51. Feliz Navidad, primera parte I - Micah

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Micah – Philadelphia
Fábrica, Dic 9:02am

La noche anterior:

—¡Síí!

—¡Shh! —le hago una seña a Cassie, y esta se lleva las dos manos al rostro para silenciarse a sí misma, aunque continúa saltando sobre su colchón de un lado al otro.

¡Síí! ¡Síí! —articula sin voz, antes de dejarse caer sentada sobre el mismo de piernas cruzadas— ¡¿Se lo vas a decir ahora?! ¡¿Puedo acompañarte?!

—Se lo diré mañana. Me gustaría sorprenderlo. Después de todo... sería su primera Navidad como corresponde.

—¡Y la mía! Bueno... en el orfanato cenábamos mejor esa noche... ¡pero es la primera vez que la celebro con personas que sí me importan!

Se para de un salto y vuelve a saltar de emoción sobre el colchón. No puedo evitar distender una sonrisa:

—Y nosotros. —En medio de un salto la atrapo en el aire y la vuelvo a sentar, tras lo cual le acerco los zapatos—. Tendrás que enseñarme un par de cosas. Por eso te he despertado.

—¡Luces! —chilla ella, con las manos temblándole conforme se calza, pero entonces se detiene en su tarea y levanta la vista para mirarme—. Has comprado luces... ¿verdad?

Doy una cabeceada. Las he comprado hace ya varios días, de una tienda que estaba en rebajas, mientras volvía a la fábrica saliendo de mi trabajo. Fue, de hecho, lo que me dio la idea.

—¿Me ayudarías a colgarlas en lo que hacemos una lista de lo que falta?

****

Mientras Abel duerme, Cassie y yo nos ocupamos de colgar las luces navideñas —que pasan a sumarse a las que ya habíamos encontrado en la chatarrería— y las guirnaldas de espumillón por todo el rededor de la estancia. Basta con aquello para darle al lugar un aire festivo difícil de pasar por alto. Espero que a Nikolas no le moleste...

—Ojalá tuviéramos un árbol —comenta Cassie conforme la ayudo a bajar después de sostenerla sobre mis hombros para que pudiera enganchar los adornos a la pared, valiéndose de los clavos y tornillos sobresalientes de la vieja estructura, o con amarra-cables que encontré en el mesón de Nee, y los cuales planeo reponer.

Ante la idea de Cassie, suelto un suspiro y miro a mi alrededor. Sabía que olvidaba algo importante.

—Si lo hubiera, ¿dónde lo pondrías?

—¡Aquí! —dice ella de inmediato, situándose en el centro de la fábrica y extendiendo los brazos, conforme da vueltas. Me contagia de su espíritu, y me llena el pecho de algo cálido— ¡Junto a todos los regalos!

Pero entonces se frena de hablar de golpe, y voltea a mirarme con un gesto apenado en el rostro.

—Micah —murmura—... está bien si no has comprado regalos.

Me acerco a ella y me agacho para hablarle:

—No los he comprado —admito fingiendo estar apenado, y la veo torcer una sonrisa con la que intuyo que intenta hacerme sentir mejor. Y entonces añado—: Pero estoy seguro de que Santa se encargará de ellos.

Le guiño un ojo, llevándome un índice a los labios, y ella sonríe ampliamente y hace el afán de un cierre cerca de sus labios, siguiéndome el juego.

HUNTERS ~ vol.2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora