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Baila conmigo


El lunes por la mañana de junio, los alumnos llevan finamente puestos sus uniformes, como quien debía hacerlo diario, rara vez sucedía, pero esta era una ocasión especial, única en la vida, por lo que todos estaba estilizados, arreglados, más que peinados bajo los sombreros puntiagudos. 

No había gente fuera de sus mesas, verdes con verdes, amarillos con amarrillos, rojos con rojos y azules con azules. Ni hablar de los profesores que llevan sus mejores túnicas, ¡hasta Hagrid estaba peinando! Y se veía muy feliz, aunque estuviera llorando, esas lagrimas eran de pura alegría.

Entonces Minerva McGonagall estiro los brazos a cada lado de ella, y el silencio se hizo; espaldas se enderezaron y rostros quedaron anclados en la mujer. La sala quedo iluminada gracias a los coloridos ventanales detrás de ella. Sus verdes ojos revolotearon por el lugar, fantasmas estaban en hilera, volando arriba de la cabeza de Argus Filch, sus alumnos se veían tan prolijos, esto era un cuadro inolvidable.

—Hoy...—Dijo la mujer de forma impetuosa, con voz firme que hizo eco en los oídos de todos—Celebramos, y recordamos el fin de una guerra, el inicio de un futuro inhóspito, libre de la anarquía, de un mundo sin cabeza ni pies. La libertad de los nuestros. Con esto damos el fin, y honramos a aquellos que pelearon con todo el corazón...

—¿Dónde están? —Susurro Hermione aun lado de Ron que no la miro mientras escuchaba el discurso de la directora.

—Si tú no sabes, menos yo. Anoche no vino al dormitorio—Contesto Ron con la voz más baja que podia hacer. No quería ser regañado por culpa de su novia.

—...Juntos, celebremos este nuevo comienzo, y felicitamos a la casa ganadora. Profesor O'Sullivan, si nos hace el honor con el conteo.

Todo vieron expectantes los relojes de cristal vaciándose hacia debajo de la pila y contando en el tablero arriba de las cabezas de los profesores la cantidad de piedras dentro de cada cilindro.

—¡No van a ver quién gana!—Chillo Hermione mirando las puertas del comedor. Harry y Draco no aparecían por ningún lado. Ron sonrió sin preocupaciones.

—No creo que les importe en realidad. Deben estar ocupados— Susurro el chico esperando que todo esto acabara, que lanzaran los gorros y empezara de una vez el banquete.

—¿Ocupados en qué? —Pregunto Hermione patidifusa. Ron la vio por el rabillo de sus ojos con los labios en una línea recta y poniéndose rojo.

—Nunca has notado...que a veces...ellos...

—¡Los ganadores de la copa de las casas, con 150 puntos más arriba, son...!—Ron callo feliz de ser interrumpido y aliviado de ver a Hermione perder el hilo del asunto cuando escucho el eminente mensaje—¡Ravenclaw!

Las banderas del comedor se sacudieron borrando de sus imágenes los leones de oro y fondo rojo y dejaron un color azul decorado por un ave de bronce que estiro las alas de forma orgullosa. Sombreros fueron lanzados al cielo al mismo tiempo que el salón era bañado por aplausos y chispas azules que rebotaban por todas partes.

La mesa de los Ravenclaw se llenó de festejo y alegría, orgullo mientras que se abrazaban entre ellos, o los que les felicitaban de las otras casas. La verdad, Hermione no le pareció sorprendente. Gryffindor y Slytherin habían dejado de lado su rivalidad, y no peleaban para ver quiénes eran mejor, pero, sobre todo, hubieron muchos puntos quitados gracias a ellos, y cuando se feria a ellos, era solamente ellos, su grupo de amigos y los de Draco, y bueno, Hufflepuff jamas rivalizaba con nadie, y se esforzaban tanto como podían. Habían estado muy empatados con Ravenclaw, pero no lograron ganar, aun asi, nada les quito la alegría de acercarse y felicitar al equipo contrario.

¿ 𝙶 𝙰 𝚈 ? | ᴴᵃʳᶜᵒDonde viven las historias. Descúbrelo ahora