81. Iniciación I - Nikolas

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Nikolas - Philadelphia
Fábrica, 02:30

Nevi aparece de madrugada en la puerta, con una toalla alrededor del cuello y el cabello húmedo, indicando que acaba de bañarse, aunque al verificar la hora en mi móvil son las dos de la mañana.

A menos que haya estado trotando por ahí en mitad de la noche como un lunático, solo queda una opción viable, y es que salió a cazar, o anduvo con la nariz metida en algún asunto un poco más turbio. Aunque hace bastante frío, solo lleva puesta una tank top negra y pantalones holgados. Tiene erizada la piel de los brazos y un aspecto exhausto en el rostro.

Se detiene en la entrada con expresión avergonzada, y baja los ojos sin decirme nada sino hasta después de largo rato.

—¿Estás... ocupado?

Tuerzo la cabeza, entornando los ojos.

—Depende.

Nevi suspira, se da un cuarto de vuelta, echa el hombro hacia adelante y deja a la vista, justo encima de uno de sus omoplatos, una lesión inquietante. Parece reciente, pero no está fresca, lo que me revela que han transcurrido algunos días desde que se la provocó.

Tiene la forma perfecta de una mordida, contorneada por un set de dientes que, a pesar de lucir humanos, parecen haberse hincado en su cuerpo con la fuerza suficiente para desprender las primeras capas de la piel, y estriarla dejando agujeros profundos en el sitio en que, lo que sea que le haya hecho eso, debió hundir cada pieza dental.

No es reciente. No me cuesta determinar cuándo se lo hizo, ni cómo. Pero no puedo sentirme culpable por no haber inferido antes en ello. Yo también lo pasé por alto debido a todo lo que pasó los últimos días.

—Retiro lo que dije antes —reconozco—. Eso no se ve muy sexy.

No reacciona a mi broma. Todavía luce apenado, por alguna razón que no alcanzo a determinar.

—No te molestaría si no fuera importante... Pero pica y duele como el infierno. Temo que...

Sin dejarle acabar, me levanto de mi silla y se la ofrezco con un gesto tieso de la mano. Nevi pasa a sentarse y yo lo hago girar hasta que está de espaldas a la luz del escritorio, ante la cual reviso su lesión.

Parece que solo hubiera faltado un poco para que le hubiesen arrancado un bocado completo. Los bordes de cada agujero de la lesión están circundados de piel amoratada y sanguinolenta. No tardo en encontrar signos claros de que pueda estar infectándose a gran velocidad. Toda la zona se siente caliente al tacto, y la piel se ve tirante y frágil. Va a necesitar una buena limpieza.

—Linezolid —le digo en un respiro—. Te lo anotaré. Consíguelo tan pronto como puedas. Vas a necesitar endovenosos. Te daré orales mientras tanto.

—¿Sin innuendos? —observa, con una risa desganada.

—¿Eso no te alegra? —Nevi se queda en silencio. Tras algún rato, suspira. Entonces, añado con mi tono de siempre—: bien, si es lo que quieres... más te vale morder algo, primor, porque ahora te haré gritar.

****

Después de ir y volver con lo necesario para poder desinfectar a fondo la lesión de Nevi, paso la siguiente hora absorbido en eso, en lo que él hace lo posible por soportarlo, respirando hondo y ahogando gimoteos como los de un niño contra su mano empuñada de vez en cuando. No hago ningún intento por ser más suave.

HUNTERS ~ vol.2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora