77. Manifestación II - Nevi

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Nevi – Philadelphia
Fábrica, Ene. 08:20

En lo que yo sostengo a Micah firmemente contra mi pecho, susurrándole palabras tranquilizadoras y frotando su espalda para instarlo a respirar hondo, a nuestro alrededor, Nikolas y Byron se hayan petrificados en alerta, listos para actuar; el primero con la mano extendida hacia Byron, preparado para empezar a solicitarle medicamentos e instrumentos, y este junto al botiquín, presto a comenzar a facilitárselos.

Pero entonces, tan repentinamente como las constantes vitales de Micah se dispararon, la maquina deja de sonar conforme los números aumentan hasta lo que imagino que son los parámetros normales; o al menos, lo más aproximado a ello en lo que cabe dentro de su estado debilitado general.

Hay una pausa tensa en la que todos nos miramos entre nosotros en expectación.

Finalmente, al cabo de mucho tiempo, Nikolas baja los brazos y Byron se relaja a su vez. Los tres respiramos aliviados.

—Falsa alarma —determina el primero, y revisa las cifras del saturómetro fijado al dedo de Micah—. Todavía no son las nueve de la mañana un primero de enero, y ya has dado a todos dos sustos de muerte. ¿Intentas batir algún récord, chico albino?

—Lo siento —se disculpa Micah, como si fuera su culpa.

Se aparta lentamente de mí, y parece que temiera perder el equilibrio en cuanto deja el apoyo que le ofrece mi cuerpo, pues todavía se sostiene de mi brazo.

Se sujeta con la mano libre la cabeza, y la sacude levemente.

—Como dije, una recaída —repite Byron—. Deberías descansar todo el día de hoy, Micah. Los chicos lo entenderán si no estás en condiciones de celebrar.

Aquel suspira gravemente y luego levanta la vista para mirarme, con lo cual imagino que busca mi opinión. Y le devuelvo una cabeceada, todavía alerta ante cualquier cambio en su expresión.

Parece satisfecho con la explicación de Byron... pero yo no lo estoy. En absoluto.

Porque mis suposiciones van encaminadas en otra dirección. Una un poco más problemática... 

Llevo la mirada por reflejo a la puerta por la que Abel desapareció, preguntándome si estará allí de pie todavía esperando por su hermano.

Una coincidencia... Tiene que serlo. Pero entonces, ¿por qué, justo en ese momento...?

Al retornar la mirada a los presentes, noto que, a mi vez, soy presa de otra. De la de Nikolas. Al interceptarnos, este tuerce ligeramente el ángulo de su cabeza y entorna los párpados sobre sus perturbadores ojos oscuros.

Bajo la mirada casi al acto, pero entiendo de inmediato que ha sido un error, pues aquello no hará sino confirmarle que estoy considerando otra teoría. No emite comentario al respecto, y yo agradezco que no lo haga, pues no sabría cómo ponerlo en palabras si tuviera que explicarlo ahora mismo. Primero necesito hacer las paces con esa idea en mi propia cabeza y pensarla de una manera fría; no distorsionada por mi poca objetividad, probablemente ocasionada por mi estado emocional actual, resultado de los eventos de los últimos días.

¿Cuándo me volví tan paranoico?

Después de que Nikolas le desconecte la vía del brazo, y tras asegurarse de que no parece que vaya a sufrir más recaídas, Micah vuelve a dormirse sobre la camilla, y los tres lo dejamos solo para que descanse.

HUNTERS ~ vol.2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora