Juego de Shumil gemelos

Capítulo: 95. Ceremonia de unión de las estrellas. (Parte 1).

Pdv: Cattleya.

Me había esforzado al máximo para aprender todos los procedimientos y oraciones, para realizar correctamente la ceremonia de unión de las estrellas. Tenía que realizarlo correctamente a como diera lugar, de esto dependía que mi mentor me enseñara por fin a hacer mi bestia alta.

Rozemyne y yo habíamos hecho los arreglos, para que  los niños del orfanato pudieran ir al bosque a recolectar las frutas Taue para jugar a lanzárselos, como es la tradición en la ciudad baja para la ceremonia de unión de las estrellas. ‘Eso se oía divertido, yo también quería jugar. “Pero eso no es propio de una dama. ¡Caramba lady Cattleya!”. Eso diría la molesta Delia’. Aunque no sólo traerían para jugar, ya que también les pedimos que trajeran suficientes Taue para hacer mucho papel de Trombe.

*

Y así pronto llegó el día de la ceremonia de unión de las estrellas. Nuestras asistentes nos despertaron muy temprano en la mañana, y como siempre para este tipo de ceremonias nos dieron un largo y especial baño, con masajes con aceites aromáticos. Luego nos pusieron nuestras túnicas ceremoniales de Sumos Obispas, a la perfección, con todos esos adornos y fajas del color divino de la pareja suprema, en negro y dorado. También nos peinaron de forma muy elaborada, como chicas nobles de alto estatus, y lo finalizaron con las horquillas que nuestro mentor nos regaló para nuestro bautismo, hechas por nuestra familia plebeya.

Una vez listas, nuestros asistentes nos guiaron a la capilla dónde realizaríamos la ceremonia. Fran y Zahm nos guiaban, mientras que Lily nos seguía de cerca cargando la biblia del Sumo Obispo, como Wilma se haría cargo de los niños del orfanato, Lily nos acompañaba en esta ceremonia, junto con Rosina, quien luego nos acompañaría a la ceremonia que realizaríamos en el castillo, como nuestro músico personal.

“Las Sumos Obispas entran en la habitación”. Anunció nuestro mentor cuando llegamos a la capilla, y los sacerdotes grises abrieron las puertas lentamente.

En ese momento los sacerdotes azules hicieron sonar las campanas que anunciaba nuestra entrada. Rozemyne tomó las escrituras de las manos de Lily y comenzamos a avanzar por la alfombra del centro de la capilla, hasta llegar al pie de las escaleras donde nuestro mentor nos estaba esperando. Luego tomó las escrituras de las manos de Rozemyne, y la ayudó a subir con gracia al altar, inmediatamente después me ayudó a mí a subir con elegancia las escaleras, hasta la parte más alta del altar.

Una vez ocupamos nuestro lugar Ferdinand se dirigió a la multitud de parejas de “Muggles” que venían a casarse, diciendo. “Ellas son las nuevas Sumos Obispas que a puesto el archiduque”. Todos los presentes pasaron de la sorpresa o curiosidad, haciendo todo tipo de comentarios como; “Mira son tan pequeñas” o “Las niñas son idénticas” y otro respondió a este comentario diciendo,“Eso es porque son gemelas, tonto”. Pero otras parejas más respetuosas solo asintieron en comprensión.

Nuestro mentor luego de presentarnos, comenzó a relatar la historia del Dios de la oscuridad y la Diosa de la luz de las escrituras. En realidad él estaba narrando todo lo que Rozemyne y yo se supone debíamos decir, pero como nuestras voces son infantiles, eso le resta seriedad a la importante ceremonia, pero también es porque la voz de nuestro mentor se escucha mucho más fuerte y clara que las nuestras. Para finalizar el sermón Ferdinand dijo. “¡Alabados sean los Dioses!”. Todos adoptando la pose de oración, incluidos los novios por supuesto. Después de orar nuestro mentor volvió a hablar. “Ahora procederán a darte las bendiciones de los Dioses”. Dijo indicándoles a las parejas que se arrodillaran para recibir las bendiciones.

‘Bueno aquí vamos, esto tiene que salir perfecto’. Rozemyne y yo vertimos maná en nuestros anillos y comenzamos a rezar. “Oh, poderoso rey y reina de los cielos sin fin. Oh Dios de la oscuridad y Diosa de la luz, escucha mis plegarias……….”. Rezamos las dos al unísono, dando una gran bendición a todos los recién casados. Las luces de la bendición eran de color negro y dorado como la pareja suprema, las cuales se elevaron danzando hasta llegar al techo, y luego explotaron en una lluvia sobre los recién casados.