Las cartas llegan un día inesperado. El Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería ha vuelto a abrir sus puertas tras una guerra que solo se conservara en los libros de historia, y no en sus pilares reconstruidos. Harry Potter y sus amigos regresan para...
Los capítulos especiales no están organizados cronológicamente, asi que:
¡OJO CON LAS FECHAS!
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AÑO NUEVO
31 / 12 /2009
Un día normal en familia
Harry Potter abrió uno de sus ojos con impasible morosidad a la vez que echaba tremendo bostezo al aire; se pasó la mano zurda por el descabellado pelo azabache y mientras estiraba los músculos adormecidos, balbuceo: Como duele ser viejo... Luego miro a todos lados de la habitación tratando de averiguar la hora envase a la módica luz filtrada atreves de las aberturas de las cortinas de seda, color verde pastoso.
Se enderezo lentamente sobre la cama induciendo un rechinido pequeño por la madera desgastada y como ya había sospechado Harry, el frio invadió su cuerpo imitando una infección, cuando el cobertor se deslizo hasta su regazo, aunque llevaba puesto un suéter de lana, el gélido ambiente del invierno era demasiado vigoroso como para ponerle la piel de gallina a cualquiera.
Mas o menos despierto ya, echo la vista a su lado izquierdo para inmediatamente sonreír bobamente. Se acomodo sin esfuerzos sobre la cama y quedando echado de lado se pego a aquel bulto que solo asomaba una coronilla rubia platinada y susurro:
—Draco...Oye, Draacoo...—Canturrio el, picando con su índice a la persona que se removía debajo de las cálidas sábanas.
—Potter...Deja dormir, maldita sea— Harry pego una fuerte carcajada.
—¡Venga, ya! — Agrando el gesto divertido, al quitar una parte del cobertor de encima de Draco. Su pálido rostro adormilado quedo expuesto a la luz, el hombre, (que claramente no despertaba por voluntad propia) abrió suavemente sus parpados decorados por unas cortinas rubias—Buenos días...—Susurro Harry con el matiz más dulce que su voz podía provocar en la mañana. Se ajusto a Draco como bebe perezoso a madre y dejo que su cabeza quedara metida entre su cuello y hombro.
—Hmmm...—Gruño Draco, ahora con los ojos cerrados otra vez, pero correspondiendo al abrazo—¿Qué hora es? — Pregunto somnoliento. Su voz sonaba ronca y tenía en mente no querer mover ni un musculo, aun asi, acariciaba tiernamente la espalda de Harry.
—No lo sé...Tarde, tal vez—Respondió olisqueando el cuello de Draco. Harry amaba el olor mañanero de su esposo, a veces se preguntaba cómo era posible que pudiera oler entre la mezcla de lo dulce y lo acido, claro, sin dejar de lado el aroma natural que desprendía el poco sudor que soltaba aquel cuerpo. Enloquecía por completo a Harry, por lo cual no pudo evitar acercar sus labios y comenzar a repartir besos por su largo cuello.
