81 . Iniciación II - Micah

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Micah - Philadelphia
Fábrica, 03:30am

Para cuando cayó la noche todavía estaba somnoliento y débil. Tenía mareos cuando me levantaba rápido y mis piernas se sentían como lanas; como si caminase en el aire, pero dormí tanto en el transcurso del día que ahora no me veo capaz de hacerlo más, aunque van a ser casi las cuatro de la mañana.

Sin importar lo que haya pasado... estoy vivo. Y según he oído decir a todos, constituye alguna clase de milagro que lo esté, el cual nadie se explica.

No obstante, aún hay algo de mí que no se ha recuperado, y es el dolor que llevo dentro desde la noche anterior. No proviene de ninguna clase de herida, sino que está hincado en un lugar mucho más profundo, a donde no tiene acceso ninguna clase de medicamento que Nikolas pudiera darme.

Recostado sobre mi colchón, con Abel acurrucado a mi costado, afianzo bajo la almohada la pieza rota del brazalete en secreto. Lo he llevado desde que Nevi me lo devolvió.

No puedo dejar de pensar en su antigua dueña. ¿En dónde está ahora? ¿Volverá algún día?

En qué estoy pensando... Pero... ¿y si fuera posible? Intentaría lo mismo que intentó la noche, seguramente. ¿Cómo puedo estar pensando con añoranza en la mujer... más bien en la criatura que casi me asesina? ¿Su hechizo todavía suerte efecto, aún ahora?

Por lo demás... qué gran manera de haber pasado mi primera noche con una mujer. Miro a Abel a mi lado, quien ya duerme profundamente. ¿Se lo contaré alguna vez, cuando sea mayor?

El hecho de que su hermano perdió la virginidad con un demonio come-hombres... Probablemente sea un secreto que guarde de él por siempre.

Mi querida Iseth... ¿por qué no pudiste ser una mujer normal?

—Micah.

La voz de Nevi me desconcierta. Levanto la cabeza, buscándolo en la oscuridad por fuera de la habitación, y me desconcierta hallarlo de pie junto al marco, en la oscuridad. Al principio parece una visión y provoca que me revuelva nervioso en el intento de levantarme, hasta que alza su móvil junto a su rostro y deja que la pantalla le ilumine las facciones.

El que venga a verme a estas horas de la noche me transmite un presentimiento extraño.

—¿Qué pasa?

—Hablemos.

—¿A-... ahora?

—Si no es ahora, después podría arrepentirme. —Echa un vistazo hacia mi hermano—. A solas. Deja al conejillo durmiendo. Te espero afuera.

Sin esperar una respuesta, se marcha en la oscuridad.

No me queda sino obedecer. A mi lado, presiento que Abel se opondrá si lo despierto, así que hago todo lo posible para salir de la cama sin que me nota.

****

Una vez afuera no me cuesta hallarlo. Está apoyado contra una de las paredes de la fábrica, cobijado por la oscuridad.

Está fumando, cómo no... Noto las volutas de humo azulado frente a su rostro.

—Ven, no te voy a morder —me dice desde la distancia.

¿Cómo ha podido percibirme?

Para el momento en que me acerco y me apoyo a la pared, junto a él, parece irresoluto. Da caladas ansiosas a su cigarrillo entre sus dedos temblorosos, lleno de una emoción que no se explicar. Me está poniendo nervioso a mí...

En eso, baja el cigarrillo e inhala un largo aliento.

—Micah —empieza, y atiendo, mirándole en silencio—. Cuando comencé a enseñarte, lo primero que debería haberte enseñado... es a confiar en tu instinto. En cambio... no he hecho más que orillarte a que te pongas en duda a ti mismo, desestimando su perspicacia y llamándote loco, exagerado o dramático. Ese ha sido un error. Ha estado... muy mal de mi parte.

HUNTERS ~ vol.2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora