A Dragon's Flame

Capítulo 153

Esta historia no me pertenece, es una traducción.
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Repartir el resto de los suministros fue mucho más fácil después de eso, la gente todavía dudaba, pero cuando vieron que realmente estábamos allí para ayudarles, empezaron a abrirse más a nosotros.

Mientras repartía mantas y saludaba a la gente, una anciana me cogió la mano.

"¿Nyla? Oh, Nyla, ¿eres tú? Gracias a los dioses". Me dice. La miro de cerca y veo a una anciana, completamente cubierta de suciedad y muy muy delgada.

"Yo..." Al principio no la reconozco, pero entonces caigo en la cuenta como un rayo. "¿Cyndi...?" Digo con incredulidad. Está mucho más delgada y sucia que la última vez que la vi, y viste ropa mucho más harapienta, pero no se puede confundir esa sonrisa amable y el brillo de sus ojos.

Daenerys me mira con cierta confusión. "Nyla... ¿conoces a esta mujer?".

Cyndi inclina la cabeza. "Es un honor conocerla, mi reina. Soy Cyndi, una humilde costurera y modista". Levanta la vista y sonríe, con lágrimas en los ojos. "Siempre supe que un Targaryen volvería a sentarse en el trono algún día. Pero nunca pude imaginar a alguien tan hermosa y amable como tú".

"Cyndi..." Daenerys reflexiona un momento y luego jadea, mirándome. "¡Nyla! ¿Es esta la mujer que te mantuvo a salvo y te ayudó a salir de la ciudad para encontrarme?".

Sonrío y asiento con la cabeza, luchando contra las lágrimas que asoman a mis ojos. "Ella también organizó mi salvoconducto a través del estrecho mar". Agarro las manos de Cyndi entre las mías. "Nunca habría llegado al lado de mis dragones sin ella. ¿Qué pasó después de que dejara Kingslanding?".

Se seca las lágrimas con una manga sucia. "Los mantos de oro, se llevaron todo de mi familia, mi tienda, la herrería de mis hijos... todo..."

"¿Tu familia...?" Empiezo vacilante.

Ella sonríe. "Viva, gracias a los dioses. Algunos están aquí, otros en casa".

Daenerys pone una mano en el hombro de Cyndi. "Tendrás de vuelta todo lo que te fue arrebatado. Además, si lo deseas, tú y tu familia tienen un lugar en la Fortaleza Roja, pueden vivir y trabajar allí, si eso los complace. Tú y tu familia serán tratados como familia, mientras yo viva".

Los ojos de Cyndi se abren de par en par y entonces suelta un sollozo estrangulado. "Mi reina... No puedo... agradecerte..."

Daenerys sonríe. "Salvaste a mi caballero y le conseguiste un viaje seguro para reunirse conmigo. Tú y tu familia no necesitarán nada nunca más".

Le decimos a Cyndi que reúna a su familia y sus pertenencias para reunirse con nosotros más tarde, una vez que hayamos asegurado la Fortaleza Roja. Nos tomamos unas horas más repartiendo suministros y luego nos dirigimos lentamente hacia la Fortaleza Roja.

Daenerys mira alrededor de la ciudad mientras nos dirigimos hacia el enorme castillo que es la Fortaleza Roja. "Ciertamente se ve muy diferente cuando caminas sobre los escalones empedrados en lugar de volar desde arriba". comenta.

"Sí." Tyrion se burla. "Probablemente también huela muy diferente".

Finalmente nos encontramos frente a las enormes puertas de la Fortaleza Roja, la puerta misma, cerrada para nosotros. Un gran grupo de Capas Doradas de pie. Un hombre solitario, que supongo que es el comandante de la guardia de la ciudad, se acerca lentamente, retorciéndose las manos enguantadas.

Me inclino para susurrarle a Daenerys. "La guardia de la ciudad, comúnmente conocida como los Capas Doradas". Me pongo de pie. "¡Alto!" Me dirijo hacia el hombre. "Te acercas a la Reina Daenerys Targaryen. ¿Cuál es su intención aquí? ¿Por qué esta demostración de fuerza de la Guardia de la Ciudad?"

El comandante se detiene y se inclina. "Mis disculpas... su gracia. Soy el Comandante de la Guardia de la Ciudad, Humfrey Waters. Si... le complace. Sólo quería mostrarle su gracia..." se para y mira a Daenerys rápidamente antes de apartar la mirada. "Las Capas Doradas de Kingslanding son suyas, su gracia".

"No hay mucha espina dorsal en esta". Tyrion piensa un momento aunque para ser justos, el último comandante de la Guardia de la Ciudad que recuerdo es Janos Slynt, y yo lo mandé al paredón."

Jon asiente. "Sí... lo recuerdo".

El comandante suspira profundamente. "Mis hombres, sus familias viven aquí en la ciudad, cuando trajiste comida, y ayuda... Has hecho más por nosotros y nuestras familias hoy, que lo que Cersei hizo en años. No siento amor por la Reina Cersei, y mis hombres tampoco".

Daenerys se acerca al comandante. "Me alegra oírlo. Trajimos esa comida y las provisiones para todos en Kingslanding. Aunque quizás podríamos haber usado la ayuda de la guardia de la ciudad para distribuirlos. Eso parece algo en lo que la Guardia de la Ciudad debería estar presente y ayudar".

Traga saliva. "Lo siento Su Gracia..."

Ella sacude la cabeza. "No te estoy culpando, has estado sin un liderazgo adecuado, y tu ciudad en ruinas mientras intenta mantenerse a flote con una reina indiferente. Ya no".

Sonríe ligeramente. "Sí su gracia... gracias su gracia".

"¿Qué hay de la Mano de Cersei? ¿Qyburn? ¿Abrirá las puertas y nos entregará Kingslanding?" Pregunta Tyrion.

El comandante niega con la cabeza. "No lo sé mi señor Mano. A mis hombres no se les ha permitido entrar en las murallas de la Fortaleza Roja desde hace algún tiempo. Se nos ordenó mantener la paz en las calles, y eso fue todo". Mira hacia el torreón. "Las cosas han estado... mas tranquilas de lo que esperaba, luego corrieron las campanas cuando descubrieron que la reina habia muerto pero..."

Suspiro. "Me pregunto si aún tendremos un asedio en nuestras manos, después de todo ese esfuerzo... al menos la gente de Kingslanding no morirá de hambre".

De repente comienzan los sonidos de puertas abriéndose. Los guardias de Daenerys y el otro soldado se mueven para rodearnos.

"¡Guardia de la Ciudad, posiciones para proteger a su reina!" Ordena el comandante y la Guardia obedece. Apuntan sus armas hacia el estruendo de la apertura de las puertas de la Fortaleza Roja.

La puerta se abre completamente y un anciano sale lentamente, esta vestido como un Maestre y rodeado por la Guardia Real, vestidos con armaduras negras. Es Qyburn.