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Ron el querido mentecato 


Hace dos días (Parecían mucho más, pero realmente eran solo dos días) que se había ido Harry al ministerio de magia de Londres para comenzar con el entrenamiento de Auror obligatorio y Draco ciertamente ya lo extrañaba. No lo reflejaba en su personalidad calmada e indiferente, pero él lo sabía, lo extrañaba demasiado y lo único que lo mantenía con los pies sobre la tierra eran las muchas, muchas cartas que Harry le enviaba a cada hora del día. En cada descanso, escapada o momento que tenía, su novio le escribía. En su mayoría eran cartas cortas, breves explicaciones contándole desde su llegada hasta lo que pasaba detrás de los muros del entrenamiento.

Le conto a Draco que había algunos candidatos que le miraron en su momento con recelo pues Harry fue el único en ser admitido al entrenamiento sin pasar por las primerísimas pruebas, y ni terminar sus estudios, igualmente le conto que su compañero de habitación era un chico enclenque y raro llamado Cloy Sitt, y que solía hacerle demasiadas preguntas personales.

Los dos días siguientes fueron algo difíciles para Draco, ya que sin Harry con él tuvo que enfrentar solo a los muchos comentarios que aun tenían las personas reservadas respecto a su relación y tampoco ayudaba el hecho de tener a Anthony Goldstein otra vez detrás de él como perrito faldero con intenciones de morderle ante el mínimo descuido, y bueno, muchos menos le fascinaba las miradas que las chicas en su mayoría le dirigían de odio por ser novio de Harry y ellas no, por suerte Goyle, Pansy y Nott no se apartaban de él para nada, algo que solían hacer a veces pues nadie era fan de estar juntos mucho tiempo, ahora no era la razón, y Draco estaba seguro de que había sido una petición por parte de su novio.

—Se los dije, este no es el libro...Hm, toma este y dame ese, venga Goyle— Pansy masticaba con disimulo mientras se iba peleando con el fornido chico para que le diera aquel libro arriba de su cabeza. Se estiro y del librero, en la repisa cuatro, saco un libro grueso de color rojo.

—¿Este?

—Exactamente querido ¿Qué no entendías: rojo? ¿Acaso eres daltónico?

—¿Daltónico?

Nott soltó un suspiro de desesperación y a Pansy y a Draco se les escapo una risita que tuvieron que reprimir al estar en la biblioteca. Los tres negaron con gracia.

—Mira, te voy a explicar...—Comenzó a decir Pansy agarrándose del antebrazo de Goyle y guiándolo con ella a una mesa vacía escondida detrás de una espesa sombra.

—¿Cómo esta Potter? — Pregunto Nott hojeando el libro sobre sus manos. Apretó el ceño y entre dientes dijo: Ya lo leí. Cerro el libro y volvió a revisar en la repisa. Draco a su lado aun observaba los libros sin muchas ganas de tomar alguno, nada le parecía interesante, sin embargo, cuando escucho la mención de su novio se vio altamente emocionado en hablar.

—Está bien...¡Me ha enviado cosas muy geniales! Mira, me dio un diente de Dragon— Enuncio Draco alzando algo la voz. Se volvió a Nott, y con mucho orgullo enseño aquel collar con un diente de dragón que era como del tamaño de un dedo promedio.

—Romántico...—Profirió Nott con una mueca. El no era muy fan de los artilugios tenebrosos como lo era su amigo.

—¿Y qué tal tu...? —Susurro Draco serio nuevamente. Observo un libro. "Los mejores bloqueos a ojos cerrados". Esta seguro de que ese aun no lo había leído su novio, lo tomo, esto le serviría a Harry, pensó.

—Como puedo estar— Zanjo Nott alzándose de hombros y dejando de nueva cuenta el libro que había tomado, y que no le había interesado. Hoy, en efecto no tenía las mínimas intenciones en leer.

¿ 𝙶 𝙰 𝚈 ? | ᴴᵃʳᶜᵒDonde viven las historias. Descúbrelo ahora