Capítulo 28

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Esta historia no me pertenece, es una traducción.
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Deambulo por las distintas tiendas y miro a mi alrededor para asegurarme de que no me han seguido cuando entro en la tienda de vestidos de Cyndi. Cuando veo su cara familiar, siento una oleada de alivio. Por fin me siento segura.

Me ve y sonríe. "¡Lady Nyla!" Su sonrisa se desvanece y frunce el ceño al ver la Garra de Dragón en mi mano. Me conduce a la trastienda y me sienta en el sofá. Se vuelve hacia su nieta.

"Ve a cerrar la tienda". sisea. La niña me mira y sale corriendo hacia la tienda para cerrar las puertas. Siento el cansancio del día y empiezo a sollozar.

Cyndi se arrodilla frente a mí y me coge las manos con suavidad. "¿Qué ha pasado?"

Le cuento mi historia y ella asiente y me abraza. Cuando termino, me acaricia el pelo y me abraza con fuerza.

"Ay, hija...", inclina su cabeza hacia la suya para que nos miremos a los ojos. "No puedes quedarte aquí, debes cruzar el estrecho mar y unirte a los niños Targaryen. Aquí no es seguro, y el Rey enviará innumerables asaltantes para matarlos."

Asiento con la cabeza. "Lo sé... es sólo que... ¿puedo siquiera protegerlos? No soy fuerte."

"Sobreviviste al Matarreyes, eres fuerte. Entrena y entrena y serás lo suficientemente fuerte para protegerlos."

Me coge del brazo y me ayuda a levantarme. "Vamos a darte de comer, asearte y vestirte."

Me lleva a su casa, encima de su tienda. Es pequeña pero acogedora, saca una palangana con agua para que pueda asearme. Voy detrás de un tabique y me desnudo. Empapo un paño en la palangana y le quito el exceso de agua. Empiezo a lavarme toda la suciedad, el sudor y la sangre del cuerpo. Huelo algo delicioso cuando Cyndi empieza a cocinar.

Me sobresalto cuando me pone un vestido nuevo sobre la mampara. Es un vestido sencillo, algo con lo que se vestirían las campesinas normales. Cyndi me dice que me ayudará a pasar desapercibida mientras me asegura el paso a través del estrecho mar.

Me siento a la mesa de Cyndi y me pone delante un cuenco de estofado. La pena me revuelve el estómago.

"Lo siento, Cyndi. No puedo..." se sienta frente a mí en la mesa.

"Tienes que comer."

"Yo..."

Ella sacude la cabeza. "No puedes hacerte más fuerte si no comes. Si quieres entrenar, si quieres llegar a Daenerys a tiempo para salvarla de sus posibles asesinos, necesitas mantenerte fuerte y estar en guardia."

Empiezo a comer despacio. Cada punzada de culpa y dolor me dan ganas de vomitar, pero me trago todo el plato.

Cyndi asiente con la cabeza y coge el cuenco para limpiarlo. "Tengo un amigo que te ayudará a cruzar el estrecho mar." Se vuelve hacia mí. "Es capitán de un barco que trae seda y telas desde el mar angosto."

Suspiro. "Si confías en él, Cyndi. Yo también."

Ella sonríe. "Sí confío en él, sin embargo, no sé si es un verdadero partidario de la causa Targaryen." Vuelve a sentarse a mi lado y me alisa una parte del vestido. "Tendremos que inventarnos un nombre y una historia para ti antes de que cruces."

Asiento lentamente, sin escuchar. Apenas puedo mantener los ojos abiertos y siento que me pesa el cuerpo en el asiento.

Me toca el hombro y sonríe suavemente. "Vamos a acostarte. Mañana debemos levantarnos antes del amanecer y reunirnos con mi hijo en su casa."

Dejo que me lleve a una pequeña cama, sin duda donde duerme su joven nieta. Me desnudo hasta quedar en ropa interior y me tumbo, me quedo dormida en cuanto mi cabeza toca la almohada.

A Dragon's FlameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora