Nikolas - Philadelphia
Granja del refugio, Nov. 19:30pmAguardamos en silencio, sólo acompañados del ronroneo del motor de la camioneta.
El tiempo transcurre. Nevi ha estado bajo el agua con Caleb casi treinta segundos y aún no da la señal para empezar a tirar. Los segundos continúan pasando y ya son cuarenta.
—Algo va mal... —masculla Bob.
La confirmación del hecho de que no soy el único pensándolo hace que algo se estremezca dentro de mí.
Escucho a mis espaldas el sonido de la puerta del vehículo al abrirse de golpe, y Byron está abajo nuevamente, aproximándose a nosotros con una expresión igual de inquieta.
—¿Aún nada? ¿Por qué tarda tanto?
Tan pronto como dice aquello, el agua enmarcada en el recuadro de la entrada se agita, salpicando y derramándose por fuera del refugio. Los tres nos tensamos al mismo tiempo.
Y entonces, en la superficie, donde resplandece fragmentada la luz de las linternas, comienzan a ondular brillantes visos de color escarlata que serpentean como tentáculos, los cuales se expanden por el agua en la forma de nubarrones hasta tornarla de un rojo pálido que rápidamente se desvanece otra vez en la negrura del fondo.
No estoy seguro de haber visto bien, o si los demás han visto lo mismo que yo; pero la visión me provoca náuseas y frío.
Doy por inercia un paso precipitado al frente, pero me detiene el brazo de hierro de Byron, que se antepone a mí en la forma de una barrera.
—No. Yo iré —determina, al tiempo de empezar a quitarse la chaqueta para prepararse y entrar en el agua.
Está a punto de saltar dentro cuando una espesa sombra oscura se mueve cerca de la superficie, agitándola otra vez, y entonces, salpicando agua por todas partes como un estallido, surge del interior una figura descomunal.
Salta fuera del refugio como un proyectil y se mueve pesadamente casi en la forma de un galope, goteando a su paso extensos charcos sobre el suelo que crean pozos de agua lodosa que resplandecen en la noche con la luz clara de la luna en la forma de perfectas y enormes huellas caninas.
Contengo la respiración en el instante en que consigo hallarlo en la oscuridad, frente a nosotros, en donde se ha detenido, un par de metros lejos del refugio. Encorvado el espinazo, cubierto de pelo erizado compacto por el agua, tambaleándose en cuatro patas que acaban en garras alargadas, orejas puntiagudas, erectas en alerta, y jadeando con el hocico abierto dejando entrever dos interminables filas de largos colmillos afilados, lo que hay frente a nosotros no es otra cosa sino un animal monstruoso.
Nunca le había visto en esta forma. Nunca había visto nada que se le pareciera... Esa bestia sencillamente no puede ser Caleb.
La fiera emite gruñidos entrecortados, inflando el pecho frenéticamente en lo que identifico como un intento desesperado de recuperar el oxígeno. Se yergue lentamente en dos patas. Y en el momento en que vira en nuestra dirección alcanzo a distinguir un rostro indiscutidamente animal, pero cuyos rasgos todavía esconden de forma sutil cierto aspecto humano.
Sus ojos amarillos resplandecen como espejos en la penumbra.
Todo queda en silencio por algunos segundos, hasta que el lobo retrae los labios sobre su inquietante hilera de colmillos afilados y deja escapar un gruñido gutural, el cual parece remecerle el espinazo.
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HUNTERS ~ vol.2
ParanormalHabiéndose revelado sus respectivos pasados, Byron y Nevi consolidan su alianza. Sin embargo, el plenilunio se acerca, y la situación de Caleb no augura nada bueno. Por otro lado, ambos cazadores saben que no podrán quedarse en Philadelphia para sie...