72. Eisheth - Nevi

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Nevi - Philadelphia
Motel "Palm Tree", Dic. 23:30pm

Al principio no estaba seguro del plan de Sophie, pero después de que, con una expresión desinteresada en el rostro, el recepcionista nos pregunte por cuántas horas queremos rentar la habitación, empiezo a creer que tuvo razón antes. Hubiese sido sospechoso para alguien entrar solo en un motel que cobra por hora y no por noche.

En cambio, una mujer con ademanes coquetos llevando del brazo a dos hombres resulta un tanto menos llamativo, aunque debería ser lo contrario.

Sophie paga el precio, acepta las llaves cuando el recepcionista se las extiende, y después nos conduce fuera para ir en busca del cuarto, despidiéndose de ella con una sonrisa.

C'est un jeu d'enfants —canturrea cuando salimos del recibidor.

Afuera hace viento, y tiemblo de frío, sintiendo fría la garganta descubierta.

—¿En qué habitación creen que esté? —pregunto conforme fingimos dirigirnos a la nuestra.

Fue solo después de la actuación de Sophie en el mostrador, cuando pidió el cuarto, que entendí lo que significaba "Mènage á Trois", e inevitablemente pienso en ello mientras caminamos los tres juntos. Honestamente ni puedo ni quiero imaginarme a Byron en un ámbito sexual; menos si yo también estoy en la imagen. Pero incluso la idea de ambos en un trío con una mujer me resulta extraña. Quizá si solo fuera Sophie... No es que no lo haya pensado antes, de todos modos, durante nuestra pequeña pelea amistosa.

Nikolas se reirá cuando le cuente todo esto. Pero pensar en él otra vez recaba mis ánimos, más que alegrarlos.

Sophie se adelanta y da un par de vueltas, al pasar por al frente de las tres primeras puertas.

Et alors, ¿dónde podrá estar nuestro pequeño Micah?

—Si vino aquí a echar un polvo con una chica, ya no es tan pequeño —le dice Byron, en voz baja.

Pasamos en ese momento frente a la piscina. El agua está sucia y llena de hojas e insectos, pero alcanzo a ver mi reflejo cuando me acerco, intentando pensar en algo.

Saco el móvil de mi bolsillo y busco el número de Micah, con la esperanza de que ahora sí nos conteste, pero no lo hace. Ni siquiera puedo oírlo sonar en ningún lugar del recinto y empiezo a sospechar que pueda tenerlo en silencio.

—Maldita sea... Al demonio; iré puerta por puerta —digo a mis acompañantes, guardando el móvil y poniendo dirección a la primera de ellas.

Byron me sujeta el hombro por el camino y me frena.

—¿O sea que vas a joderle la noche a todos aquí para buscar a Micah? Piensa un poco. ¿Crees que te abrirá, aunque des con la habitación en que está ahora? Como mucho lograrás que nos echen de aquí, y nunca sabremos si está aquí o no.

Exhalo con fuerza, rodando los ojos.

—¡Es que...! Aún si está a salvo, ni siquiera... ¡Ni siquiera creo que lleve protección, el muy idiota! Un vampiro o un maldito súcubo serán el menor de sus problemas esta noche si pesca clamidia, gonorrea o cualquier otro bicho. Si resulta que solo vino a follar, al menos... —Abro la billetera y saco del interior un pequeño paquete cuadrado brillante—. Le deslizaré esto por debajo de la puerta, y después podemos largarnos. Que vea cómo vuelve a casa, ya que es tan adulto ahora.

Echo un vistazo a la máquina expendedora a un costado del edificio, y empiezo a sacar también un billete. El mal humor me ha abierto el apetito.

—¿Alguien quiere algo de la máquina?

HUNTERS ~ vol.2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora