29. La conspiración I - Byron

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Byron - Philadelphia
Fábrica, Dic 19:45pm

Iluminado con la luz de la linterna del móvil y la propia luz de los faros de la camioneta que rebotan contra el muro de la fábrica, compruebo que todo está correcto bajo el capó abierto de la pick-up. Keeper me contempla sentado en el suelo, pero su cola se mueve de derecha a izquierda, sabedor de que pronto nos iremos de viaje, y esa idea, por algún motivo, le alegra. Durante un instante me planteé la posibilidad de que se quedara con Cassie, pero Bob ya tendrá bastante con cuidar de ella como para encima encasquetarle un perro, por muy bien educado que esté. Parece que todo está correcto. Únicamente debo llenar el depósito antes de salir a la autopista para asegurarme que podré hacer el viaje entero hasta Richmond sin tener que parar por el camino.

— ¿Byron?

Escucho mi nombre, pero es la voz que lo pronuncia lo que me hace extrañarme, pues no se trata de aquellos que normalmente me llaman. Me giro y me encuentro con el mayor de los hermanos albinos, que se hace pantalla con la mano para protegerse los ojos de la fuerte luz de los faros del coche. Rápidamente, giro la palanca para apagarlos, dejando el patio delantero de la fábrica en penumbra, iluminada tan solo por la sucia farola junto al sendero principal. Cierro la puerta de la camioneta y avanzo hacia él.

— ¿Micah?

El muchacho parece recuperarse de la ceguera producida por los focos, pues parpadea varias veces hasta que su vista se acostumbra a la oscuridad. Abre la boca un instante, como si se debatiera sobre qué decir, apartando la mirada y buscando las palabras, y finalmente clava sus ojos en mí y habla:

— ¿Es cierto que tú también te marchas?

Asiento. No sé quién se lo habrá contado, aunque algo me dice que habrá sido Cassie. A diferencia de mí, ella es bastante cercana con Micah —con todo el mundo, realmente—, y me pregunto si yo mismo pensaba informarle de ello.

— Tengo asuntos pendientes en Virginia – le digo, pero no entro en detalles.

Micah asiente despacio sin decir nada y volviendo a desviar los ojos. No creo que haya venido a buscarme solamente para confirmar mi partida, pero también parece algo indeciso. No sé si es respeto o intimidación, pero está claro que no termina de atreverse a decir más.

— ¿Ocurre algo, Micah?

El muchacho vuelve a clavar en mí sus ojos violáceos.

— No dejes a Cassie con Bob.

Arrugo la frente y ladeo la cabeza. Su petición tan directa me desconcierta un poco, sobre todo viniendo de un muchacho tan humilde que prácticamente pide permiso y perdón por todo. Parece que él mismo se da cuenta de su acción, pues relaja el gesto y sacude los brazos en un ademán excusatorio.

— Lo siento – se disculpa. — No pretendo decirte lo que tienes que hacer. Cassie es tu responsabilidad, pero yo solo... — El muchacho se pasa la lengua por los labios, de nuevo buscando las palabras adecuadas. Sé que Micah no me estaría pidiendo esto si no fuera por algo importante. — Es por Abel – termina, con un suspiro.

Le contemplo, interrogante. Tiene mi atención, pero no hace falta que se lo diga y le dejo continuar, relajando el gesto para tranquilizarlo.

— Es un niño distante, como habrás podido comprobar. — Asiento. — Le cuesta adaptarse a nuevos lugares, más aún confiar en la gente. Pero por primera vez desde que abandonamos nuestro hogar, lo he visto abrirse de una forma que jamás creía posible. Es capaz de sobrellevar mis ausencias, siempre y cuando no sean muy largas, pero al menos logra dejarme ir cuando se lo pido, cuando antes era imposible. Ha conseguido apreciar este sitio, y a la gente con la que convive. Y ha sido gracias a Cassie.

HUNTERS ~ vol.2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora