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La ira de los azules


Draco Malfoy no era amante de la papiroflexia, solo mente recordaba cuando su madre le hacía hacerla cuando era pequeño como una forma de distraerlo cuando los amigos mortifagos de su padre iban a la casa y aunque no le gustara mucho hacerla por aquel nefasto recuerdo, aun habían cosas que le molestaban, por ejemplo...

El "crash" de otra hoja romperse a su lado se escuchó como un zumbido en sus oídos. Malfoy que se encontraba doblando los pliegues de su hoja, se giró con un tic en su ojo a ver a su compañero Harry Potter, y observo que estaba repleto de figuras de papel a medio acabar y la otra mayoría, rotas o incluso sin iniciar.

—¡Quieres dejar de ser tan bruto! — Susurro Malfoy viendo el perfil de su compañero que tenía el ceño fruncido y las manos temblorosa.

—¡Lo intento! — Le susurro Harry de la misma forma a la vez que volvía a doblar la esquina de aquel pergamino con tosquedad, pues no cedía.

—Así no es... ¡Dame eso! Me desesperas...— Dijo el de cabello rubio, arrebatándole el pedazo de pergamino y pasándole su figura de papel con la forma de un pájaro, que se veía realmente realista. Harry tomando entre sus dos palamas aquella frágil figura, la observó asombrado —Pon atención...

—¿Ya terminaron las figuras? — Pregunto el profesor Ó Sullivan sentando desde su escritorio con una sonrisa al estar viendo como sus alumnos fracasaban con una simple figura de papel. Ni siquiera la mismísima Hermione Granger podía armar su figura —Weasley ni se te ocurra dejar esa figura así...

—Listo— Dijo Malfoy terminado de doblar aquella esquina adentro de otra esquina que vio Harry con un rostro de sentirse tan estúpido por tan simples movimientos. El rubio se giró y le mostro la figura a Harry con orgullo.

Harry alzo la mano y la acerco a la de Malfoy para tomar su figura, pero antes de que se pudiera ejecutar dicho plan de tomar la mariposa de papel, se escuchó un estruendo al exterior del aula asustado a los alumnos que rápidamente se pusieron en alerta y voltearon a ver la puerta del salón esperando lo peor. El profesor de transformaciones veloz mente se sacó la varita del saco blanco que tenía encima y la levanto al mismo tiempo que se iba acercando a la puerta y pedía a sus alumnos que mantuvieran la calma. Pero una vez que su mano se alzó para tomar la manija de hierro de la puerta, las ventanas del salón de forma inesperada estallaron en pedazos y varios seres de azul eléctrico bombardearon el salón con sus presencias, causando gritos y destrozos por todo el cuarto.

En aquel caótico ínstate Harry vio con asombro la habitación repleta de lo que podía calcular al simple tanteo; de unos ochenta duendecillos de Cornualles los cuales no perdían el tiempo para hacer destrozos por el salón y de lastimar a sus compañeros, sin embargo, lo que le dejo sin palabras fue ver que aquellas criaturas estaban quitando varitas. Como era el caso de Hermione que tenía los ojos tapados e intentaba retirar a los pequeños duendes de encima de su persona, o Ron que trataba de deshacerse de los que tenía en la espalda, pero ambos sin tener su varita, ya que ahora la tenía aquel pequeño ser que se encontraba hasta arriba del todo.

—¡Hey! — Se escucho a su lado haciéndole voltear de inmediato al reconocer la voz de Malfoy, quien llevaba una mueca entre temor, preocupación y enojo, por ver como un duendecillo de Cornualles le roba la varita como a los demás y ahora querían tomarle del gorro de la túnica, cosa que impidió Harry al meterle tremendo golpe que dejo a aquella criatura tirada en el piso, inmóvil. Pero al estar distraído no noto cuando otro duendecillo sacaba del bolsillo de su túnica su varita, hasta que este dejo de estar en su bolsa fue cuando Harry se giró y trato de arrebatarla, pero fue ya muy tarde pues aquel hombrecillo ya volaba muy lejos de sus manos.

¿ 𝙶 𝙰 𝚈 ? | ᴴᵃʳᶜᵒDonde viven las historias. Descúbrelo ahora