Ataque subterráneo (III)

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Vampiresa y alto humano miraron con horror hacia la enorme boca que se acercaba. Se miraron y, sin mediar palabra, se impulsaron con sus pies el uno contra el otro. Gjaki usó para ello Sangre a los pies, mientras que Eldi confió en Poder Canguro.

Mientras se separaban, podían sentir la presión del aire producida por el rápido ascenso de su enemigo, que les lanzaba aún más hacia atrás. Aunque más amenazador era el sonido de sus fauces al cerrarse, engullendo un Gólem de Fuego y uno de Oscuridad.

Era un hechizo que la vampiresa rara vez usaba, pero en un instante de dudosa inspiración, había decidido usar un hechizo a juego con el del alto humano. Sabía que la oscuridad no era muy efectiva contra los seres corrompidos, pero en este caso no era tan relevante. Quizás el daño que haría el Gólem no sería extremo, pero tardaría en disiparse. Al igual que la magia de oscuridad no era muy efectiva contra los perdidos, tampoco estos la podían contrarrestar fácilmente.

Aunque no mortal, la caída podía ser sumamente dolorosa, con bastante probabilidad de romperse una pierna, o las dos.

Gjaki podía usar Planear, aunque se arriesgaría a exponer su identidad como vampiresa, pues las membranas de la habilidad resultaban una pista demasiado evidente. No sabía hasta qué punto eso sería un problema.

Eldi podía usar Helicóptero, aunque no estaba seguro si llegaría a tiempo, pues la habilidad era algo lenta de iniciar.

No hizo falta. Hábilmente, la vampiresa hizo pie en un Escalón de Viento provisto por Goldmi. Otro apareció un momento después justo en el lugar que lo esperaba, y otro, y otro. Bajó saltando de escalón en escalón, ante la sorpresa de alguno espectadores. El hechizo era poco habitual, aunque no extremadamente exótico. Sin embargo, la facilidad y elegancia con que Gjaki saltaba de uno a otro resultaba llamativa.

Más ordinaria fue la actuación de Eldi. Necesito varias veces de Equilibrio para mantenerse en pie en aquellos extraños Escalones de Viento, y era evidente que tenía dificultades para saltar de uno a otro. En cierta parte, eso alivió a la mayoría de los aventureros, que se sentían un tanto abrumados ante la agilidad de la vampiresa. Ver a alguien un poco más torpe, como ellos, resultaba reconfortante.

Aunque tampoco tuvieron mucho tiempo para admirar la escena. El flujo de enemigos era continuo, aunque el número de agujeros por los que salían era limitado. Quizás, el más molesto era el gusano que había atacado a Eldi y Gjaki, pues podía entrar y salir del terreno con facilidad. Se había ocultado tras el ataque, y todos temían su siguiente embestida.

Por ello, habían reforzado el suelo que pisaban, evitando así que los cogiera por sorpresa.

Lo que no sabían era que un Gólem de Fuego quemaba su interior, aunque también era corroído por el miasma. El Gólem de Oscuridad golpeaba las entrañas, aparentemente inmune a ese mismo miasma.

Había ocurrido todo muy rápido, y nadie se había dado cuenta de que había engullido dos Gólems de maná, que ahora estaban atacando el blando interior del gusano corrompido.



Una serpiente fue partida en dos, gracias a que los continuos hachazos de los tres aventureros habían siempre impactado a la misma altura. Se apartaron de golpe, sabiendo que antes de morir expulsaría su veneno corrompido. Una Cúpula de Maná lanzada por una atenta maga evitó que se extendiera más allá de los alrededores del agujero, evitando así posibles daños.

En cuanto la serpiente desapareció, un milfilos tomó su lugar. Era una evolución de un milpiés, en la que sus patas se habían convertido en peligrosas armas afiladas.

Su mayor debilidad eran las juntas que separaban cada uno de los segmentos de su cuerpo. Dichos segmentos constaban de dos patas y el cuerpo, y estaban protegidos por una especie de escamas. Atacando las juntas se podía restringir el movimiento del insecto, aunque había demasiadas como para que fuera una estrategia viable, en general.

Sin embargo, había allí no menos de una decena de arqueros, cuya puntería era infalible. Se miraron un instante para dividirse al insecto tal y como estaban situados, y empezaron a disparar flechas normales. Después, se fueron expandiendo hacia un lado u otro de su disparo inicial, inutilizando cada vez más de aquellas juntas.

Todos ellos miraban de reojo a la elfa con admiración. Ésta podía disparar las flechas de tres en tres sin perder puntería, y la habían visto usar otras habilidades y hechizos. Además, aunque de nivel ligeramente bajo, su equipo era de una gran calidad.

Pronto, el milfilos perdió la habilidad de revolverse, volviéndose su cuerpo rígido al haber perdido la flexibilidad de sus juntas. Eso le impedía defenderse de los ataques en los flancos, y apenas podía cambiar de dirección. De esa forma, era muy fácil restringir su movimiento con una simple roca que ahora era incapaz de escalar. Se había convertido en un blanco fácil.



Eldi reforzó una de las salidas que parecía tener más problemas. La piel del topo corrompido era inesperadamente dura, lo que le había permitido sobrevivir hasta ahora. Su largo viaje a través del subsuelo le había permitido absorber temporalmente algunos minerales para endurecerla.

Eso de por sí no hubiera sido un gran problema, ya que bastaba con ir debilitándolo poco a poco. No obstante, tras él había varios limos corrosivos, capaces de encontrar su camino entre los huecos que dejaba el mamífero. Por ello, ahora tenían que enfrentarse a dos limos y un topo.

Arañazos no solía ser muy eficiente, al hacer sólo daño superficial. Contra el gelatinoso cuerpo de un limo, podía penetrar mucho más profundamente, aunque los cortes no eran muy efectivos contra un enemigo capaz de separarse y juntarse a voluntad. Sin embargo, el hacha estaba imbuida con Toque Purificador, por lo que cada corte parecía quemar al limo, deshacer su esencia.

Miró de reojo a la elfa y está asintió, así que el alto humano dejó caer el hacha y empuñó la lanza que llevaba a la espalda. Prefería no sacar nada del inventario si no era imprescindible, para no llamar más la atención.

La blandió contra el limo para crear un boquete y retirarla. Normalmente, ese boquete que no tardaría más de unos segundos en desaparecer no sería muy efectivo, pero unos segundos eran suficientes para que una Flecha de Luz se introdujera en él. Cuando se cerró, el poder purificador de la flecha quedó atrapado en el interior del limo corrompido, purificándolo continuamente.

Eldi esquivó entonces con Respuesta Felina al topo, que cayó sobre su posición anterior con Apisonar. Podría haberlo esquivado normalmente, pero había necesitado un poco de tiempo para crear un Muro de Fuego, sobre el que cayó su enemigo.

Los otros aventureros aprovecharon para exponer al otro limo. Los ataques mágicos de los magos lo acabaron pulverizando.

Regreso a Jorgaldur Tomo IV: ReencuentroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora