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No fue un beso


Uno de Octubre del año de mil novecientos noventa y nueve. El paso del otoño había llegado con todo su esplendor por todo el colegio de Hogwarts; lugar donde las camisas remangas y alumnos sin túnicas, se habían visto remplazadas por largas túnicas calientes, chaquetas vaqueras y un sin fin de modelos de pañuelos o bufandas escolares.

En la primera planta del colegio la luz que se colaba por lo ventanas de la enfermería, era prácticamente de un blanco intenso. Draco Malfoy que veía aquel rayo de luz, podía asegurar que eran más de las cuatro; enfurruñado comía pastelillos de caldero, pesando en cierto hombre de ojos verdes a quien le salvo la vida.

Ahora podría estar en la comodidad de su cama leyendo en el Profecta sobre el anuncio de la muerte de Harry Potter por ahogamiento pero, no, Malfoy estaba ahí, sentando en la camilla de la enfermería comiendo de su pastelillo; porque se había creído un héroe y había salvado la vida de un Idiota.(Como él le denominaba)

Aunque no podía estar del todo molesto. Por fin se había dado la oportunidad de aceptar servicios médicos, sin la necesidad de darle explicaciones a la enfermera sobre como se había roto las costillas de verdad, y sí; a pesar de haber estado una vez en la enfermería por algunos días, la enfermera Poppy Pomfrey le trato como si de un pequeño golpe al caer de la escoba se trata, y que esa fue la escusa que dio y la cual siguió el guardabosques sin razón alguna. Se mordió la lengua; debía ya de olvidarse de eso, le hacía sentir un idiota. Con su ceño fruncido miro por los ventanales del cuarto, específicamente uno que se encontraba abierto, en la cual de repente hizo acto de presencia el irreconocible búho real de Malfoy. Yendo en picada así su amo, dejo caer un paquete grande encima de sus muslos, antes de chocarse en la pared de tras del brujo, el ave se elevó con elegancia y de una pirueta en el aire se volvió a la venta y se fue.

Malfoy puso los ojos en blanco.

—Arrogante pollo...No tenías por qué dar ese ridícula pirueta...— Hablo entre dientes y abriendo el paquete muy intrigado; lo primero que vio fueron dos cartas. La primera era de su hermosa madre Narcisa Malfoy, lo reconoció por la perfecta cursiva de su caligrafía, tomándola y dejándola a un lado, tomo la otra, aquella era de su padre Lucius Malfoy, miro más adentro de la caja, esta estaba repleta de chuches.

Sonriendo de oreja a oreja y abriendo la carta, saco de este un pergamino de probablemente; diez centímetros y lleno de intriga comenzó a leer:

Draco, querido hijo. Todas y cada una de tus cartas me han llegado puntuales. Agradezco que te tomaras el tiempo para escribirnos a mi y a tu madre. Recibimos la carta de McGonagall informándonos acerca de que tuviste algunos daños físicos en la intromisión de Trols al colegio. Tu madre y yo estamos sumamente preocupados sobre tu salud ,esperamos tu carta con la respuesta.

Lucius Malfoy

Masticando su pluma de azúcar con un gesto más calmado, se dejó caer de espaldas en la camilla, ocultando la mitad de su rostro en la pomposa almohada blanca. Saber que sus padres se encontraban en óptimas condiciones en Wiltshire le daba un recordatorio de lo hermosa que será su vida, una vez que este afuera del calabazo que era Hogwarts. Ya podía imaginárselo. Podrá hacer magia libremente, estará casado con Astoria, tendrán un hijo o una hija y vivirá en la comodidad de su casa junto a sus padres, siendo feliz. De tan solo pensarlo Malfoy sonrió como un tonto; solo debía soportar algunos meses...

Así pues , — y cortando los lindos pensamientos de Malfoy— se abrió la puerta de la enfermería, dándole paso a Pansy Parkinson acompaña de la mano, del camarero de las tres escobas, como le decía Malfoy, aunque en realidad se llama Osbert Hawkins. De reojo y sin levantar su rubia cabeza de la esponjosa almohada paso los ojos para atrás con fastidio.

Joder que hace este aquí Pensó, incorpora doce de la cama. No le caía nada bien ese chico. Y no era por celoso o algo parecido, en realidad aquel sujeto, se comportaba de cierta forma rara con él y le incomodaba...

—¿Cómo te encuentras Draco?—Pregunto Parkinson una vez estuvo a la par de la camilla.

—Mejor...— Soltó seco, ignorando que aquel brujo, se había colocado al pie de la cama donde Malfoy seguía recostado. Hizo ademan de querer seguir hablando , sin embargo, el golpe de la dura pasta de la pila de libros que dejo caer Parkinson en sus muslos lo hizo callar, solo para dirigirle una mirada de reproche a la chica.

—Son los deberes—Le indico—La de alquimia la hizo Theo, esta DCAO, transformación...—Explicaba mientras le enseñaba a Malfoy los pergaminos con apuntes pero esta fue interrumpida también.

—Buenas tardes—Saludo, Blaise Zabini, llegando acompañado de Gregory Goyle. Una vez el italiano quedo aun lado de Parkinson, lanzo el periódico del profeta a la camilla—Lo prometido es deuda—Sonrió cruzándose de brazos.

—Aja—Respondió el brujo acostado en la camilla tomando entre sus manos el periódico.

—¿Ya todos entregaron su permiso para hogsmeade?—Pregunto el moreno sentándose a los pies de Malfoy dándole la espalda a Osbert. Parkinson con su dedo índice, negó, pues estaba más ocupada haciendo globos con el droobles que masticaba.

—¿Quién es este?—Pregunto de sopetón Goyle en vez de responder a la pregunta. Osbert que era más bajito que él, dio dos pasos atrás.

—Es mi novio—Respondió Parkinson, y luego volvió a masticar el chicle. El chico aun parado al pie de la cama solo les devolvió la mirada. Sus ojos brillaban demasiado como si de bombillos se trataran.

Aun así Zabini y Gregory Goyle, se volvieron a ver a Malfoy indiferentes por el chico.

—¿Ahora si nos contaras porque besaste a...Potter?

Malfoy cerró los ojos con fastidio, bajo el periódico enojado y luego de imaginarse en azkaban por haber matado a dos hombres abrió los ojos. Sentía que su psique burbujeaba.

—¡Que no lo bese! Salve su horrenda vida y...

—¿Harry Potter?— Interrumpió de la nada una voz que se escucho fantasmal haciendo que todos menos Parkinson se volviera a la voz. Osbert tenia sus brillantes ojos miel algo abiertos y con un brillo especial en ellos, Malfoy arrugo el entrecejo ¿Es que Potter tenía fanáticos hasta afuera del colegio?

—Si. Estudia aquí— Respondió Parkinson sin interés robando unos de las golosinas que tenia Malfoy en la caja que le había mandado sus padres. El chico miro a la puerta de la enfermería luego al volver a ver a los más jóvenes se pasó una mano por su caoba pelo y dijo:

—¿Puedo ver el campo de Quidditch?— Con un horrible tono dulzón. Parkinson solo asintió, y tras hacerlo el chico salió de la enfermería con andares de pato.

Zabini y Goyle, se volvieron a Parkinson después de que perdieron al chico de vista. Malfoy volvió a su periódico con la esperanza de que sus compañeros olvidaran de lo que antes habían querido hablar. Por suerte fue así.

—Eso fue extraño— Comento Zabini tomando un dulce de la caja de Malfoy.

—Tienes sus achaques—Dijo la chica dejando de ver por donde se fue el chico para después sentarse en una de las sillas alado de la camilla de Malfoy viendo que en la mesilla había unos dulces de Pluma de azúcar de Honeydukes. Zabini y Goyle soltaron una fuerte carcajada luego hubo un repentino silencio hasta que...

—¿Alguien ha visto a Nott?—Pregunto Goyle de la nada. Ese chico había estado desapareciéndose cada que podía...



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¿ 𝙶 𝙰 𝚈 ? | ᴴᵃʳᶜᵒDonde viven las historias. Descúbrelo ahora