49. Luna llena invernal I - Nevi

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Nevi – Philadelphia
Refugio, Dic 18:50pm

—El baño del cachorro ya está listo —anuncia Nee con pereza y me giro al acto sobre los talones, solo para comprobar lo que ya nos ha dicho, todavía algo renuente a la idea de volver a meter a Caleb allí y que las cosas resulten igual que la última vez.

Tomo un largo aliento antes de girarme otra vez hacia Caleb. Este me devuelve un gesto ansioso, contenido tras labios apretados y un ceño tenso.

Antes de dar la venia reviso mi móvil. No me percato del momento en que Nee se asoma sobre mi hombro y apoya allí el mentón para mirar a la pantalla conmigo:

—¿Un calendario lunar? —se burla, y su risa se evapora en una nube cálida frente a su rostro— Mírate. Es lo más comprometido que has estado jamás con otra persona.

—¿Celoso?

—Un poco —reconoce.

Me reservo una sonrisa, en lugar de lo cual lo aparto de mí con un ligero codazo en las costillas, antes de dirigirme a Caleb.

—Todavía tienes unos diez minutos, Spike —le aviso, viendo que todavía va por la mitad de su cigarrillo número... quién sabe cuántos—. Termina de fumarte eso y prepárate.

Byron no protesta, pero veo a Bob arrugar el gesto con una mueca agria y mover la cabeza.

—Tranquilo, abuelo, merece un cigarrillo. Ha sido un buen chico. —Conforme hablo, saco mi propia cajetilla de mi bolsillo y hago maniobras para encenderlo con la mano sana, mientras que con la que tengo escayolada intento bloquear el viento; pero no lo consigo por más que trato.

—Y luego supongo que habrá que esperar que termines el tuyo. Eso, si antes no tenemos que apagarte cuando te prendas en llamas haciendo eso —se queja aquel.

De improviso, Nee me arranca el encendedor de entre los dedos y lo lanza dentro del bunker lleno de agua.

—¡Hff! ¡Hijo de puta...! —balbuceo, con el cigarrillo todavía en los labios.

—Tendré que ponerme de parte del tío Bob —repone él, sin mostrar el menor remordimiento, conforme se aleja de mí para ir donde Caleb—. Más tarde quémate a lo bonzo y fúmate un tubo de escape si quieres.

Ruedo los ojos con un gruñido y voy a su siga guardándome el cigarro sin prender en el bolsillo.

—Bien, chico lobo, esto es lo que haremos —dice Nee a Caleb, al tiempo en que le rodea los hombros con un brazo y lo conduce hacia el bunker, a lo cual Caleb avanza con desgano—. Te sacaremos de allí en el tiempo correcto esta vez, así que te sugiero que apagues eso y ocupes unos cinco minutos en saturar esos jóvenes pulmones de oxígeno, porque mediré tu frecuencia respiratoria antes de que entres allí, y si tu capacidad está disminuida todo mi cálculo se irá al demonio. Y no queremos otro incidente como el anterior. ¿O sí?

—Lo sé —murmura Caleb de mal humor, y obedece, soltándose de su brazo para luego tirar el cigarrillo al suelo y pisarlo con el talón con cierta inquina.

Nikolas se aleja de él con una sonrisa burlona en el rostro.

—Nos entendemos entonces, bombón. —Sin decir nada, Caleb pasa de largo camino al bunker y yo me uno a Nee otra vez. Este me arroja una mirada por el rabillo del ojo de la cicatriz—. ¿Crees que fue sabio crearle un vicio a un... individuo tan inestable?

—A mí me relaja fumar —arguyo con resquemor, producto de mi encendedor perdido, usando un tono inusitadamente brusco.

Nee me arroja una mirada mordaz, enarcando una ceja.

HUNTERS ~ vol.2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora