Juego de Shumil gemelos

Capítulo: 161. La confesión.

Pdv: Ferdinand. Ceremonia de entrega de premios.

Al llegar a los aposentos, donde había ocultado a mis Diosas. Ellas ya habían terminado de almorzar y se veían muy felices de verme. Las dos tontas son tan obvias en sus gestos, la forma en que se iluminan sus rostros al verme.

“Hola mentor, te ves muy contento. Pasó algo bueno?”. Saludó Cattleya, notando mi satisfacción de ver a mi mayor enemiga, en el suelo revolcándose en la miseria a mis pies.

“Si, Ferdinand se ve feliz, y muy apuesto en éste momento”. Dijo Rozemyne con las mejillas sonrojadas y de forma tímida.

“Eso es porque mi Lord, obtuvo algo de venganza hace unos momentos, contra Verónica”. Respondió en mi lugar Eckhart, con una sonrisa satisfecha en su rostro.

“Oh, eso debió sentirse bien, verdad mentor~?”. Preguntó mi Diosa traviesa, con una sonrisa malvada en su rostro.

Ante su pregunta, yo me adelanté hincando la rodilla ante ellas, diciendo mientras sacaba las pociones de mi cinturón. “Luego les informo de eso. Primero beban sus pociones y sin protestas, son las con el sabor mejorado”. Dije entregándoles sus pociones a cada una, instándolas a beberlas.

Algo que hicieron obedientemente las dos. Luego me entregaron las botellas de las pociones vacías. Las cuales puse de regreso en mi cinturón, diciendo. “Muy bien mis pequeñas Diosas. Ahora les informaré el motivo de mi buen humor. Aunque ustedes ya deberían saberlo, no es así?. O ya olvidaron sus desvergonzadas acciones, de hace un rato?”. Yo pregunté con diversión, recordándoles el cariñoso abrazo que me dieron.

Al decir esto, mis Diosas desviaron la mirada avergonzadas, en una extraña actitud tímida y linda, por lo que yo pregunté. “¿Qué sucede mis pequeñas Diosas, porqué están tan calladas?”.

“N-nada Ferdinand, es solo que te ves muy guapo con tu horquilla y tu capa. Además, nos alegra hacer feliz a nuestro prometido”. Dijo de manera dulce mi Diosa bondadosa, sin mirarme directamente. Esta actitud tímida, era tierna en Rozemyne.

“Bueno mentor……..digo, lindo prometido. Lo de hace un rato, fue un momento de debilidad, que no se volverá a repetir. Mmm….. Pero no prometo nada~”. Dijo esto último Cattleya, en ese tono juguetón, junto a esa sonrisa traviesa. La cual le daba una actitud bastante coqueta y descarada, que hacía solo para molestarme. Seguida por una Rozemyne, con las mejillas pintadas con el noble color de Geduldh, diciendo. “Uhmm…….. yo tampoco prometo nada, Ferdinand”.

Esto era casi una promesa, de que seguirían haciendo este tipo de cosas desvergonzadas. Ante éste descaro de mis Diosas, yo reprimí el impulso de pellizcar sus suaves y sonrojadas mejillas. Pero en vez de eso, me puse de pie y les indiqué a mis Diosas que tomaran asiento, para informar todo lo ocurrido con Verónica. Todo bajo el hechizo “Muffliato”.

“Yo mismo, le acabo de meter por la garganta el “Veritaserum” a Verónica, antes de venir aquí”. Yo informé con una sonrisa complacida y maliciosa.

Luego de decir esto, continué informando, que Bonifatius junto a karstedt, se estaban haciendo cargo de custodiar a Verónica, en éste momento. Ya que es un completo secreto, que ella está aquí, fuera de la torre de marfil. Asimismo, informé que el juicio público comenzará, justo después de la ceremonia de entrega de premios, y los anuncios.

Se supone que después de esa ceremonia, mis Diosas deberían ir con el resto de los niños de su edad, para socializar. Pero yo que las conocía bien, estoy muy seguro de que después del juicio de Verónica, se sentirán enfermas y lo más probable es que quieran más abrazos.

‘¿Tal vez debería llevarlas con su familia adoptiva?’. Yo pensé mientras las miraba con preocupación.

“Creo que lo mejor, por su seguridad y por su propio bien. Es que después del juicio de Verónica, las saque del castillo lo más pronto posible”. Yo dije, pensando solo en mis pequeños Shumil, y priorizándolas como juré hacerlo.