60. Bondad - Nikolas

233 42 21
                                    

Nikolas – Philadelphia
Fábrica, Dic 01:30am

Después de que los chiquillos salen de la fábrica, un silencio tenso se asienta en el lugar. El chico lobo luce increíblemente incómodo. Nos observa de uno en uno.

Titubea antes de hablar, haciendo un ademán nervioso con una mano en dirección a la salida.

—Uh... Será mejor si yo... Si voy a buscarlos.

Parece que pide nuestro beneplácito para abandonar el lugar, pero ninguno de los dos le dice nada. Por un momento parece que fueran a saltar chispas entre nosotros, y al siguiente... nada. Nevi vuelve a sumirse en sus pensamientos; y a mí me tiene sin cuidado lo que haga cualquiera en este sitio. Así que, sin nadie que le detenga de huir de allí, Caleb desaparece en lo que comienza como una caminata de pasos apresurados, pero que se convierte pronto en un trote que resuena en ecos por toda la estancia, antes de desvanecerse con su presencia.

—Bien, ahí va otra oportunidad perdida —suspiro.

Nevi levanta la cabeza en mi dirección y enarca una ceja.

—¿Ah? —inquiere con una mueca idiota.

Fuerzo una sonrisa.

—Comprenderás que no trabajé por meses para que mi obra se quede en el anonimato; ese no es mi estilo.... Creí que pondrías pronto al chico al tanto.

—¿Quieres decir... el suero?

Pongo los ojos en blanco, con deseos de darle un golpe.

—No, Nevi. La otra cosa por la que has estado meses dándome por culo. La otra cosa por la que dejé todo de lado, me rompí la cabeza, hice experimentos, arriesgué mi vida... —A mitad de mi monólogo, por fin lo capta y mueve la cabeza con fastidio—... Sin mencionar que permití a tu pintoresca pandilla de parias en mi escondite. La otra cosa que, casualmente, también respecta a Caleb.

—¡De acuerdo!, ya entendí el mensaje...

—¿Llamas tú al cachorro, o lo llamo yo?

—Deberíamos esperar a que Byron esté presente también.

Siento mi garganta constreñirse de tensión, a la par que mis hombros y mis brazos cuando los asiento en el mesón, a los costados de mi cuerpo al apoyarme allí.

—Claro... Byron. Y el viejo de una pierna. Y el tipo duro de los tatuajes, comoquiera que se llame. Y la niña también; ¡y el perro! El perro es importante. —Me sorprendo sonriendo conforme hablo, aunque no estoy divertido en lo absoluto—. ¿Me estoy olvidando de algún otro honorable miembro de este consejo?

—Solo Byron —refunfuña Nevi, molesto—. Se quedó por Caleb; para ayudarme a lidiar con él, y ha estado presente durante dos plenilunios, trabajando conmigo para mantenerlo a raya durante sus transformaciones. Estamos juntos en esto. Ya le he puesto al tanto; merece estar presente cuando se lo digamos a Caleb. Además... estoy seguro de que ayudará que esté allí.

Ruedo los ojos y giro sobre mí mismo para volver al mesón. No hay caso...

Decido dejar aquel asunto para después. De momento, hay otro que nos ocupa, y sobre el cual todavía no he tenido ocasión de hablarle.

Levanto de encima de mi lugar de trabajo una cápsula pequeña de forma ovoide, y la observo desde cada ángulo posible en busca de detalles e imperfecciones. Es algo rudimentaria, pero solo es un prototipo. Me he pasado en ella un par de días. Confío en que, habiendo resuelto todos los imperfectos de su diseño para que sea funcional, pueda fabricar otras iguales en menor tiempo.

—Dime, Nevi-bebé...

—¿Hm?

—¿Cómo consigues la plata con la que fabrico las balas que me encargas?

HUNTERS ~ vol.2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora