22. Hit the road, Jack... - Nikolas

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Nikolas - Philadelphia
Fábrica, Dic 05:30am

En el momento en que Nevi enciende la radio y la música colma la habitación a un volumen un poco alto, una sonrisa poco propia de él le asoma a los labios. 

Parece la de un niño emocionado con un juguete nuevo.

—Los chiquillos no echarán de menos su radio por esta noche. —Gira la perilla para regular el volumen y lo baja un poco, a un nivel en que todavía puede oírse bien la música, pero en el cual no escapará del cuarto para ocasionar un escándalo—. A menos... que los despertemos, claro —añade para sí mismo.

Remuevo un poco el vaso que sostengo en la mano, dentro del cual, a la luz amarillenta del foco del techo, resplandece el color ambarino del whisky. Lo empino, y lo primero que se introduce en mi sistema es su penetrante aroma característico. Después, el calor de la bebida se desliza por mi lengua y transmite a mi garganta una agradable calidez, la cual ayuda a paliar un poco el frío nocturno que se filtra por la ventana rota del cuarto. 

Las esquirlas de vidrio ya han sido barridas, y la ventana sellada otra vez por los mismos paneles de cartón, usando más cinta adhesiva; pero eso no impide que el viento invernal se escabulla por cada rendija mal sellada, enfriando el cuarto.

Tras bajar el vaso, saboreando el trago, echo un vistazo en dirección de Nevi, todavía inmerso en girar la perilla contraria del aparato, en busca de una emisora que le satisfaga.

—Me sorprende un poco que, cuando corrías una carrera contra el tiempo para venir en mi heroico rescate, aún tuvieras tiempo de hacerte con esto —le digo, levantando en alto la botella, agitando su contenido dentro—. Es impresionante hasta para ti.

Para el momento en que a Nevi se le ocurrió ir a buscar la radio con el fin de "animar un poco el ambiente" con música, ya habíamos vaciado la botella casi hasta la mitad. No llevo la cuenta de las veces que he rellenado el vaso.

—Nah, ya me lo había afanado antes, del auto-servicio de una gasolinera —confiesa—. Estábamos en el supermercado cuando Cassie llamó.

De pronto, Nevi se detiene al fin en una emisora, justo al comienzo de una canción.


La tonada que suena es vieja, pero muy conocida.

—¡Escucha esto! ¡Hace años que no la oía!

"Hit the road, Jack, and don't you come back no more, no more, no more, no more..."

Se trata de una emisora de radio famosa por su música de los sesenta y setenta, que se transmite después de la media noche. La conozco... El programa se llama "La caja de las polillas". El sonido está mellado por la antigüedad, pero no le resta alegría a aquel ritmo pegadizo que la caracteriza.

"Hit the road, Jack, and don't you come back no more..."

—"Woman, oh woman don't treat me so mean..." —Nevi sigue la letra emulando la entonación del cantante.

Meneo la cabeza sin poder evitar que los labios se me tuerzan en una sonrisa divertida mientras observo el espectáculo que ofrece con su pobre imitación.

—Vaya, qué recuerdos...

—Ah, sí... Ray Charles, 1961 —puntualizo con aires de entendimiento, y levanto el vaso en alto a modo de brindis—. Yo aún no había nacido. 

Nevi se detiene en mitad de su intento de baile.

—Imagino que tampoco yo... No parezco tan viejo, ¿o sí? —pregunta, al tiempo en que se gira hacia mí, levantando los brazos a sus costados para darme una mejor vista de sí mismo.

HUNTERS ~ vol.2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora