Las cartas llegan un día inesperado. El Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería ha vuelto a abrir sus puertas tras una guerra que solo se conservara en los libros de historia, y no en sus pilares reconstruidos. Harry Potter y sus amigos regresan para...
Al momento de decir aquellas palabras realmente no pensó mucho, en realidad no pensó nada, no si no era el como sacar a Draco de aquel lugar, de no querer verlo llorar, de hacerlo olvidar, de que jamás recordará eso que no pudo prevenir, Harry se sentención, si tan solo hubiera llegado con más tiempo...
El problema era que aun así no tenia pensando nada, absolutamente de nada más que en Draco Malfoy, Draco, Draco y Draco.
Pero ¿Acaso pensar era importante para la situación? No, debía actuar, sin prejuicios ni nada, era el momento de que nadie mas debía importarle, nadie más que Draco y lo hizo, actuó. Pasándose por el arco del triunfo cualquier cosa, poco le importo el haber roto la mayoría de reglas del colegio; la mayoría de sus castigos antiguos, el hecho de haber olvidado a sus amigos, de los amigos de Draco, de los profesores y directora, no le importo nadie más porque cuando menos se lo imagino él ya había escapado del colegio junto a Draco Malfoy...
—¡Esto es increíble, Potter! —Manifestó exaltado su compañero, pegando su espalda en el pecho de Harry, quien dejó de ver a la nada y enfoco la vista al frente. Un mar de nueves y un asombroso cielo azul cuajado de aves que iban en parvada, le sorprendieron levemente, mientras sentía una fuerte ráfaga de viento pegándole en el rostro.
¿Qué donde estaba? Esa pregunta era fácil de responder. Claramente estaba volando en el cielo, pero no exactamente con su escoba, si no que ambos chicos estaban encima del lomo de un gran animal que tenia como patas delanteras, alas y cabeza, las partes de un águila gigante y el resto del cuerpo, patas traseras y la cola eran de un caballo. La criatura de nombre Buckbeak ahora volaba sin un rumbo aparente, porque Harry en cuanto tomo a Malfoy de la mano para jalarlo con él, a las afueras del bosque, solo para acabar subiéndolo a la fuerza en el hipogrifo; no pensó exactamente en un lugar al cual ir...
Lo analizo...Arrastro a su cabeza a pensar mas allá. Un lugar donde nadie les conociera, un lugar lejos de Inglaterra, un lugar en el que ambos se sintieran cómodos...
—¿Adónde es que vamos? — Pregunto Malfoy viendo al frente y disfrutando de las vistas, pero con una expresión de melancolía combinada de enojo y aprensión.
Harry sonrió.
—A Paris...
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—¡La capitana Cho Chang sobrevuela la bludgers que de forma violenta le lazo Smith! ¡Pésimo control del bat, chico rubio! ¡Uuuw, anotación en el aro del centro por Chang, de los Ravenclaw!
Los aplausos y gritos de emoción se escucharon por el redondamente del campo de Quidditch, al escuchar el pitido de anotación. Hufflepuff y Ravenclaw, iban a la cabeza, siendo Hufflepuff quien rebasaba a las águilas por cien puntos, pero el tiempo aun no terminaba, dándole la oportunidad a Cho, para rápidamente tomarse ante posesión de la quaffle.
