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Vergüenza


A la mitad de noviembre, el habiente deportivo se mostraba con mayor énfasis en los alrededores del castillo. Pancartas de colores colgadas en las paredes de los diferentes equipos de Quidditch, chicos y chicas caminando por los halls con sus uniformes y el lodo en los suelos del castillo más presente y que después Argus Filch limpiaba mientras gruñía.

Estaban a solo dos días del primer partido: Gryffindor y Slytherin que Harry ya esperaba ansioso, pues la ganas de jugar contra Malfoy le habían estado picando en los más recóndito de su estómago.

Mientras volaba en los más alto del campo de Quidditch observaba a sus compañeros de equipo entrenando la jugada que les había puesto, para que los nuevos reclutas pudieran ejecutarla a compañía de los que a llevaban más tiempo jugando. No cabía duda de que ahora mismo se encontraba con un magnifico humor, tras oler el fresco aire del bosque y el mismo pegándole en el rostro en una brisa calmada, estaba literalmente en el cielo, aunque había algo que últimamente le estaba rodeando en la cabeza y se trataba de una persona, y con mayor exactitud, se trataba de Draco Malfoy.

Había pasado en un día cualquiera, como cualquier día común, de día , el solo brillaba y Harry estaba sentando alado de sus amigos bajo la sombra de un enorme árbol cerca del bosque, veía las nubes, aquella con forma de perro o esa que parecía un pájaro, pero aunque el estuviera viéndolas y eso realmente parecía, el en realidad repasaba algunos recuerdos que tenía con Malfoy en su cabeza, solo porque la misma se los ponía tan de repente, y Harry no hacía nada para contrarrestarlo, simplemente los dejaba fluir como aquel que deja que la corriente se lo lleve, era divertido y adormecedor y calmaba a Harry. Incluso se atrevía a decir que desde que accedió a recordar algunos eventos con Malfoy mientras dormía había dejado de tener pesadillas ¿Pero hacer aquello no era raro? Y ¿Por qué lo hacía?

¿Por qué pensaba en Malfoy?

¿Qué era eso que su mente le trataba de decir? Tenía curiosidad porque jamás se había sentido de esa forma, ¿Por qué Malfoy le hacía sentir diferente? ¿Qué era ese sentimiento? Preguntas, preguntas y más preguntas, pero Harry solo quería una respuesta, odiaba tener ese sentimiento atorado en la garganta y no saber el significado de eso...

Una vez que el entrenamiento termino y Harry pudo dejar de analizar su nuevo sentimiento encontrado, bajo en picada con su escoba a terreno bajo y antes de chocar el chico quito la escoba bajo sus piernas y aterrizo con sus pies, como una maniobra que había estado practicado por días, pues a veces era propenso a caer al suelo.

—Ya pueden ir a las duchas— Anuncio justo cuando se acercó a los chicos y chicas de su equipo que asintieron emocionados y casi de inmediato trotaron a la entrada de los baños de los equipos.

—¿No vienes? — Le pregunto Ron aun con su escoba en mano y una socarrona sonrisa en su rostro. Harry comprendido la razón de su pregunta, pero el, ya tenía un plan.

—No— Negó—Usare el baño de capitanes— Dijo señalando aquella puerta de diferente color, haciendo que la expresión de Ron desapareciera ya que no esperaba aquello. Harry nunca (Desde que le nombraron capitán) había usado el baño privado de los capitanes, pues simplemente decía que no le gustaba y además le gustaba convivir con sus compañeros o eso era antes...

Con una sonrisa triunfante Harry tomo su mochila que estaba en el pasto y paso a un lado de Ron conteniendo la risa que quería soltar, y se fue directo al baño, ya que se sentía cansando y el sudor en su cuerpo ya se le estaba haciendo molesto. Una vez que entro, las velas del cuarto se prendieron e iluminaron por completo la habitación, captando la inmediata mirada de Harry que vio la habitación con la boca semi abierta; La sala era amplia, al centro tenía unos bebederos circulares, y los dos lados del cuarto, estaba divididos en dos colores. Harry dirigió su mirada ala izquierda, donde estaba el león de Gryffindor grabado en la pared con negro y se movía por el área de la pared y alado de este estaba un casillero rojo, una banca de madera y una puerta de madera, a el chico le brillaron los ojos de forma automática. Ahora jamás volvería a usar el otro baño. Casi corriendo se acercó a la pared pintada de color escarlata, y aventó su mochila a la banca de madera a la par que abrió la puerta, el cuarto era un poco pequeño había un lavabo y espejo pegado a la pared de la izquierda y al final de cuarto una ducha un tanto grande que tenía puertas de cristal traslucido, simple pero elegante, algo que Harry pocas veces había visto.

¿ 𝙶 𝙰 𝚈 ? | ᴴᵃʳᶜᵒDonde viven las historias. Descúbrelo ahora