Cassie – Philadelphia
Fábrica, Ene. 08:30am
Nos quedamos solos ante la enfermería, conteniendo el aliento, y lo único que se escucha desde el interior es el mismo pitido de antes, pero distorsionado a través de la puerta cerrada. A mi lado, la expresión de Abel está desfigurada en un rictus de miedo y noto cómo todo su pequeño cuerpo tiembla únicamente desde la mano que le estrecho y desde la cual empiezan a llegarme suaves hormigueos. Todavía tengo en la cabeza las palabras que me dijo, cuando me explicó lo que creía que podía hacer... Pero es imposible que hiciera eso con su propio hermano... ¿No?
Al otro lado del albino se alza Caleb, que tiene los ojos entornados, como si estuviera mirando algo... o escuchando algo. ¡Claro! Él tiene un gran oído y está escuchando lo que pasa dentro. Estoy a punto de preguntarle cuando su expresión cambia a una de alivio y cierra los ojos durante un instante, respirando más tranquilo, y enseguida se dirige a nosotros:
—Está bien — nos asegura. — Solo ha sido un susto.
—¿Seguro? — pregunto. Abel contempla al muchacho lobo con la misma cuestión pintada en la cara.
—Sí. Ahora... creo que salen.
No pasan ni cinco segundos antes de que, tal y como ha dicho Caleb, la puerta se abra y por ella aparezca Byron, que se dirige a nosotros nada más vernos, solo para informarnos de lo que Caleb ya nos había dicho.
—Micah está bien. Pero tiene que descansar, ¿vale, Abel?
El niño, que me ha soltado la mano en cuanto la puerta se ha abierto, cesa en sus esfuerzos por mirar o pasar dentro a pesar del cuerpo grandote de Byron y le contempla con tristeza.
— ¿No puede pasar a verlo? —pregunto, dirigiéndome a Byron.
Byron suspira. En ese momento, salen de la habitación Nevi y Nee. El primero le lanza a Abel una mirada extraña que no logro descifrar y que el niño le devuelve con igual ferocidad, pero el segundo se para un instante frente a nosotros, respondiendo a mi pregunta que ha debido escuchar cuando salía:
—Podéis pasar si queréis, pero no lo toquéis, ¿entendido?
Los ojos de Abel vuelan a Nee y sueltan chispas de desafío. Intervengo enseguida poniéndole una mano en el hombro, sobre la sudadera roja de los Phillies que yo misma le regalé y casi siempre lleva puesta.
—Tranquilo, Aby. Creo... que es mejor así, ¿no?
El niño me contempla. No quiero decir nada más para no dar lugar a sospechas, pero estoy segura de que él ha entendido mi referencia. Detrás de él, podría jurar que Nevi me examina con la mirada como si me estuviera evaluando y me pone muy nerviosa. Finalmente, Abel asiente, y Byron le concede el paso apartándose a un lado.
En cuanto tiene la vía libre, el pequeño se lanza dentro en una apresurada carrera, y yo le sigo algo más despacio. Por un instante, pienso que va a ignorar las indicaciones de Nikolas, pero se frena a tiempo de chocar contra la camilla y extiende los brazos hacia su hermano... Pero en el último instante sus manos vacilan y tiemblan un momento antes de bajarlas y apoyarlas sobre la camilla. Micah coloca una mano sobre la cabeza de su hermanito y se la acaricia con cariño, susurrándole palabras de aliento. ¿Le habrá contado Abel lo mismo que a mí? ¿Es posible que lo haga ahora? Me detengo en mis pasos a medio camino de la habitación. Tal vez es mejor si los dejara solos...
Me doy la vuelta y me encamino de nuevo al exterior de la enfermería, donde veo a Byron hablando con Caleb. El adulto le pone la mano en el hombro al muchacho a modo de agradecimiento, y este asiente conforme, tras lo cual se separan. Caleb se dirige a la cocina, supongo que a seguir comiendo como el glotón que es, y Byron se dirige hacia mí.
—¿No te quedas con Micah y Abel? —pregunta extrañado.
—Creo que es mejor que los deje tranquilos. De momento.
Byron asiente lentamente, luciendo pensativo. Es extraño que no diga que tiene cosas de las que encargarse, o que quiera irse a dormir teniendo en cuenta lo cansado que parece. Simplemente, se queda ahí de pie frente a mí, como si quisiera decirme algo, así que me quedo callada, esperando.
—¿Quieres dar una vuelta? — pregunta finalmente.
Sonrío.
—¡Claro!
ESTÁS LEYENDO
HUNTERS ~ vol.2
ParanormalHabiéndose revelado sus respectivos pasados, Byron y Nevi consolidan su alianza. Sin embargo, el plenilunio se acerca, y la situación de Caleb no augura nada bueno. Por otro lado, ambos cazadores saben que no podrán quedarse en Philadelphia para sie...