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La charla más larga de una vida


Al día siguiente Karl Limpley había salido de la enfermería con una curita ajustada en su magullada nariz, además de ir por los pasillos presumiendo aquel ojo levemente morado. No había mencionado nada sobre lo sucedió, tal vez por medio, tal vez porque cierto chico pellirrojo lo amenazo, quien sabe, Harry no se enteraría, y si bien evito la expulsión, el castigo no era del todo bueno. 

McGonagall  decreto que Harry debía quedarse en su habitación hasta final de mes, exagerado, pero la bruja lo veía necesario, ya que los chisme llegaban a sus oídos, y cualquiera que supiera sobre el temperamento de Harry alejaría a los demás del muchacho por la seguridad de estos. Lo único que Harry podía hacer era ir a clases, comer, y regresar a su dormitorio, para su suerte no había entrenamientos de quidditch, asi que no era necesario salir constantemente, aunque tampoco le fascinaba la idea de no poder volar por un mes y bueno, a esas alturas de las cosas, el rumor de la "relación" de Harry con Draco se había vuelto la noticia del año escolar, todo gracias a la confirmación de un cercano a Harry...

Por un gravísimo error por parte de Hadrig, ahora todos sabían que la cólera que llevaba Harry era por que era novio de Draco Malfoy, para colmo de Harry las especulaciones se habían alterado algo, pero bueno, no podía hacer mucho al estar encerrado.

—¿Lo has escuchado? Exacto, Harry Potter y Draco Malfoy si están saliendo.

—¿Por qué Malfoy se fue entonces?

—Por eso Harry termino con Ginny Weasley...

—¿Habéis escuchado...?

—Potter y Malfoy son pareja...

—Ellos...

—...Están.

—¿Enamorados?

Las chicas sobre todo eran las que más hablaban. Pero Harry tuvo la placentera y agradable revelación de que era inmune a todos los chismorreos. Al fin y al cabo resultaban lindo que por una vez en su vida, hablaran de el a causa de algo que lo hacía inmensamente feliz. Le encantaba escuchar su apellido junto al de Draco, que todos supieran que estaban juntos de manera, no directa, y si bien Harry estaba encantado, otros no tanto, ya que con Harry castigado Hermione tuvo que mantenerse sola a veces, estaba bien, aunque no le gustaba mucho la soledad que no llegaba a durar mucho por culpa de la gente que la amonestaban en los pasillos con preguntas sumamente privadas sobre Harry y Malfoy.

Ella no era quien para responder sobre: ¿Quién dio el primer paso? 

Gracias a su rápida forma de desaparecer logro abstenerse a responder y se tranquilizó una vez que tuvo a sus queridos libros a su lado, siempre tan pegada a ellos. Ahora estaba en la biblioteca del colegio, sentada cómodamente en la esquina de un pasillo con libros rodeándole mientras leí; El libro de los hechizos.

Crookshanks que estaba acostado en una pila alta de libros maulló junto al bostezo grande que soltó. Acaba de despertar de su larga siesta de tres horas, y daba la impresión de que se preparaba para la siguiente. Hermione levanto la mirada y sonrió al ver al minino, lamentablemente no duro mucho tiempo feliz.

Ronald Weasley estaba parado alado del gato y viendo a Hermione desde arriba con una postura rígida, los labios apretados, como si se estuviera conteniéndose de algo. Hermione cerro el libro y Ron se soltó en palabras...

—¡Soy un idiota! He sido tan idiota Hermione, de verdad lo siento, contigo, con Harry, no merezco ningún tipo de perdón...

—¡Chisss!

¿ 𝙶 𝙰 𝚈 ? | ᴴᵃʳᶜᵒDonde viven las historias. Descúbrelo ahora