Angelica - Philadelphia
Mansión, Ene. 00:00Otra vez los gritos.
Otra vez el silencio.
Y otra vez esa odiosa nana.
Lleva días así; ya apenas come, casi no bebe, y cuando me asomo para vigilarlo, únicamente parece un vagabundo desamparado y mal de la cabeza. Con la pintura que le proporcioné, ha inundado las paredes de garabatos, símbolos, palabras en hebreo, marcas de protección, rituales y montones de dibujos cuyos significados no termino de conocer. A veces, por puro aburrimiento, investigo entre los centenares de libros de simbología que he ido adquiriendo con los años a ver si logro identificarlos; y otras veces, simplemente me quedo observándolo a través del ventanuco.
Es testarudo, lo admito; cualquier otro hubiera claudicado enseguida, pero Chris tiene una fuerza de voluntad que está a otro nivel. Han pasado varias semanas desde que se encerró, y aunque hay días en los que parece que finalmente vaya a sucumbir ante ese ser que habita en lo profundo de su interior, me sorprende cada mañana pintando más y más glifos en las paredes.
A este paso no voy a necesitar llamar a nadie... y en cambio salir a comprar más pintura.
Tomo la esquina de la página del libro que estoy ojeando y estoy a punto de pasarla cuando algo me detiene. La quietud del despacho es la misma, pero no para los oídos de un vampiro. El aire se agita levemente durante un instante antes de que un par de pies se apoyen sobre el césped delantero de mi casa. Y efectivamente, un par de instantes después, escucho la campanilla de la puerta. ¿Realmente se ha molestado en tocarla?
No necesito levantarme del sillón antes de escuchar la puerta principal abrirse, y en menos de diez segundos tengo al vampiro en cuestión de pie en el umbral de mi despacho. Mi sorpresa es menor al descubrir de quién se trata, pero no por ello dejo que lo note. Mi semblante es tan imperturbable como siempre.
—Moira —la saludo tranquilamente.
La vampira se yergue, apartándose el cabello rubio del rostro con un grácil movimiento, y me contempla desde su sitio.
—Angelica —Esta claro por la forma en la que me devuelve el saludo que no está muy feliz de venir a verme. Y lo entiendo perfectamente.
Cierro el libro y lo dejo a un lado sobre mi escritorio. Mi visitante contempla la estancia con algo de desdén... y cierto punto de envidia.
—¿Qué puedo hacer por ti?
Si ha venido a verme, es porque necesita información. Y cuanto antes me la pida, antes podré librarme de ella sin que se de cuenta de la presencia de Chris en mi sótano y corra la voz de alarma.
Sin decir nada, la vampira entra en la estancia llevándose la mano al bolsillo trasero de sus jeans, del que saca un par de tarjetas, las cuales me arroja sobre la mesa con un gesto seco y poco amable.
—Quiero saber quiénes son.
Alargo la mano para tomar las tarjetas y descubro entonces que se trata de fotografías. La primera muestra a una muchacha pelirroja muy linda, ataviada con un top blanco, entrando en lo que distingo como el lobby del Club Euphoria. No me cuesta nada adivinar qué hacía allí, y me pregunto si habrá conseguido salir con vida. No obstante, aunque no la reconozco en persona, su rostro sí se me hace familiar, y hago memoria, aunque tampoco necesito demasiado tiempo.
—No sé su nombre, no es del círculo de la Costa Este, pero se parece mucho a Becca Anders.
—¿Becca Anders? — repite Moira, interesada.
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HUNTERS ~ vol.2
ParanormalHabiéndose revelado sus respectivos pasados, Byron y Nevi consolidan su alianza. Sin embargo, el plenilunio se acerca, y la situación de Caleb no augura nada bueno. Por otro lado, ambos cazadores saben que no podrán quedarse en Philadelphia para sie...