Byron – Philadelphia
Fábrica, Dic 17:48pmLa fábrica sigue tal y como la recordaba, con sus paredes desconchadas, sus tejados oxidados y sus ventanas sucias; pero el verla me provoca una sensación de tranquilidad, como la que tenía cuando era pequeño cada vez que llegaba a casa del colegio: una sensación hogareña. Hace casi tres semanas que me marché y he estado tan ocupado que no me había dado cuenta de que este sitio tan jodidamente feo fuera tan importante para mí.
Avanzo por el camino que ya conozco como la palma de mi mano hasta detener la camioneta a pocos metros de la puerta. Keeper rasca la ventanilla del copiloto con las patas, impaciente por bajar. Él también reconoce su hogar. En cuanto abro la puerta, mi perro pasa por encima mía sin siquiera esperarse a que abra la suya, y se pone a corretear por los alrededores, oliéndolo todo y marcando su territorio en varias zonas. Apenas he terminado de apearme yo del vehículo cuando alguien más aparece a la carrera en la puerta de la fábrica.
Volver a verla hace que se me escape una sonrisa a los labios pero nada tiene que envidiar a la que brilla en su rostro cuando me contempla, y solo tarda una milésima de segundo y echar a correr en mi dirección gritando mi nombre:
— ¡Byrooooon!
Cuando llega a mi altura, estoy preparado para lo que viene a continuación como si lo hubiera estado esperando, y la cojo de la cintura y la elevo en el aire dando un par de vueltas sobre mí mismo, haciendo que ella ría de alegría. Luego, la poso en el suelo, pero igualmente se me abraza a la cintura.
— ¡Te he echado de menos!
Keeper se acerca algo nervioso por la forma tan abrupta en que Cassie se ha lanzado hacia mí, pero en cuanto identifica su olor, también él salta hacia ella, elevando las patas delanteras hasta posarlas en su pecho y buscando su boca con la lengua, moviendo la cola contento. Cassie se ríe haciendo muecas y girando la cabeza en varias direcciones tratando de evitar sus lametones.
— También me alegro de verte, Keeper — exclama, acariciando la cabeza del perro.
La contemplo casi embelesado. La luz del sol vespertino se refleja en su cabello rubio, el cual juraría que tiene más largo. Es cierto que se me ha hecho extraño no tenerla a mi lado estos días pero, ahora que la veo acariciando cariñosamente a mi perro, con esa expresión de ternura en su rostro, realmente me doy cuenta de la sensación tan cálida que me produce hacerlo: serenidad, felicidad. Paz.
A un par de metros a sus espaldas aparecen el resto de habitantes de la fábrica. Caleb sigue sin necesitar abrigarse a pesar de que estamos en pleno invierno ya que sigue vistiendo únicamente con una camiseta fina de manga larga. No parece que haya cambiado mucho aunque, al verlo de pie junto a Micah, juraría que ha crecido algunos centímetros, pues antes recordaba que le llegaba a la altura del hombro y ahora lo hace prácticamente hasta la barbilla. Tampoco es de extrañar ya que sigue en edad de crecimiento. El mayor de los albinos, en cambio, sí parece algo diferente. A pesar de llevar puesta una sudadera polar, luce más en forma: sus brazos están más trabajados y tiene la espalda más ancha, sin duda debido al entrenamiento que parece no haber abandonado durante estos días. Pero realmente el que más me llama la atención es el pequeño Abel, cuyos ojos rosados presentan unas marcadas ojeras y su rostro está más delgado. Me pregunto si será debido a una recaída por la anemia, aunque el rostro de su hermano no parece corroborarlo. El cabello de los tres chicos también ha crecido, en especial el de Micah, cuyo flequillo le tapa un poco la frente.
Nikolas es el único que no ha salido a recibirme, pero tampoco esperaba que lo hiciera. Y que Nevi no esté entre ellos confirma que he llegado antes que él. Solo espero que lo haga a tiempo de la luna llena.
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HUNTERS ~ vol.2
FantastiqueHabiéndose revelado sus respectivos pasados, Byron y Nevi consolidan su alianza. Sin embargo, el plenilunio se acerca, y la situación de Caleb no augura nada bueno. Por otro lado, ambos cazadores saben que no podrán quedarse en Philadelphia para sie...