Capítulo: 85. La emboscada.

277 36 4
                                    

Pdv: Cattleya.

Me equivoqué, le fallé a mi hermanita, debí usar el mismo hechizo que utilizó ella, un “Desmaius”. Si hubiera utilizado ese hechizo, habríamos noqueado a ambos hombres dejándolos fuera de combate. Pero yo en ese momento solo pensé en alejarlos de mí y mi hermanita, por eso utilicé el “Depulso”. Aunque anoche antes de darnos la bendición de Schlaftraum, mi mentor trató de hacerme sentir mejor diciendo que el hombre era un soldado devorador, que no importaba el hechizo que le lanzara, el hombre habría explotado igual. Sin embargo, yo sabía que si bien mi mentor tenía razón en esto, y tal vez no podría haber evitado que el hombre explotara, si podría haber evitado que Rozemyne lo presenciara y tuviera que recordar cosas desagradables del pasado. Pero esto no volverá a ocurrir, no cometeré el mismo error dos veces.

Mientras comíamos un desayuno muy difícil de comer, nuestro mentor nos contó lo que sucedió con los secuestradores de anoche. Al parecer el soldado devorador al verse atrapado por el abuelo y el hermano Eckhart, se auto inmoló, para evitar que lo atraparan.

En cuanto al otro bandido, el cuál no explotó, fue enviado indirectamente por Verónica. El hombre en un intento por obtenernos, participó del intento de secuestro para ganarse el favor de su señora. Sin embargo, el soldado devorador fue alguien que le designaron como compañero, cuando le preguntaron quien, el hombre dijo que era un noble de la facción de Verónica, pero que jamás le vio la cara, ni le dio su nombre y tampoco se reunió directamente con él, siempre se comunicó por terceros o por medio de cartas. El hombre dijo que su contacto, afirmó ser un aliado de lady Verónica.

‘Entonces el “Boggart” otra vez. Pero una vez más no se le puede acusar de nada, ya que el idiota llevó a cabo el plan por su cuenta. Sin embargo, ese soldado devorador estoy segura que era de Gerlach. El maldito está utilizando a los secuaces del “Boggart” para atacar sin levantar sospechas sobre él. Bien entonces debo asumir que la probabilidad de una emboscada es casi un hecho’.

Nuestro mentor, también nos contó que padre karstedt había venido a noche a buscar al secuestrador, junto con un contingente de caballeros. Dijo que nuestro padre noble, estaba muy preocupado por nosotras. Aunque se quedó mucho más tranquilo, al vernos dormir sin problema y profundamente.

Pronto llegó el momento de partir, debíamos seguir con el recorrido de la oración de primavera y repartir los últimos pequeños cálices. Así que una vez más nos pusimos en marcha, en la bestia alta de nuestro mentor. Pero esta vez debía estar mas alerta, si ocurre la emboscada, debía atrapar a todas las ratas para obtener más información.

Al estar completamente concentrada y mortalmente seria, mi mentor me preguntó. “Cattleya, no estás demasiado silenciosa?. Dónde quedó tu entusiasmo de siempre?”. Esto lo dijo en su tono burlón y desagradable de siempre. Al ver que no me relajé ni respondí a sus preguntas, él continuó hablando. “Ya te dije Cattleya, no necesitas preocuparte por nada de esto, nosotros nos encargaremos de todo y las protegeremos”.

Aunque mi mentor dijo esto yo ya estaba completamente en modo “Depredador”, necesito estar concentrada, ya que estamos en medio de una cacería, debo estar lista para atacar. Continuamos avanzando y entregando los pequeños cálices de una mansión tras otra, hasta que llegó el momento de reunirnos con los carruajes.

Cuando sentí a mi hermanita tensarse detrás de mí, lo supe, habíamos llegado al lugar. Entonces pregunté. “Dónde están los carruajes mentor?”. Nuestro mentor nos había dicho que tenía un artefacto mágico, conectado a los carruajes con el cual sabía la posición exacta de su ubicación, algo parecido a un GPS.

“Si, Ferdinand, no logro verlos”. Dijo Rozemyne preocupada de que no los alcanzáramos a tiempo, ya que las cosas están ocurriendo diferentes a sus recuerdos del tejido anterior.

Juego de Shumil gemelosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora