Anécdota del pasado

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El primer hechizo recuperado por Eldi, en 70, había sido Bola de Barro, uno de sus hechizos más inútiles en el juego. La única razón por lo que lo tenía en 10 era por su bajo consumo y facilidad de levearlo. Lo podía lanzar contra sus compañeras cuando no tenía nada mejor que hacer.

En 71, estaba Avalancha, un poderoso hechizo que puede causar una avalancha o un alud de nieve. Su principal problema son su gran consumo de maná, y las condiciones para usarlo, lo que lo hace extremadamente difícil de levear. No obstante, si se puede alcanzar a un gran número de enemigos, se puede subir bastante de una vez. Por ello, cuando lo probó antes de irse, lo subió a 5 gracias a decenas de hormigas.

En 70, había reobtenido la habilidad Balancín, una curiosa habilidad de martillo con algo de magia de tierra. Se golpea al suelo con el martillo para que unos metros más allá la tierra propulse hacia arriba a quien esté allí. Apenas lo había usado, por lo que estaba en 3.

Finalmente, en 71, estaba una habilidad considerada absurda por lo poco creíble que resultaba. Helicóptero consiste en mover rápidamente el hacha como si fuera una hélice, para poder elevarse. Su principal problema es que es lenta en empezar, y su alto consumo en energía. Apenas la había usado más que para probar, así que tan sólo había llegado a 2.

Por su parte, en 70, Goldmi había recuperado Represalia. Consiste en devolver un proyectil a su origen, pudiendo alcanzar a quien lo ha lanzado. Era muy situacional, por lo que no era fácil de levear. Lo tenía en 4.

Bola de Viento era un hechizo no muy útil para ella, por el bajo rango y mejores alternativas. En el juego, se creía que los diseñadores habían sido demasiado vagos para imaginar hechizos nuevos para todas las clases. Apenas lo tenía en 2.

En cuanto a habilidades, Afilar hace a las flechas más letales. El consumo de energía permite usarlo sólo ocasionalmente, a pesar de lo cual lo había subido a 9. Combinada con Flecha Penetrante, puede convertir una simple flecha en un proyectil letal. También puede usarse en espada y daga.

En 71, estaba Endurecer. Es muy útil cuando las flechas no pueden resistir el impacto, en especial combinada con Acelerar, Flecha Penetrante o Afilar, entre otras. Estaba en 10.

La lince había recuperado Triturar, que potenciaba sus mordiscos. Su hermana alada tenía ahora Proyectil, pudiéndose lanzar a sí misma de golpe.



Esta vez fueron los cinco solos. Gjaki, Eldi, Goldmi y sus dos hermanas. La azor se quejaba de que no podría ayudar mucho, mientras que la lince se burlaba de ella. Su objetivo era entrar en uno de los hormigueros.

Allí, los enemigos eran más poderosos, y el conde le había pedido a Gjaki que, si podía, acabara con al menos uno de ellos. De esa forma, esperaba poder tener a las hormigas bajo control, como lo habían estado años atrás.

Por dicho peligro iban solos, pues era más fácil para ellos escapar si había algún imprevisto. La capacidad de los Portales era limitada, y se necesitaba algo de tiempo para cruzarlos.

Tras salir del Portal, Gjaki se acercó a Eldi y lo miró acusadoramente.

–¿Sé puede saber qué le contaste a Chorni la primera vez que fuiste a la mansión? No le dirías nada acerca de la Ciudad de la Luz, ¿verdad?– preguntó ella, aunque ya sabía la respuesta.

–Esto... No sabía que fuera un secreto...– miró Eldi hacia el otro lado.

–Ja, ja. ¡Si fue divertidísimo! ¡Aún me acuerdo la cara que pusiste! Aunque es curioso... Entonces no te veía la cara...– intervino Goldmi.

–¡No vuelvas a hacer algo así! ¡No le vuelvas a contar algo tan vergonzoso!– protestó ella a Eldi, como si de una niña pequeña se tratara, e ignorando a la arquera.

–Me parece bien. Al fin y al cabo, Gjaki nunca ha contado nada vergonzoso sobre mí a mi marido, mis cuñadas, Maldoa o mis hijas– irrumpió de nuevo la elfa en la conversación.

Su tono era claramente irónico, remarcando especialmente el "nunca" y "sobre mí". Había sin duda reproche en sus palabras. Al fin y al cabo, la vampiresa nunca se había contenido en relatar sus más vergonzosos incidentes en el juego. Ahora que le tocaba a ella, no iba a dejar que se saliera con la suya.

–Esto... Creo que el hormiguero está por allí. ¿Podría tu hermana comprobarlo?– cambió de tema Gjaki, mirando para otro lado. Sólo le hubiera faltado silbar.

–¡Hmmm! Ya va...– respondió algo airada la elfa.

–Ja, ja, ja– no pudo contenerse el alto humano.

––¡Tú no te rías!–– le exigieron las dos a la vez.

Se miraron, y se pusieron a reír los tres. Al final, Gjaki se acabó disculpando. Se acababa de enterar por casualidad, y había exagerado un poco su reacción. Lo cierto era que aquello había pasado hacía mucho. Y, ahora que lo recordaba con calma, era hasta divertido.

En aquel entonces, habían tenido los tres que hacer unas misiones en la Ciudad de la Luz. Gjaki había estado preparándose varios días, creando disfraces, ropa con protecciones especiales, o preparando excusas por su posible actitud o atuendo. Era evidente que en un lugar llamado la Ciudad de la Luz, una vampiresa no sería bienvenida.

Incluso había hecho a sus compañeros preparar diálogos o artefactos para ayudarla con la más que probable magia purificadora. Eldi había tenido que crear varias joyas con protección, mientras que Goldmi había cocinado algunas comidas con atributos que reforzaran a la vampiresa.

Tenían que estar un tiempo allí haciendo misiones, y ella era la única vampiresa que había ido. Al menos, no había ninguna mención en los foros del juego.

Finalmente, había conseguido entrar sin que la descubrieran, sin que ni siquiera sospecharan. No habían caminado apenas unos metros cuando Gjaki se había vuelto.

–No puede ser pero... Ese guardia... Tenía un aura similar a un vampiro...– se había extrañado.

–Esto... Gjaki... Ese niño que acaba de caerse, ¿no es un vampiro?– había señalado Goldmi.

–Su amiga no lo es. Pero esa mujer de ahí sí. Se le ven los colmillos cuando habla. Y ese. Y...

Al final había resultado que, por mucho que el nombre de la ciudad sugiriera otra cosa, aquella ciudad estaba llena de vampiros. Eran una tercera parte de la población.

Durante un buen rato, sus tres personajes se habían quedado parados. En sus respectivas habitaciones, Eldi y Goldmi eran incapaces de mover el ratón o acercarse al teclado debido a sendos ataques de risa.

En cuando a Gjaki, se había sentido sumamente frustrada y avergonzada. Aunque eso era el pasado. Los tres se rieron a gusto de los recuerdos. Había sido tan sólo una inocente metedura de pata.

Regreso a Jorgaldur Tomo IV: ReencuentroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora