67. Cuasi-guerra - Nevi

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Nevi – Philadelphia
Club Euphoria, Dic. 22:00

Después de una ducha, de volver a cubrirme la lesión del hombro torpemente, y de salir de los baños ya vestido para nuestra misión en el club, fui directo a la habitación de Nikolas.

Todavía entonces me sentía inseguro respecto a Micah. No lo veía capaz de desobedecerme teniendo en cuenta la posición en que él seguramente sabía que eso le pondría conmigo. Aún así, esperaba conseguir una pequeña garantía.

Me encontré con Nee justo bajo el marco de su puerta, cuando él venía saliendo, y frenamos los dos de golpe. Sonrió tras echarme un lánguido vistazo de pies a cabeza.

—Guau.

No podría importarme menos cómo me veía; solo estaba jugando un papel, pero ¿quién sabe cuál hubiese sido mi respuesta en circunstancias normales? Dependiendo de mi humor, podría haber fingido molestarme, o quizá podría haber respondido con arrogancia para seguirle el juego.

En lugar de eso no pude hacer otra cosa que quedarme mudo. El hombre frente a mí lucía muy diferente del Nikolas al que estaba tan acostumbrado. Desaliñado, con las manos siempre manchadas de grasa, el rostro deslavado y el cabello revuelto, me hubiese costado imaginarlo de otra manera.

Pero llevaba esta vez una camisa negra impoluta, jeans grises claro y el pelo limpio. Su rostro lucía terso, como si por una vez se hubiese afeitado apropiadamente, y creo haber percibido un aroma sutil viniendo de él; alguna clase de colonia masculina suave.

—Lo mismo digo —respondí, después de un largo silencio.

Fue solo en ese momento que caí en cuenta de lo que su cambio de aspecto indicaba.

—¿Vas a salir?

—No; solo me puse algo cómodo para estar en casa cuidando de un montón de mocosos.

—Yo pensé...

—¿Qué iba a quedarme encerrado durante las fiestas de año nuevo para cuidar de los críos?

No es que lo esperase; solo que no había barajado otra posibilidad que la de que incluso en una noche como esta, se quedase encerrado. Como siempre. Echar un ojo a los chicos sería más bien un pequeño encargo, mientras estuviera allí.

Pero no podía pedirle que cancelase sus planes. No después de nuestra última discusión. Después de todo, Nee tuvo razón en algo: nunca ha sido su obligación hacer esa clase de cosas por mí.

Lo que, es más, ha trabajado duro por mucho tiempo para ayudarme, y no hubiésemos conseguido sin él ninguna clase de progreso; no solo en lo que respecta a Caleb.

Merecía un respiro.

Cuando volví la vista a su rostro, mantenía una versión más tensa de su sonrisa anterior, y parecía estar reservando el aliento, listo para replicar cualquier intento mío de reprochárselo.

—Diviértete —le dije únicamente, y fui sincero al hacerlo.

Aquello pareció desconcertarlo. Abrió los labios para decir algo, pero después los cerró, con una cabeceada:

—Y tú, intentando no morir. —Sujetó entonces una de las solapas de mi camisa entre los dedos, y los deslizó con lentitud hasta llegar a mi pecho, dejándome sobre la piel la impresión de un suave cosquilleo a través de la tela. Alargó por el camino una sonrisa galante—. Estás demasiado apuesto hoy para acabar cubierto de sangre. 

HUNTERS ~ vol.2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora