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Malentendidos


Ahora mismo estaba matando con la mirada a su propio reflejo, ilustrado en aquel espejo de su habitación. Eran las ocho p.m. el toque de queda había comenzado hace unos cortos segundos, a la vez que había dado inicio su responsabilidad como prefecto, pero tenía un sentimiento bajo el vientre que le descolocaba de su perfecto semblante. 

Estaba nervioso...

¿Él nervioso? Nervioso por estar con Harry Potter, solos, los dos... Las mejillas del chico se fueron colorando, debía admitirlo.

Estaba solo un poco nervioso, y claro que eso no afectaba el hecho de que se había cambiado la maldita camisa más de dos veces, como un idiota, vaya, por fin lo aceptaba. Dejo de verse en el espejo; se había quedado con una camisa verde fuerte, de tela de seda, algo holgada pero cómoda, y solo se había quedado con ella porque sabía que podía llegar a cambiarse por completo la ropa. Con un ultimo vistazo al espejo, pensó. Tengo el cabello muy largo, y luego tomo la placa de prefecto de su buro y se enrollo la bufanda arrayada en su delgado cuello, pues el frio de diciembre ya estaba acechando con fuerza en las mazmorras. Se encamino a la puerta de su habitación, preparado para encontrarse con Harry, sin embargo, al inmediato momento en que abrió la puerta de su habitación retrocedió un paso, y sintió que el alma le abandonaba.

—Astoria...— Emitió en un suspiro Malfoy al haber recobrado la compostura. La chica bajo la mano con la que al parecer iba a tocar la puerta y sonrió.

—Hola, Draco— Ella le observó de pies a cabeza y frunció levemente el entrecejo, pero sin dejar de sonreír—¿Vas a salir? —Inquirió.

—Voy a hacer el rondín...—Explicó el chico, dudoso y sintiendo la impaciencia en su cuerpo.

—¡Ah! — Profirió Astoria dejando atrás su anterior expresión—Bueno, yo... ¿Puedo acompañarte? — Pregunto ella logrando tensar al chico que al igual que la chica, no notaron cuando una tercera presencia apareció.

—Bueno. Yo no sé, Filch no creo que te deje y...

—Yo puedo ayudar con eso— Comento la recién llegada. Malfoy levanto la mirada, Pansy Parkinson estaba detrás de su novia comiendo de sus gomitas, como si no se hubiera metido en un grave problema— Toma, es la placa de prefecto—Señalo la chica, entregándole a Astoria su dorada placa de prefecto, la más baja sonrió y Parkinson también pues solo quería ayudar a su amigo, para que estuviera con su novia; sabía que le quería mucho así que solo tuvo intenciones de ayudar. Malfoy no pudo evitar pensar en matar a la chica— Dudo que Filch recuerde quienes son los prefectos, simplemente ve la placa y ya. Bye, bye—Se despidió guiñándole un ojo a Malfoy que para nada sonrió.

—Esto será divertido— Susurro Astoria con los ojos brillosos en tanto se alejaba de la habitación de Draco quien entró gravemente en pánico.

¿Ahora que mierda iba a ser?

Draco y Astoria, caminaban en un silencio algo incomodo y más por parte del rubio que no podía parar de ver a los lados por si aparecía Potter, para nada era así y ya era pasado, el horario en el que habían acordado verse y el brujo no aparecía, por otro lado, Malfoy no sabía si sentirse alegre porque ahora no era el momento indicado para hablar con él o enojado por el incumplimiento del chico.

—Draco...—La voz femenina de su novia le hizo dar un pequeño salto y casi tropezar. Se giro para verla y ella sonrió tan alegre que sus ojos parecían estar sonriendo también, eso le provoco un mal pesar a Malfoy.

—¿Sí?

—Se nota cada vez más el frio ¿No lo crees? — Comenzó la chica pretendiendo iniciar una conversación con su callado novio. Malfoy observó el lugar y asintió.

¿ 𝙶 𝙰 𝚈 ? | ᴴᵃʳᶜᵒDonde viven las historias. Descúbrelo ahora