52. El mensaje - Byron

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Byron - Philadelphia
Hospital Thomas Jefferson, Ene 16:00am

La nueva habitación de Bob es más pequeña, pero eso es bueno. Significa que hay menos espacio para máquinas, por lo que deduzco que su estado de salud va mejorando. Le han retirado el respirador artificial, sustituyéndolo por una mascarilla Venturi, los cortes de su cara van cicatrizando, y los hematomas ya lucen menos oscuros. Si lo que dijo Ava ayer es cierto, es muy posible que despierte durante el día de hoy.

Sophie no ha aparecido por el hospital en toda la mañana, y no la veo desde ayer, cuando nos despedimos en la puerta después de que me ofreciera, de nuevo y como si nada, ir a su casa a dormir. Únicamente pude carraspear como un idiota y negar con la cabeza, más incómodo de lo que me hubiera gustado.

La mañana transcurre terriblemente despacio y sin novedades. Las enfermeras entran y salen de la habitación, le toman las constantes a Bob y me aseguran que "despertará pronto", pero pasan las horas y sus ojos siguen cerrados. 

Ava no hace acto de presencia en todo el día, y me pregunto si me evita a propósito o si realmente está tan ocupada que no es capaz de sacar ni cinco minutos para ver a su paciente. Aunque no me hace gracia salir de la habitación, sería capaz de hacerlo si con eso consigo que se acerque y, quizás, consiga hacer algo que haga que mi amigo despierte. 

Para matar el aburrimiento y mantener a raya los nervios, saco el móvil y me dedico a revisar mis mensajes. Tengo uno de Sophie, quien, como ya me había imaginado, me informa que está teniendo problemas con el banco y que no podrá pasarse por el hospital hasta la tarde.

También tengo un mensaje de Nevi del día de ayer, pero lo ha borrado. Y hoy no ha dado señales de vida en todo el día.

Y finalmente una retahíla de mensajes desde el teléfono de Micah que está claro que son de Cassie y que empiezan en el día de ayer: "¿Cómo estás?" , "¿Cómo está Bob?", "Yo sigo entrenando", "¿Por qué no respondes?", "¿Estás con esa mujer?", "¡Byron, responde!", varios emoticonos de caritas enfadadas, "Estoy preocupada, ¿pasa algo?", "Voy a tomar un Uber para allá como no me respondas", "Caleb sabe conducir, ¿lo sabes?" —al leer este último, no puedo evitar sonreír—, "Nevi también", "¡Maldita sea, Byron, responde!", y cinco líneas de caritas rojas furiosas.

Me siento mal por no haber hablado con ella desde nuestra llamada en el parking en la que, además, le prometí algo que no cumplí, y pensar en ello me provoca un peso desagradable en el estómago. Para tratar de hacerlo desaparecer, me levanto del sillón para invitados y me acerco a la ventana, marcando el número de Micah y espero a que dé tono.

En apenas un par de segundos, escucho la voz del mayor de los albinos al otro lado de la línea:

—Hola, Byron. ¿Estás bien?

—Hola, Micah. Sí, estoy bien. ¿Puedes pasarme a...?

Escucho claramente cómo alguien le arrebata el teléfono de la mano.

—¡Byron! — La voz de Cassie me interrumpe antes de terminar de hablar. — ¡Eres un asqueroso!

Su insulto, lejos de indignarme, me hace sonreír débilmente.

—Yo también me alegro de hablar contigo — respondo.

—¡Has ignorado todos mis mensajes! ¡Te detesto!

—Ahá — replico sin más, mirando por la ventana, que da a un patio interior lleno de máquinas y ventiladores.

—"Ahá", no. Estoy enfadada contigo.

HUNTERS ~ vol.2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora