HUNTERS ~ vol.2

56. Un Golpe - Micah

Micah – Philadelphia
Fabrica, 10:30am

Inesperadamente soy presa de tres pares de ojos que me indagan; Byron expectante, Nevi con desaprobación, y la mujer pelirroja que se acerca a una peligrosa velocidad, con determinación.

Mis pies se clavan al piso cuando se aproxima. ¿Viene hacia mí? ¿Por qué?

—¡Salut! —saluda la muchacha al plantarse frente a mí.

Disparo una mirada a Nevi, pidiendo auxilio, pero noto que se ha quedado atrás y discute de algo con Byron, haciendo los ademanes y aspavientos que suele hacer con las manos cuando está molesto.

De manera que estoy solo en esto.

—Ho... hola —mascullo, esperando no equivocarme al suponer que acaba de saludarme.

—Ya me he presentado antes, je m'appelle Sophie. ¿Et toi?

Conforme habla no puedo evitar recorrer su rostro. Parece joven, como de mi edad, pero aun así me siento intimidado.

—Mi... Micah.

—Oh, c'est jolie! Mi-Micah —sonríe con coquetería y no sé si en verdad ha entendido mal mi nombre o me está tomando el pelo.

Pero deja de importar en el momento en que sostiene mis hombros y se acerca a mí, aunando su rostro al mío y plantándome un beso en la mejilla, tras lo cual se traslada hacia el otro lado y hace lo mismo en la otra. Aún ese corto tiempo me basta para captar el aroma de su perfume, con lo cual, sumado a la impresión todavía cálida de sus mejillas contra las mías, siento mi rostro acalorarse al punto en que temo haberme puesto rojo. De ser el caso es imposible que no lo note, y maldigo mi tono de piel.

—Los chicos me han dicho que también eres cazador, oui?

Abro los ojos, ilusionado con esa idea. ¿Eso han dicho? ¿Eso... ha dicho Nevi?

Pero antes de que cualquier palabra salga de mis labios, la voz de aquel se levanta cerca de nosotros:

—No. —Se planta entonces entre la chica y yo, echando por tierra mis esperanzas—. Es mi aprendiz; pero no es un cazador todavía.

Aquello se siente como un puñetazo.

Tengo otra vez la atención de la chica, Sophie. Nevi me observa por el rabillo del ojo, retándome a contradecirlo, y yo le devuelvo una mueca dolida.

—Ah, je croyais que Byron dijo que se enfrentó a un vampiro y a un necrófago.

Otra vez, estoy a punto de hablar cuando Nevi se me adelanta:

—Escucha, Jessica Rabbit —la muchacha hace un mohín—, no tengo objeciones en probar tu método; no es como si tuviéramos otra alternativa mejor; pero vamos a tener que hacerlo funcionar entre tres, o se descarta.

—Oh la lá... Se trata de vigilar y avisar si ve algo extraño; solo tiene que alertarnos en cuanto encuentre algo y nosotros llegaremos. No le pasará nada.

—La respuesta es no —contesta Nevi, al acto. No me ha dejado hacerlo a mí ni una sola vez; como si fuera mudo.

—¿Por qué? —levanto la voz por primera vez, y tengo nuevamente encima la mirada de los tres.

Nevi masculla:

—Micah...

Esta vez, soy yo quien se le adelanta a él, antes de que diga cualquier otra cosa:

—He hecho todo lo que me has dicho. Dijiste que cuando regresaras me llevarías a mi primera cacería.

Aquel abre los labios, pero los vuelve a cerrar en lo que imagino es su caída en cuenta de que tengo razón.