis hermanos no le hayan causado nada, señor Ollivanders.

¿ 𝙶 𝙰 𝚈 ? | ᴴᵃʳᶜᵒDonde viven las historias. Descúbrelo ahora