73. Respiro I - Nikolas

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Nikolas – Philadelphia
Fábrica, Ene. 00:24am

Aunque los fuegos artificiales ya han cesado, todavía pueden avistarse por el cielo algún que otro rezagado. Bengalas solitarias, peces, cometas, resplandores y palmeras...

Por toda la ciudad pueden oírse estallidos, música, bocinazos de coches y petardos. La noche apenas comienza para la mayoría, pero ya parece haber terminado para nosotros.

Siento los brazos helados, y me bajo las mangas de la camisa hasta las muñecas, aunque de poco sirve para calentarme. No parece que el frío invernal vaya a irse muy pronto.

Me vibra el móvil en el bolsillo con una llamada, pero lo ignoro. Sé quién es, y no tengo deseos de hablar ahora mismo. No después del modo abrupto en que terminó la noche para ambos, tras la llamada de Nevi.

La llamada se corta, sin que llegue a responderla, y segundos después el aparato vuelve a vibrar, esta vez con un mensaje. Suelto un bufido al rescatar mi móvil de mis jeans y abrir la aplicación de mensajería, a sabiendas de lo que encontraré.

Hay un solo mensaje, y es, como no, de la única persona posible:

Chad:
«Que los jodan a los dos.»

Suelto una risa por la nariz, aun cuando no imagino que haya sido su intención ser gracioso. Muy por el contrario... Estoy a punto de responderle, pero al final desisto con un suspiro. No vale la pena... Si acabo por provocar que Chad se vaya en mi contra y pierdo todo privilegio de él en el futuro, prefiero dejar que corra por la cuenta de Nevi. En cuanto a mí, me lavaré las manos del asunto.

—«Sí, respecto a eso... ¿recuerdas cuando llamaste en año nuevo, Nevi, cariño?» —mascullo para mí mismo—. «Adivina qué pasó después de que dejé a nuestro benefactor con el pito al aire para venir a salvar tu culo otra vez».

—Vaya... Lo siento por eso.

La voz a mis espaldas me atrapa con la guardia baja, pero no reacciono. Me tomo algunos segundos para componerme antes de hablar, de manera que no se note en mi voz el hecho de que me ha sorprendido.

—Bien, ahora que lo sabes, más te vale ir pensando de dónde sacaremos a nuestro próximo animal.

Nevi resopla. Cuando se acerca, parece exhausto. Aunque no se ha cambiado a sus ropas normales, está algo distinto de como lucía hace unas horas, antes de despedirnos.

Tiene la camisa por fuera de los jeans, el blazer está arrugado, manchado con lo que parecen cenizas, y lleva el pelo suelto otra vez.

Y aun así... continúa luciendo atractivo. Puede que incluso más.

Avanza hasta situarse a mi lado, mirando hacia la ciudad. Yo hago lo mismo, y permanecemos en silencio por algunos instantes.

—Al final... llegaste —masculla él. Los petardos siguen sonando a la distancia, pero es más audible el ruido de los grillos, el viento nocturno y el río agitado.

—De hecho, no. Casi llego, pero luego recibí tu llamada. Gracias por eso.

Nevi menea la cabeza, exhalando un aliento al captar la segunda intención de mi comentario.

—Sabes que no me refiero a... Olvídalo. Lo siento por arruinar tu noche. Se supone que era tu día libre. —Se oye como un niño con culpa—. ¿Ese tipo... se enfadó contigo?

Lo observo un momento por el rabillo del ojo, intentando averiguar si intenta ser sarcástico, pero parece genuinamente interesado al preguntarlo.

—Chad —puntualizo, y le veo torcer una mueca—. Le doy una hora.

HUNTERS ~ vol.2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora