20. Contactos - Byron

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Byron – Philadelphia
Garaje de Bob, Ene. 03:04am

Aporreo con fuerza y entre jadeos la vieja verja metálica. Una vez, dos, tres... Sin parar. Tengo el pulso tan acelerado que estoy seguro de que si no la abre pronto, sería capaz de agujerearla de un puñetazo. Keeper da vueltas intranquilo a mi alrededor, contagiado de mi nerviosismo y todavía alterado por el encuentro con la Negociadora.

Aunque no tanto como yo.

No tengo que esperar mucho antes de empezar a escuchar una voz furibunda proveniente del interior del garaje que se va acercando cada vez más.

—¡...rranco los cojones y te los pongo de diadema, maldito gilipollas!

La puerta de personal se abre de golpe, y lo primero que veo salir del interior es un cañón de escopeta que se dirige directamente a mi cara. Entre las volutas de vaho que salen de mi boca entreveo el rostro de Bob que me contempla con una mezcla de asombro por encontrarme en su puerta a las tres y pico de la madrugada... y un cabreo monumental por haberle despertado a las tres y pico de la madrugada.

Viene apoyado en una muleta, pues obviamente no se ha colocado la pierna ortopédica.

—Espero que sea importante, muchacho, porque te juro que...

—¡Es Chris! — le interrumpo, jadeante. Bob alza las cejas, pero no baja el arma. — Está en un lío.

El viejo frunce el ceño, pero finalmente baja la escopeta con un gruñido y se aparta para dejarme entrar.

****

Cuando termino de contarle lo sucedido a Bob, en su rostro ya no queda ni un ápice de somnolencia. Tiene la frente llena de arrugas, las cejas muy juntas en un gesto preocupado y los labios apretados.

—¡Agh, menuda mierda!

El viejo se levanta y va hacia a la nevera, ayudado de su muleta, de la que saca dos botellines de cerveza. Keeper está tumbado sobre la cama desecha de Bob, mientras que nosotros ocupamos dos asientos frente a la mesa de aluminio. El viejo destapa la chapa de un botellín y me lo ofrece. En cualquier otra situación, no hubiera aceptado una cerveza casi a las cuatro de la madrugada, pero claramente necesito un trago. La tomo con una mano y la empino de golpe, vaciando un cuarto de la misma en un largo sorbo. Bob destapa la suya y hace lo mismo. Suelta un largo suspiro y vuelve a sentarse frente a mí al otro lado de la mesa.

—¿Estás completamente seguro? — pregunta, aun dudoso por toda la información que acabo de contarle.

—Lo vi con mis propios ojos. En la grabación, y luego en la celda... El polvo de azufre, las marcas y el mismo puto símbolo...

—¿La vampira no te está engañando?

Está claro que no soy el único que lo piensa, y tal vez si fuera así, sería más sencillo, pues tendría un hilo del cual tirar. Pero, muy a mi pesar, niego con la cabeza.

—No lo entiendo — replica Bob. —¿Qué gana ella con esto?

Me encojo de hombros y doy otro rápido sorbo. Me he estado haciendo la misma pregunta desde que salí de Torresdale, y creo que por fin he encontrado la respuesta, pues es la única que tiene algo de lógica, especialmente para alguien como la Negociadora. 

—Le deberé un favor.

—¡Agh, joder! —Bob se deja caer contra el respaldo de la silla metálica, que cruje presa del óxido que la corroe.

HUNTERS ~ vol.2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora