¿ 𝙶 𝙰 𝚈 ? | ᴴᵃʳᶜᵒ

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Amor secreto

Despertó con los rayos de sol pegándole en la cara como cada maña desde los once años y lo primero que hizo fue ver a su alrededor; sus compañeros de cuarto seguían durmiendo pacíficamente. A su derecha como sabia, estaba su amigo Justin. Justin Finch-Fletchley, con su cabello rizado completamente alborotado por la almohada. Sonrió y se quitó la sabana de encima; se enderezo de su cómodo colchón a la vez que se sacaba las yucas de la espalda. Ernie había dormido como un bebe, como casi siempre y como no hacerlo; el aire puro que había en su habitación, junto al olor de la manzanilla que crecía bajo su cama, era lo mejor. Ernie con un bostezo, abrió la puerta del baño y cerro la misma con la calma de no despertar a sus compañeros.

Cinco minutos exactos pasaron cuando Ernie salió del baño con el cabello rubio un poco mojado, pero vistiendo el uniforme pulcramente encima de su cuerpo, justo cuando sus compañeros apenas se iban levantando y si bien, Ernie siempre iba bien arreglado, su mejor amigo Justin noto algo, un tanto raro.

—Ernie...—Susurro Justin, alas espaldas del nombrado quien estaba guardando algunas cosas en su mochila.

—¿Qué pasa? — Susurro el rubio, devuelta.

—¿Te habéis colocado la colonia cara? — Murmuro olfateando la túnica de su amigo, quien se hizo a un lado al colgarse la mochila al hombro.

—¡Bah! Por supuesto que no— Negó Ernie con un pequeño sonrojo, Justin no comento más y simplemente dejo que su compañero se fuera. Aunque el hubiera querido detenerlo; decirle que era mala idea tratar de cortejar a Theodro Nott, pero no lo hizo, y el por supuesto, no le aria caso...

Iba nervioso pero alegre, luego de días de análisis y muchas listas de pro y contra, llego al resultado final que era: el noventa y ocho por ciento de que Nott era el chico que había estado buscando, y ya contaba con que este era un chico difícil, gruñón, poco amistoso y un orgulloso cabron, pero, estaba perfectamente consiente que el chico, era otra persona atrás de esos muros y él quería ser quien, para ayudarle a salir detrás de eso, y que así se mostrara como era; no solo quería estar ahí para él, simplemente quería ayudarlo y amarlo ¿Iba ser difícil? Por supuesto, no solo estaba el hecho de que su actitud era difícil, si no, que se trataba de un chico, pero algo en Ernie decía que Nott era igual que el, o tal vez estaba loco, podría ser, pero sus padres jamás le fomentaron el miedo, así que hoy era el día en que se iba a atrever a hablar con Nott al menos dos palabras...

Se detuvo, luego de haber bajo las escaleras de roble de la sala y miro a su alrededor. En torno a la sala, habían unas cuantas plantas nuevas, debía tratarse de su jefa de casa, Pomona Sprout. Madame Sprout debió haber traído algunas nuevas por el inicio del invierno para evitar que estas murieran, así era ella. Ernie paso alado de cada una para examinarlas, hasta que su mirada choco con una maravilla. Sus pétalos eran grandes y puramente blancos, estaba en la edad de madurez, y además olía fantásticamente bien; Ernie dejo de oler la gardenia, y prefirió buscar una de las tijeras de corte, rápidamente logro hallar unas. Normalmente la sala estaba llena de ellas, ya que los estudiantes de Hufflepuff solían tomarlas para cortas las rosas que crecían cerca de los camarotes femeninos, pues ellas no solían cortarlas por la espinas, pero eso no era un obstáculo, para un tejón enamorado que al final, —y con dedos llenos de curitas—, entregaba el ramo a alguna, bella dama. pero Ernie no, el se llevó mejor por el olor y el significado de la flor. Con un sonrojo, hizo el corte perfecto y luego monto la gardenia en un monto de dientes de león que estaba floreciendo debajo de la mesa de Té; les ato con un hilo rojo arrancando de su mochila que sobresalía, y después se levantó con aquel pequeño ramo improvisado. Le miro orgulloso antes de sacar su varita y colocar la punta de esta en el tallo de la gardenia, de un chasquido aquel ramo fue absorbido por la varita de Ernie, y este en vez de asustarse solo se volvió a meter la varita a la tuca, tal vez demasiado feliz...