Peleas (II)

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Cuando los dos bárbaros se abalanzaron hacia él, Eldi utilizó Pasos Rápidos para esquivarlos. Logró con ello colocarse al lado de la bárbara, poniéndola entre él y su compañero. De esa forma, por unos instantes, era un uno contra una. Aprovechó la ocasión para darle un Codazo en el costado, a la altura del estómago.

–¡Pegas como un niño!– se burló ésta.

Mientras lo decía, se volvió hacia él, al mismo tiempo que el otro bárbaro la rodeaba. Lo cierto es que le había dolido más de lo que esperaba, pero se negaba a reconocerlo.

Al mismo tiempo, otro bárbaro había atacado a Gjaki, creyendo poder fácilmente con las dos. Sin embargo, ésta había esquivado hábilmente, ganado la espalda, y simplemente empujado con fuerza.

El ataque no dañó al bárbaro, pero provocó que se abalanzara sobre Goldmi. Reaccionó rápido para alzar el puño y aprovechar la situación para golpearla, no esperando tropezar con algo. Aprovechando que llevaba el disfraz de reptiliano, la vampiresa había dejado la cola en el camino.

Aquello lo acabó de desestabilizar, provocando que cayera frente a la supuesta demihumana pantera. Ésta alzó su rodilla con fuerza, impactando en la mandíbula de su oponente.

–Duele...– se quejó la elfa, usando inmediatamente Curación Básica.

Claro que más le dolió al bárbaro, que se sintió por un momento aturdido. Intentó levantarse, pero se encontró que alguien le había agarrado ambos pies. Sin darle tiempo a reaccionar, se encontró dando vueltas en el aire como las aspas de un molino.

La vampiresa le había cogido de los pies y había empezado a girar sobre sí misma, provocando esa situación. Goldmi la miró entre incrédula y divertida, viendo como la velocidad aumentaba para desconcierto del aún aturdido bárbaro.

De repente, salió disparado, al haber sido soltado.

–Ja, ja. Esto marea un poco– se quejó Gjaki, aunque sin duda se lo estaba pasando en grande.

–¡Vamos!– la apremió la elfa.

Salieron las dos disparadas tras el bárbaro. Precisamente, en la dirección en la que Eldi había bloqueado uno de golpes de la bárbara gracias a Boxeo. Usaba continuamente Pasos Rápidos para rodearla, forzando así al otro bárbaro a estar todo el rato intento alcanzarlo.

Hubiera sido más eficiente que ella retrocediera un paso para atacar los dos a la vez, pero eso iba en contra de su naturaleza. Si podía golpear a su enemigo, ¿cómo iba a dar un paso atrás?

En ese momento, Eldi cambió de estrategia. Tras bloquear el golpe, en lugar de continuar rodeando a la bárbara, cambió de dirección y se encaró con quien lo perseguía, dándole un Cabezazo, pillándolo por sorpresa. Tenía la cabeza dura, por lo que no iba a noquearlo sólo con eso, pero sí que se quedó un instante atontado.

Su compañera quiso aprovechar para golpear al alto humano, pero pudo ver de reojo una sombra que se abalanzaba en su dirección. No tuvo más remedio esta vez sí de dar un paso atrás, para evitar lo que fuera que la atacaba.

Su compañero no tuvo tanta suerte. Se encontró con que otro bárbaro le caía encima.

–¿¡Cómo!?– se sorprendió ella.

No tuvo tiempo de buscar respuestas. Como una flecha, la elfa se abalanzó sobre ella, propinándole una ráfaga de puñetazos con Boxeo. La bárbara intentó contratacar, sin bloquearlos, pero un Codazo le llegó al costado, rompiendo totalmente su postura. Otro puñetazo le llegó del otro lado, directo a la mandíbula.

Eldi, Goldmi y Gjaki habían aprovechado la oportunidad para atacar a la vez, abrumándola. Ni siquiera sabía de dónde le venían los golpes, que no cesaban.

–¡AAAaaaaaargh!– gritó de dolor y rabia, extendiendo los brazos.

El Grito de Batalla logró quitárselos de encima por un momento, pero estaba terriblemente magullada.

Goldmi y Eldi se vieron empujados hacia atrás, mientras que Gjaki tuvo más suerte. Había retrocedido unos instantes antes, para ocuparse de los otros dos bárbaros que empezaban a levantarse.

A pesar de la diferencia de nivel, la habilidad no les causó apenas daño, ya que el objetivo de dicha habilidad era tan sólo apartar a los adversarios. También es cierto que, a pesar de esa diferencia de nivel, los tres compañeros llevaban Cuerpo de Acero y Puños de Acero. Eso compensaba en gran parte dicha diferencia, además de que los tres podían curarse con facilidad.

–Yo los entretengo, acabad con ella– se ofreció Gjaki.

–¿¡Creéis que podéis conmigo!?– gritó la bárbara, amenazante.

Aunque pronto frunció el ceño. Sólo tenía a la elfa delante. Quiso darse la vuelta, pero ya era demasiado tarde. Eldi la agarró por detrás, inmovilizándola con Abrazo de oso.

Era una habilidad que podía ser dolorosa para alguien sin una buena constitución física, pero que a la bárbara solo le resultaba molesta por no poderse liberar con facilidad.

Eldi no podría aguantar mucho, debido a la corpulencia de su oponente y la diferencia de nivel. Por ello, Goldmi no perdió el tiempo, usando Boxeo para seguir golpeando a la bárbara. No sólo ésta no podía defenderse, sino que los ataques dificultaban que se liberara.

Cuando Eldi la soltó, calló al suelo, noqueada.

Mientras, Gjaki había ido esquivando y golpeando a los dos bárbaros. Sus movimientos resultaban tan naturales y fluidos que parecían tremendamente fáciles, aunque pocos podían imitarla. De hecho, había atraído la mirada de algunos aventureros.

Quizás, lo más extraño era el poco uso que hacía de la cola para un reptiliano, pero no podía ejercer mucha fuerza con ella.

Su nivel estaba Disimulado en 92, por lo que la fuerza que podía ejercer era menor que la de sus rivales, de no ser por las bendiciones de Eldi. Eso sí, tenía Endurecer, que hacía cada uno de sus golpes extremadamente contundentes.

Por todo ello, los dos bárbaros la estaban mirando con cautela, en guardia. En los últimos intercambios, habían sufrido duros puñetazos, y cuando intentaban golpearla a ella, solo encontraban aire. Ahora, estaban quietos, mirándola con rabia, pero sin atreverse a actuar, recobrando el aliento.

Ella sonrió, provocándoles un escalofrío. Aunque no fue eso lo que les hizo girarse, sino un ligero golpe en sus hombros. Al hacerlo, se encontraron con sendos puños directos al rostro.

Tras la bárbara, Eldi y Golmi se habían acercado cada uno por un lado. La vampiresa había provocado que los bárbaros dieran la espalda al otro combate, pero ella lo había visto todo.

Los bárbaros se tambalearon ante los poderosos e inesperados golpes. Gjaki atacó inmediatamente después. Magullados y en inferioridad numérica, no tardaron en acabar como su compañera.

Regreso a Jorgaldur Tomo IV: ReencuentroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora