18. De regreso III - Cassie

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Cassie - Philadelphia
Fábrica, Nov 9:32am

Cuando escucho las palabras de Nevi por el manos libres del móvil de Nee, estoy a punto de saludar y pedir que pongan a Caleb al teléfono, pero para entonces ya han colgado. Aunque no estaba completamente al tanto de lo que iban a hacer, sabía cuál iba a ser la optativa si las cosas no salían bien, al igual que Micah, y eso me aterraba. Pero he tenido los dedos cruzados toda la noche hasta que me he quedado dormida junto a Abel en ese sucio sótano, confiando y deseando que todo saliera bien. Y mi fe ha tenido su recompensa.

Cuando al cabo de poco rato escuchamos el inconfundible sonido de un motor de coche deteniéndose fuera de la fábrica, me levanto del suelo en el que seguía dibujando sobre viejos periódicos con Abel y salgo a la carrera hacia la salida. A medio camino me encuentro con ellos, y lo primero que hago es correr hacia Caleb con los ojos brillantes y una sonrisa en la boca.

— ¡Caleb! — lo llamo, aunque innecesariamente, pues ya ve el meteorito humano que se aproxima hacia él.

Esta vez, cuando lo abrazo, él me lo devuelve enseguida. No es como cuando estaba llorando en el sótano, cuando tenía miedo de que me acercara, cuando no creía merecer el cariño que le daba. Esta vez, está preparado para él, y lo agradece envolviéndome a su vez entre sus brazos durante unos segundos hasta que hace por separarse de mí. Me despego de él y le contemplo contenta.

— Me alegro tanto de que estés bien – le digo, totalmente sincera.

— Y yo – responde él, contagiado por mi sonrisa.

Me alegra verlo de buen humor. Normalmente, luce apesadumbrado, apático, nostálgico y triste, siempre cauto y separado de los demás, temeroso de hacerles daño; pero ahora, sus ojos emanan una fuerza y una voluntad que no había visto hasta ahora. Me da curiosidad qué habrá pasado para que su actitud haya cambiado tanto, pero decido que ya se lo preguntaré más tarde. Ahora tenemos mucho tiempo hasta la próxima luna llena.

Entonces, me fijo en otra cosa.

— ¿Tienes ropa nueva? — El muchacho ladea la cabeza y se encoge de hombros. — ¿Qué ha pasado con la que llevabas?

Caleb abre la boca para responder, pero no dice nada, y gira la cabeza buscando a Byron y Nevi, que se acercan más rezagados debido a que estaban descargando sus bolsas de material, seguidos de Keeper. Al escuchar la pregunta, el primero desvía la mirada y Nevi se ríe. Pero ninguno de los tres responde a mi pregunta. Lo dejo pasar por esta vez, ya que el aspecto de Byron y Nevi no se parece en nada al de Caleb y eso me suscita más curiosidad aún que el hecho de que Caleb estrene atuendo.

— Parecéis un par de yonquis – les digo, conteniéndome una risita.

— ¿Por qué conoces tú esa palabra? — me pregunta Nevi, evitando costosamente un enorme bostezo.

— Veo la tele – le respondo.

— ¿Sabes ese icono que ponen antes de cualquier programa; ese que dice "PG" y un 18? — replica Nevi, esta vez sin esforzarse en no bostezar.

Contengo un bufido.

— Sé lo que significa PG18 – me defiendo. — ¿Por qué no dejas de molestarme y te vas a dormir un poco, yonqui?

Nevi me señala con el dedo.

— ¿Sabes? Por una vez tienes razón, Brigitte.

Dicho esto, pasa a mi lado en dirección al cuarto de Nee y, al hacerlo, me coloca la mano en la cabeza y me desordena mi ya de por si desordenado pelo. Hincho los carrillos, pero no me enfado, porque sé que lo hace con cariño. Lo mismo que el molestarme. Es entonces cuando me giro hacia Byron. Él también luce cansado, más incluso que cuando estuvieron esperando al vampiro. Tiene los ojos algo irritados, supongo que de no dormir, y surcos oscuros bajo los ojos por el mismo motivo. Los bajos de sus vaqueros y sus botas están manchadas de barro seco, igual que las patas de Keeper.

— Tú también pareces un yonqui.

— Gracias – responde él, echando a andar hacia dentro.

Camino a su lado mientras Keeper nos precede. Caleb entra delante de nosotros y, en cuanto entra en la estancia, Micah va hacia él y ambos empiezan lo que parece una animada conversación.

— Me alegro de que no lo hicieras – le digo entonces a Byron, sin apartar la vista de Caleb.

— ¿Hacer el qué?— pregunta él.

— Matar a Caleb.

Byron guarda silencio un instante antes de responder.

— Yo también.

Giro la cabeza y le miro, pero él también mira a Caleb, y veo en sus ojos que habla sinceramente. Entonces recuerdo las palabras de Bob antes de marcharse de la fábrica. "Le has cambiado. Es como si tuviera... corazón". Sin poder evitarlo, lentamente, tomo la mano de Byron. Sorprendido, este baja la cabeza para contemplarme, con la interrogación bañando su rostro. Le sonrío.

— ¿Qué? — pregunta, confundido.

— Nada — me río, sacudiendo la cabeza.

Y tiro de él hacia el centro de la sala.

Dejo que se acueste en el colchón, tras lo cual lo arropo después de que se quite los zapatos, e incluso obligo a Micah y a Caleb a hablar en voz baja para dejarle dormir, lo cual no tarda en hacer, con Keeper imitándolo, hecho un ovillo, a sus pies. Lo contemplo un instante. Byron tiene un gran corazón; tal vez él mismo no lo vea, o no lo sepa, o no lo sienta, pero yo sí lo hago. Y me alegra estar a su lado.

HUNTERS ~ vol.2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora