14. If you like piña colada... - Nevi

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Nevi - Philadelphia
Fábrica, Ene. 21:00

Intento concentrarme por completo solo en la acción de meter una a una las cosas en la bolsa para no detenerme a pensar en todos los posibles modos terribles en que podría acabar esto.

Tuve toda la noche anterior para ello y todo el día de hoy, y no es como si me faltasen escenarios imaginarios nefastos que considerar; como si fuesen un laberinto interminable de pasillos sempiternos llenos de puertas antelando cada una, una posibilidad diferente, estoy seguro de que ya hice un tour mental detallado a través de todas ellas.

A mis espaldas, Nee se prepara por su cuenta. No puedo verlo, pero puedo escuchar el traqueteo de las cosas que va metiendo dentro de su propia bolsa, entre las que intuyo —o espero— que se encuentren insumos de primeros auxilios; aún si deseo con toda el alma que no lleguen a ser necesarios.

—Limítate a lo estrictamente necesario. Y usa ropa cómoda —le advierto—. Y calzado ligero; nunca sabes cuándo vas a tener que correr.

—Tenemos un plan. Y confío en que no necesite correr mientras sostengo en las manos un arma que dispara fuego.

—Hazlo, aún así. Las maquinas fallan.

—No mis máquinas.

—Los planes también pueden fallar.

—No mis planes —reitera, y nos arrojamos un vistazo al mismo tiempo por encima del hombro respectivo.

Yo, invitándolo a cuestionarse esa afirmación con un gesto de cejas enarcadas, bastante seguro de que no tengo que citarle unas cuantas ocasiones, y él, imitando la seña, pero en el afán de contradecirme, reafirmando lo que acaba de decir.

—No cuando se siguen al pie de la letra —añade—. ¿Crees que tú y el chiquillo puedan hacer eso? ¿Por favorcito? ¿Por una vez, para variar?

Termino de empacar cerrando la cremallera de la bolsa de un solo deslizamiento, algo brusco debido a mi humor irascible, y me doy la vuelta para enfrentarlo. Una vez más, imita el gesto y viene a encontrarme con su propia bolsa al hombro.

—Usa ropa cómoda —repito de mal humor, y me echo la propia a las espaldas con un suspiro—. Te espero afuera.

—Voy justo detrás de ti.

Pero se queda en la habitación después de que salgo, y por mi parte me dirijo por los pasillos oscuros de la fábrica ya en penumbras, camino a la salida, donde le dije a Micah que nos reuniríamos al caer la noche.

Confío en que los chiquillos estén durmiendo, y no tengo idea de en dónde está Byron. En otras circunstancias me preocuparía dejar solo a Caleb; pero desde el último incidente con Sophie, se niega a abandonar el sótano si no es para cosas puntuales.

Odio que lo haga... Que insista en encadenarse a sí mismo como a una fiera peligrosa, pero al menos me quita un peso de encima por ahora, cuando tengo cosas más urgentes en las que poner mi atención.

Cuando me presento en el patio, al exterior de la fábrica, no me sorprende ver allí a Micah, pero sí a Abel, asido a su costado con los brazos enroscados a su alrededor como un pulpo.

Micah parece que intenta razonar con él, y me arroja un gesto que es a medio camino una disculpa y un clamor por ayuda en cuanto me advierte.

—Yo-... L-lo siento, Nevi. Cuando me levanté yo creí-...

HUNTERS ~ vol.2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora