Cassie - Pennsburg, PA
Casa de Bob, Ene 13:00pm
Nos pasamos toda la mañana quitando las lonas blancas de los muebles, tragando y estornudando el polvo que nosotros mismos levantamos en nuestro propio afán por limpiarlo todo. Abrimos todas las ventanas de la casa para ventilarla e intentar hacer desaparecer ese olor a cerrado, polvo y rancio que impregna la granja.
Micah, Caleb y Abel me ayudan, mientras que Byron y Nevi se marcharon hace rato al pueblo a comprar provisiones, comida y menaje para la casa. Y Nikolas no ha aparecido desde que se encerró en el desván. Creo que todavía está molesto por haber tenido que mudarnos aquí, pero no lo entiendo. A pesar de que el sitio está sucio y los muebles están algo pasados de moda, no deja de ser una casa. Las familias viven en casas. Y nosotros somos como una familia, ¿no? No puedo evitar entristecerme ante el hecho de pensar que él no nos ve así.
Abel me ayuda a doblar las lonas, tomando cada uno dos puntas en los dos extremos y doblándolas una sobre la otra varias veces hasta que adoptan un tamaño más cómodo, y las vamos dejando en una pequeña torre junto a la puerta para después guardarlas en el armario ropero bajo las escaleras. Micah se dedica a pasar una escoba que descubrimos de milagro en un armario de la cocina con la ayuda de Caleb, quien levanta o empuja los muebles más pesados para permitirle acceder a la suciedad escondida; y cuando el mayor de los albinos no requiere su asistencia, se dedica a limpiar las ventanas con trozos de una lona demasiado estropeada como para salvarse que se van oscureciendo por minutos a cada movimiento que hace y que acaban por perecer en una bolsa de basura que encontramos bajo el fregadero.
Keeper descansa tranquilamente junto al felpudo de la puerta, ajeno a nuestras idas y venidas por todo el piso de abajo. Pero, en un momento dado, tanto Caleb como el perro levantan la cabeza a la vez, y las orejas del segundo se mueven apenas unos centímetros. Los demás tardamos un poco más en comprender el motivo de su conducta hasta que escuchamos el ruido de la camioneta de Byron subiendo por el sendero de tierra. Keeper se levanta y empieza a arañar la puerta con las patas delanteras, sollozando, por lo que me adelanto y se la abro, permitiéndole salir afuera para recibir a su amo.
Todos le seguimos y cuando salimos al porche, Byron y Nevi ya han bajo del vehículo. El primero acaricia suavemente a su perro antes de unirse al segundo en lo que este empieza a bajar bolsas de los asientos traseros. Micah y Caleb se acercan y les ayudan a cargar con las bolsas, internándose de vuelta en la casa y dejando toda la nueva mercancía en la gran encimera en isla dentro de la cocina, la cual habíamos limpiado previamente Abel y yo.
Extendidos por la superficie de esta hay, entre otras cosas, varios paquetes de carnes de distintos tipos entre los que advierto hamburguesas, filetes, salchichas y pechugas de pollo, varias botellas de leche y zumo, un par de frascos de mantequilla de cacahuete, pan de sándwich y algo de fiambre como queso o jamón; huevos, tres o cuatro cajas de cereales, sal, azúcar, bolsas de verduras congeladas, arroz y pasta, algo de fruta —distingo plátanos y manzanas—, dos o tres botes de salsa de tomate y, por supuesto y como no podría ser de otra manera, café.
También hay más cosas como comida para Keeper, toallas de todos los tamaños, cepillos y pasta de dientes, esponja y jabón, cazuelas y sartenes, una nueva escoba, bolsas de basura y varios productos de limpieza.
Procedemos a colocarlo todo en los armarios de la cocina, la despensa, el aseo y el baño del piso de arriba, y sorprendentemente nos lleva gran parte de la mañana. Byron y Nevi desaparecen por la puerta que lleva al sótano, alegando que van a limpiarlo y a solucionar algunos problemas eléctricos o algo así. No sé si tiene que ver con el hecho de que, según oí comentar a Byron antes de irse, en este lugar no hay muy buena cobertura telefónica.
ESTÁS LEYENDO
HUNTERS ~ vol.2
ParanormalHabiéndose revelado sus respectivos pasados, Byron y Nevi consolidan su alianza. Sin embargo, el plenilunio se acerca, y la situación de Caleb no augura nada bueno. Por otro lado, ambos cazadores saben que no podrán quedarse en Philadelphia para sie...