63. Problemas en el paraíso II - Nikolas

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Nikolas – Philadelphia
Apartamento de Chad, Dic. 05:00

El cuarto sin ventanas continúa oscuro a pesar de que ya debería estar asomando la mañana. Siempre pierdo la noción del tiempo en este lugar. A mi lado, Chad fuma. Probablemente fume tanto como Nevi, o quizá más.

—No esperaba que me llamaras hoy. Suerte que me encontraste despierto.

—Sí... Afortunado yo.

No puedo decir que me haya decepcionado otra vez; quizá porque para empezar no esperaba demasiado de este encuentro, solo una distracción; un desahogo rápido; y fue lo que obtuve. Quizás allí estaba el problema; quizá mis expectativas estaban demasiado altas al inicio. Lo que es ahora... por una vez, estoy satisfecho.

Aunque no por eso más tranquilo; aún después de oír la voz de Nevi, con lo cual sé que está vivo al menos.

—Estás... algo distraído —observa Chad.

Su tono es distinto del que suele usar; ese tono bobo con el que pretende endulzarme siempre, después de cada sesión, como si fuera necesario. Suena tirante, y lo miro por el rabillo del ojo.

Si no mal recuerdo, nuestro encuentro empezó del mismo modo rudo y monótono que siempre; no fue sino a partir de la segunda mitad que las cosas se pusieron más interesantes. Casualmente... luego de la llamada de Nevi. Y, extrañamente, no por mi parte.

—Es tu imaginación.

—Hm. —Deja salir un suspiro—. Así que... ¿«Nevi»? —pregunta entonces—. ¿Quién es?

Se me dibuja una sonrisa cuando viro el rostro completo sobre la almohada para verlo. Lo encuentro con gesto ceñudo, el que intenta disimular fingiendo indiferencia, mientras pretende mirar algo en su móvil.

Se lo tiro de las manos con un manotazo de la mía y giro sobre mi lugar hasta situarme encima él, lo cual parece sorprenderlo. Entonces, me acerco lo bastante como para que olvide su enfado y sus labios hacen el amago de un beso, esperando a los míos, que no llegan a tocarlos.

—Eso —susurro sobre su boca expectante— no es de tu incumbencia.

Le doy un beso corto que le deja perplejo y me levanto para buscar mi ropa sobre la cama y comenzar a vestirme.

Percibo que se sienta en su sitio y que me taladra la nuca con la vista. Respira pesadamente por algunos segundos.

—¿Te acuestas con él también? —La pregunta suena a través de siseos.

—¿Y qué si así fuera? Si querías exclusividad, debiste especificarlo en el contrato, bombón.

—Solo es una pregunta.

Muevo la cabeza, divertido con la idea que Chad plantó allí. 

Con Nevi... Sí, seguro.

—No te preocupes por eso, dulzura. Si tuviera opciones no estaría aquí.

Giro para mirarlo apenas decir eso, solo para ver su reacción.

Y sonríe.

El idiota sonríe como si le hubiera hecho el mejor cumplido del mundo. Es solo después de casi medio minuto que su gesto se tuerce, y sus pupilas se mueven de un lado al otro, como si apenas lo estuviese asimilando.

Empiezo a preguntarme si hay un cerebro detrás de esos ojos, y me ataca un acceso de risa imposible de contener.

—No; no estoy jodiendo a nadie más —suspiro—. ¿Eso responde tu pregunta?

HUNTERS ~ vol.2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora