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Francia, France, Franciaország...


Malfoy parecía estarse maldiciendo, miraba al frente y mientras se encaminaba al lugar solicitado por el inigualable Harry Potter, murmuraba maldiciones. El muchacho rubio, portaba un traje negro; y debajo un suéter de cuello largo verde, alegre de poder llevar algo diferente que el uniforme escolar, pero sin parar de gruñir sucumbido por el enojo de su propia decisión. Se decía estar loco, por estar cumpliendo la petición del chico.

Saliendo de los vestuarios de hombres por la salida para el campo, lo vio. Harry Potter embozo una vaga sonrisa, cuando observo la llegada de Malfoy al campo de quidditch. Con su refinado andar el brujo de orbes grises llego a instalarse enfrente de el sin invadir el espacio ajeno. 

—Hola.

Malfoy resoplo colérico, quedándose a centímetros de Harry, se cruzó de brazos mirando que el individuo alado de él llevaba las manos metidas en su chamarra de mezclilla negra.

—¿Sabes la hora que es?

—La verdad es que no.

—Sin vergüenza...¿A que me has traído? ¿Piensas pedirme una cita?-Lo último lo dijo Malfoy arrugando la nariz, con respectivo acento bromista.

—Ya quisieras Malfoy— Respondió Harry con el mismo todo de burla. Se acomodó las gafas y de la manga de su chaqueta el chico saco su varita ; situándola enfrente de ambos, con solo una mano , dijo:

—Coge la varita. 

Malfoy ,rígido en su sitio, tratando de hallarle broma a lo dicho, cosa que pareció no ser así por la seriedad reflejada en el rostro de su contrario. El chico de cabello rubio extendió su diestra afirmándola a la varita de Harry, sintiendo así el tacto de la madera descuidada de esta como uno que otro hueco, pero lo que le alerto fue el de un olor que le llego como una cachetada fría a sus fosas nasales, pues este se le había hecho familiar. Entonces cuando su cerebro se dispuso a revisar el catalogo de olores que le resultaban familiares, el otro mago cerro los ojos , y Malfoy por impulso lo imito. Instantáneamente en que lo hizo ,reconociendo la rara sensación de la teletransportación, movimientos bruscos y sensación de pérdida de peso, pero al abrir los ojos repentinamente, y llenar de estos con luz, analizo el lugar , que era nada más y nada menos que el mismísimo  ministerio de Magia de Londres.

—...¿Qué hacemos aquí Potter? —Soltó de sopetón y rompiendo el agarre que tenía en la varita de Potter olvidando el aromático olor de antes.

—Tu contrato...—Dijo Harry firme, sacando el folder de adentro de su chaqueta—Lo voy a romper.

Malfoy agrandando sus luceros al par que se giro a ver a Harry. 

—¿Qué...? Como es que...Tú... ¿Estuviste en el vagón aquel día? — Pregunto. Encabronado y sorprendido, encaro al otro chico y apunto de tomarlos por la camiseta alguien atrás de Harry hablo...

—¡Harry Potter!

—¡Auror Redelfs! — Gritando Harry se giró a ver atrás de sus espaldas, un hombre tres centímetros más bajo que él, le extendió la mano muy emocionado , el chico le regreso el saludo.

El Auror, Mikey Redelfs mientras sonreía se fijó detrás del hombro de Harry. Draco Malfoy con sus fríos ojos grises lo miró fijamente, de inmediato el hombre se estremeció.

—¿A-A qué se debe tu presencia Potter?

—Quiero romper este contrato... —Le dio una leve mirada a Malfoy. Este se alejaba lentamente de su lado. Harry colocando los ojos en blanco, tomo a el rubio de la muñeca, y lo coloco a su par a regañadientes por parte del rubio, Harry dejo que el Auror vieran una brillante sonrisa de su parte, como si nada pasara.

¿ 𝙶 𝙰 𝚈 ? | ᴴᵃʳᶜᵒDonde viven las historias. Descúbrelo ahora