30. Sí y No - Nevi

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Nevi - Pennsburg, PA
Casa de Bob, Ene. 16:00pm

Sentado fuera de la casa, por un costado de la misma, estoy a punto de encender mi tercer cigarrillo; sin embargo me detengo, al advertir la pequeña traza que se recorta de pronto contra la luz frente a mí.

—Quédate justo allí —le digo—. El sol empezaba a molestarme en los ojos.

—No soy tu sombrilla —se queja, pero no parece molestarle como es usual.

Por el contrario, en cuanto mi vista se acostumbra a la sombra, veo que tiene una expresión inusitadamente alegre en el rostro. Sonríe de oreja a oreja.

—¿Qué?

—Nada —pestañea ella— ¿Qué de qué?

—¿Por qué estás tan feliz?

La chiquilla se muerde los labios como si se reservara un secreto.

—Por nada en especial —pero es evidente que hay algo.

—O me cuentas de qué se trata, o me compartes un poco de lo que te has estado fumando. La mía no es tan potente.

Cassie parece llena de sí misma y sonríe todavía más, si eso fuera posible.

—Solo sucede que... —Se le escapa una risilla emocionada—. Byron va a entrenarme.

Levanto las cejas, creyendo haberle oído mal:

—No me jodas, ¿es en serio?

—En serio. —Falla en fingir que no es la gran cosa. Parece a punto de dar saltos.

—Huh —doy una cabeceada—. Así que al fin ha decidido entrenar a su padawan.

—¡Sí! —chilla, tan agudo que me deja pitando el oído unos instantes.

—Bien por ti. Ya venía siendo hora. ¿Tienes lo que se necesita, cadete?

—Claro que sí. Te lo probaré.

—Tengo un par de apuestas que hacer con Byron. A ver quien se gradúa primero, Micah o tú.

Cassie se ríe, emocionada con la idea.

—Por cierto, ¿has visto a Micah y a Aby? ¡Tengo que contarles!

Finjo que me ha ofendido su pregunta.

—Por supuesto que no me buscabas a mí para contármelo.

A pesar de que solo intento molestarla, parece contrita y algo menos apresurada por irse. Mira a su alrededor, incómoda, y luego de vuelta a mí.

—Bueno, en todo caso has sido el primero en oírlo. ¿Y tú por qué estás aquí? ¿Y Nee?

Tuerzo lo suficiente la expresión para que lo note, aunque pretendía darle una respuesta genérica.

—Ya veo... Se pelearon —adivina ella.

—No nos hemos peleado.

—Claro que sí.

—No metas la nariz en todo, o la perderás. Y no; no he visto al conejillo. 

Cassie mueve la cabeza y se mueve en el amago de marcharse, pero se frena en su sitio. Noto que me contempla, así que le devuelvo la vista, esperando que se intimide con ella y se vaya, pero en cambio me la sostiene por largo rato, sin amedrentarse. Al último instante, sin invitación, se sienta junto a mí con la espalda contra la pared.

HUNTERS ~ vol.2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora