15. Torresdale - Byron

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Byron – Philadelphia
Club Euphoria, Ene. 00:17am

La misma música de siempre. Las mismas luces. Misma ropa, misma copa, mismo resultado.

Hace rato que he dejado de buscar su cabellera pelirroja. O rubia, o morena, a saber con qué disfraz podría haber venido. Si es que ha venido... Las dos últimas noches alegaba no encontrarse bien, pero no puedo permitirme perder ni un momento más, por lo que hoy he decidido venir solo, por mucho que Caleb insistía en acompañarme. Todavía no ha llegado la luna llena y aún no podemos estar seguro al cien por cien de que sus transformaciones se han frenado por completo. Por no hablar de que alguien como él, que por mucho cuerpo de gimnasio que esté sacando, no deja de tener el rostro de un crío de dieciséis años, llamaría la atención al portero, incluso con un carné falso.

Nevi tiene sus propios problemas lidiando con la horda de necrófagos. Y si bien es cierto que podría posponer la búsqueda en el Club en lo que Sophie se recupera, las palabras amenazantes de la vampira de hace unas pocas noches todavía me generan escalofríos. No puedo quedarme de brazos cruzados, ni centrarme en otra empresa que no sea esta, sabiendo que hay una chupasangres vengativa por ahí suelta que podría atacar a Cassie en cualquier momento. Por eso necesito que Caleb se quede en la fábrica y yo necesito estar aquí otra vez, dando vueltas como un gilipollas, buscando algo que ni siquiera sé qué es.

Camino entre la gente que bebe y baila al ritmo de la música, entre humo y flashes de luces de colores, sin perder de vista las escaleras al reservado, pensando en un modo de entrar. Pero si Sophie, con su encantadora sonrisa, su generoso escote y su generosa cartera, no pudo subir, dudo mucho que yo tenga alguna posibilidad. 

Me termino la copa de un sorbo y la deposito sobre la barra en lo que espero a que alguno de los camareros me atienda. No es hasta que han servido a casi todas las chicas bonitas sus combinados y el mostrador se queda prácticamente vacío que uno de ellos, con el pelo de punta teñido de rubio platino, me hace una señal con la cabeza indicándome el pedido:

—Un manhattan, por favor.

El chico asiente y empieza a prepararlo. Echo un rápido vistazo a la gente tras la gente, atento a cualquier mirada furtiva de la cual pudiera ser objetivo, intentando vislumbrar presencias entre las sombras, mas concretamente una mujer rubia con vestido granate y ojos azules. Pero no parece que haya nada. Y eso me hace sentir inquieto.

—Aquí tienes. Son quince dólares.

Le extiendo dos billetes sobre el húmedo mostrador que él procede a meter en la caja registradora. Tras eso, suelta un sonoro suspiro de cansancio, se estira la espalda y empieza a recoger el amasijo de copas y vasos sucios que la gente, igual que yo, ha ido dejando sobre la barra. Doy un sorbo a la bebida en lo que me planteo una posibilidad.

—Disculpa — le digo al camarero. Este apenas levanta la cabeza en mi dirección mientras sigue con su tarea. — Imagino que es difícil recordar todas las caras que pasan por aquí pero... ¿te suena haber visto esta noche una chica de pelo rubio liso, con vestido color granate? Muy guapa.

—Tío, todas son guapas — responde él.

No puedo negárselo.

—Ya, pero... Esta era muy guapa. ¿Me entiendes? — Trato de explicarle. — Ojos super azules, como si no fueran reales.  — Noto que el chico empieza a recoger los vasos más despacio, como si hiciera memoria, y me la juego con un último dato. — Guapa del tipo... — señalo hacia las escaleras del reservado y le hablo con complicidad — de las que suben al reservado.

HUNTERS ~ vol.2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora