Hormiguero (II)

221 43 1
                                    

Ante el ataque conjunto de la lince y los tres compañeros, las dos hormigas apenas pudieron oponer resistencia. Sólo el ácido que Escupió una de ellas provocó algunos problemas, pero entre Molino y ¿Proyectiles a mí?, Eldi evitó que fuera a mayores.

Cuando la segunda hormiga abrió la boca para también Escupir, Goldmi se apresuró a evitarlo. Tres flechas con Acelerar entraron por la boca y crearon una Trampa de Viento. La terrible presión en un lugar tan pequeño hizo que la cabeza explotara.

Gjaki y Eldi se giraron, mirándola fijamente.

–¡Vale, vale, me he pasado!– reconoció la elfa.

Los otros dos se pusieron a reír. No era raro en el juego que la elfa destrozara a sus enemigos, gastando más maná del necesario. Es cierto que no le había pasado mucho desde que había llegado a Jorgaldur, pero había entrado un poco en pánico. Había querido evitar como fuera que la hormiga volviera a Escupir sobre sus compañeros.

No obstante, las risas apenas duraron un momento. Estaban en territorio enemigo y las hormigas seguían llegando. De hecho, las trampas que habían dejado atrás hacía rato que habían ido activándose. Pronto llegarían refuerzos para sus enemigos.

Cabe decir que la combinación de cualquiera de las trampas con Tentáculos parecía en teoría ser muy efectiva. Sin embargo, tras probarlo con varias combinaciones, habían comprobado que no era así. Trampas de diferentes individuos se dañan mutuamente. Si bien inicialmente pueden ser explosivas, la duración se reduce mucho, pues ambos manás se destrozan mutuamente.

Entraron por el túnel, que Eldi bloqueó con un Muro de Hielo y uno de Tierra. Durante los días anteriores, habían comprobado que la combinación confundía a las hormigas. El de Hielo las ralentizaba, mientras que el de Tierra les hacía creer que el túnel estaba bloqueado.

No podían usar el de Fuego, el más mortífero, pues consumía el oxígeno. En las cuevas, cerca de la salida, no era tan grave. Además, Goldmi podía renovar el aire con Tramontana. Sin embargo, en las profundidades, no era posible. Por ello, el uso de hechizos de fuego estaba limitado a Toque de Fuego.

Detrás de los Muros, Goldmi fue creando Abismos de Viento. Cuando sobrepasaran los Muros, se encontrarían con una desagradable sorpresa. Una tras otra.



A medida que avanzaban por el túnel, el número de hormigas soldado fue aumentando. No sólo eran algo más grandes y de mayor nivel, sino que su cuerpo estaba acorazado, lo que lo hacía más difícil de atacar. Incluso sus piernas eran más gruesas.

Ello implicaba que necesitaban más habilidades y hechizos para deshacerse de ellas, así que iban rotando. Había muchos enemigos, y debían racionar su consumo de energía y maná.

Goldmi ya no podía usar sólo flechas normales. Necesitaba al menos Flecha Penetrante para atravesar los ojos. El hacha podía seguir seccionando las piernas, pero ahora necesitaba dos o tres ataques. La lince seguía pudiendo atacar por sorpresa a sus enemigos, pero ni sus colmillos ni sus garras atravesaban con tanta facilidad sus defensas. Triturar y Desgarrar eran a menudo necesarias. Por supuesto, algo similar le sucedía a la vampiresa.

Eso hacía que los combates duraran más, lo que los hacía más peligroso, a no ser que usaran más habilidades y hechizos. Por lo menos, Goldmi había comprobado que una Flecha de Viento en el momento adecuado era suficiente para contrarrestar Escupir.

Lo más sorprendente era que de las hormigas soldado no parecía haber fin. En realidad, había muchas menos que de las trabajadoras, pero "muchas menos" seguían siendo cuatro dígitos.

No obstante, pronto establecieron un ritmo de crucero. Gjaki normalmente se colaba entre las piernas con Oscuridad mientras la hormiga avanzaba hacia la felina. Luego las cortaba, usando para ello Doble Filo o Perforar.

Ocasionalmente, sacaba el látigo para juntar dos de las piernas, aunque no a menudo. Cuando la hormiga caía, cabía la posibilidad de que su sangre sumergiera el arma que había quedado bajo ella. Eso la obligaba a meterla y sacarla del inventario, perdiendo así los Toques.

También había intentado colocar los hilos, pero las paredes no eran suficientemente sólidas, ni había nada donde atarlos.

Una vez la hormiga caía, entonces la Mordía o golpeaba en sus Puntos Débiles. Al mismo tiempo, la lince también atacaba.

Cuando era el turno de la lince, a veces atacaba las patas, y a veces Saltaba sobre la hormiga. Fuera cual fuera la opción, Eldi estaba esperando con el martillo para golpearla, o la lanza para atravesarla.

En el turno de Eldi, alternaba sus armas. A veces las ensartaba desde abajo con un par de lanzas mientras la hormiga trataba de ensartarlo con sus patas. Podía usar Jabalina, aunque prefería acercarse más y añadir Impacto Perforante.

Con el hacha, iba a por sus patas con Doble Filo, a veces Bloqueando alguno de los ataques. La hormiga no solía tardar mucho en caer, y ser rematada con ayuda de Gjaki, quien simplemente atacaba con dagas o látigo.

Tanto Gjaki como Eldi trataban de no gastar mucho maná. Lo reservaban para poner trampas o Muros en la retaguardia cuando hacían el relevo.

Goldmi los apoyaba desde cierta distancia, siempre atenta al Escupir de las hormigas. No sólo evitaba así uno de sus ataques más molestos, sobre todo en un estrecho túnel, sino que su propio ácido se volvía contra ellas. A eso, había que añadir una Flecha de Viento que entraba por su indefensa boca, atravesando al insecto por dentro. Totalmente confundido y distraído, era presa fácil para sus compañeros.



Con ello, después de muchos cientos de hormigas, habían llegado a nivel 72.

Goldmi había recuperado el hechizo Bola de Luz, bastante inútil para ella. Apenas lo había usado ni para iluminar. Lo tenía en 2.

En cuanto a habilidades, estaba Oprimir. Una vez atrapado su enemigo, por ejemplo con Enredar, las plantas empiezan a estrujarlo, amenazando con no dejarlo respirar, o incluso romper sus huesos.

Eldi tenía Autodestrucción, trampa de fuego que se activa ante una presencia cercana. Es especialmente útil para inutilizar Portales de Salida si son descubiertos, evitando caer en una trampa al usarlos. Lo tenía en 4.

La habilidad Abrazo de Oso consiste en coger a alguien con ambos brazos y apretar. Si no tiene armadura ni una constitución muy fuerte, puede llegar a romper algunos huesos. La tenía en 8, ya que era útil para inmovilizar ciertos enemigos relativamente lentos y resistentes. Una vez no podían moverse, sus compañeras los podían remataran con tranquilidad, por muy dura que fuera su coraza.

Regreso a Jorgaldur Tomo IV: ReencuentroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora