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Libros y Besos


Estar molesto ahora era muy poco, comparado al sentimiento que Harry Potter sentía justo ahora. Caminando alado de sus amigos, pareja y otros compañeros atrás, llevaba la peor cara larga que alguna vez mostro y absolutamente no participaba en las amistosas platicas que tenían sus amigos, ya que no había logrado conseguir hablar con Draco Malfoy el día anterior, por culpa de su compañeros, si, justa ahora, el chico les había cogido algo de rabia, ya que estuvieron seriamente pegados a él en una fiesta sorpresa que organizaron en la sala común para recibirlo, pero para ellos eso no fue suficiente, ya que cuando cayó la noche y Harry busco a Malfoy en el mapa de merodeador, lo hayo haciendo su rondín de prefecto y estuvo a punto de irse, sin embargo, Ron Weasley, se despertó como si hubiera estado esperándolo y evito que fuera con las las pelotudas palabras, de "Yo iré contigo" "Yo debo ir a hacer el Rondín de prefecto" 

¿Qué diablos le pasaba a la gente?

Castañeteado paso debajo del umbral que dirigía al gran comedor e Inmediatamente en que eso paso, dejo de fruncir las pobladas cejas, y recordó que ahí todos se reunían, que merluzo que había sido. Se giró hacia la mesa de los Slytherin mientras era jalado del brazo por Ginny solo para hacerlo sentar alado de ella y ya sentado a regañadientes se removió en el banco como un niño pequeño desesperado; desesperado, ya que sus compañeros de casa, estaban tomando mucho tiempo en tomar asiento. Una vez que todos lo hicieron, por encima de los hombros de Dean y Neville pudo divisar a los lejos a Draco Malfoy yantando sus alimentos con una serenidad y elegancia que le hizo suspirar; era la primera vez que lo veía luego de todo ese desastre de él enfermo y luego del beso que se dieron, sin poder evitarlo sus mejillas se tiñeron de rojo de solo memorizar el sabor de los labios del chico, del como se sentían encima de los suyos; tenia la imagen en la cabeza de forma vibrante y el tener al chico ala vista no ayudaba mucho para clamar sus hormonas, pues se veía...

Lindo.

—Harry— Le llamaron, regresándole al trágico sentimiento de la realidad. Molesto por el culpable que le interrumpió, se roto hacia la voz, chocándose con unos brillantes ojos marrones. Ginny le sonrió a su novio y Harry quito su gesto de inmediato—¿No tienes hambre? —Pregunto la chica colocando su mano encima de la mano que Harry tenía sobre la mesa, causando que el chico bajara la mirada ala amorosa unión y la viera de forma analítica, pues sin poder evitarlo, comparo aquella pequeña mano con la mano de Malfoy.

—Miren. La Correspondencia— Aclamo Ron señalando por donde varias lechuzas entraron al comedor. Harry aprovecho eso para alejar su mano de la de Ginny, y así tomar el periódico de El profeta que Erlin (su pequeño caburé chico) le traía como cada mañana. Su pequeño buhito, eran de un color marrón variado con blanco, y sus ojos eran grandes, de un color ámbar brillante. Harry lo había encontrado ala puerta de su casa en el Número 12 de Grimmauld Place; el pobre se había refugiado en una esquina de la puerta luego de una fuerte tormenta. El chico miro a Erlin con ternura, cuando este se colocó en la mesa y picoteo lo que había traído, era dos cartas, con razón Erlin se veía algo cansado. Harry acaricio el pico de su búho y tomo una carta al azar.

—Es de Hadrid— Enuncio Harry abriendo la carta.

—A mi igual me llego una. Supongo que es para rectificar que recibió nuestras cartas de felicitaciones. Espero que se la esté pasando bien en su cumpleaños— Hablo Hermione leyendo la carta que le había mandado el semi gigante.

—La otra es de mi hermano Charles— Dijo Ron con la boca llena—Dice que Hadrid se la está pasando en Rumania como un niño pequeño en una dulcería— Comento dejando la carta a un lado y dándole un mordisco a su postre.

¿ 𝙶 𝙰 𝚈 ? | ᴴᵃʳᶜᵒDonde viven las historias. Descúbrelo ahora