18. De regreso II - Nikolas

172 52 16
                                    

Nikolas - Philadelphia
Fábrica, Nov 09:00 am

Sólo después de que me despierte el sonido del móvil sonando y vibrando dentro de mi bolsillo, caigo en cuenta de que me había quedado dormido en algún punto de la mañana contra una de las paredes del cuarto del sótano. Siento entumecido el cuello y los hombros.

No soy el único que despierta con el sonido. La chiquilla levanta la cabeza y seguida de ella también los hermanos.

—¡Contesta! —me apremia la niña.

Cuando miro el móvil, aparece el nombre de Nevi, pero también me fijo en la hora. Son casi las nueve de la mañana. Respondo la llamada, colocando el móvil en altavoz:

—Lo hemos encontrado —dice Nevi.

Su voz suena demasiado fatigada y pastosa. Haber encontrado al chiquillo es una cosa, pero...

—¿Y eso es... una mala noticia?

—No lo es. ¿Por qué lo dices?

—Suenas terrible. ¿Ha pasado algo más?

Micah levanta la cabeza en espera de oír la respuesta a mi pregunta. Cassie también pone atención.

—Sólo estoy cansado. Hemos corrido toda la noche. Pero todo salió bien.

Tras oír aquello, la chiquilla es toda sonrisas. El albino más grande parece aliviado. El pequeño, como siempre, no parece que se entere de nada... o que le interese.

—Estaremos allí en poco rato.

—Genial.

Cuando se termina la llamada, me pongo de pie, estirando los bazos y moviendo la cabeza para desentumecer el cuello adolorido:

—Ya lo oyeron.

—¿Podemos salir ahora? —pregunta la niña.

El que me pida permiso a mí me sorprende con la guardia baja. No estaba al tanto de que estuviera en posición de autoridad.

—Hagan lo que quieran —contesto, encogiéndome de hombros.

Arriba, todo está en calma. Está igual de helado que en el sótano, pero la luz suave de la mañana filtrándose por las ventanas a lo alto de las paredes dan una curiosa sensación de calidez al ambiente. Dejo a los chiquillos en la estancia principal para retirarme a mi cuarto, y a partir de ahí, no queda más que esperar.

No pasan más de treinta minutos antes de oír las llantas de la furgoneta afuera, y en menos de dos, Nevi está en mi puerta al final de lo que parece haber sido una breve carrera. Le devuelvo una media-sonrisa, divertido por su aspecto trágico con el cabello agolpado a los lados del rostro, los ojos ensombrecidos por densas ojeras amoratadas y los hombros caídos como si algo le pesara sobre ellos. Parece que arrastra los pies al caminar cuando se acerca a mi escritorio para encontrarme.

Se detiene al costado del mesón y por algún rato ninguno de los dos dice una palabra. No hasta que aparece en sus labios un fiel reflejo de la sonrisa llena de burla que tuerce los míos.

—Ya lo sé. Tengo un aspecto horrible.

—Espantoso.

HUNTERS ~ vol.2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora